Es momento en que la ciencia juzgue a la
política y como ya sucedió en 1840, fecha en la que el pueblo español
renegando de la política, empezó a poner
sus ilusiones en la eficacia de una Administración, que practicada por personal
capacitado, le trajese no solo la paz y buen orden que son la base de todo
bienestar, sino el mismo bienestar y la prosperidad en todos los aspectos a que
puede tender la humana inclinación. En España la década prodigiosa de 1840-1850
española produjo un pensamiento administrativo en el que las diferencias entre
la Ciencia de la Administración y el derecho eran inútiles e innecesarias.
Desde
un enfoque sistémico-funcional-contingente sobre el fenómeno administrativo y nuestro
entorno inmediato, podríamos desde una lectura neoconductista sobre el
comportamiento político-administrativo - no obstantes sus limitaciones - formular una suerte de hipótesis
o prehipótesis fuertes en torno a
las siguientes cuestiones, son fruto de la observación directa, comprobación,
deducción e inducción;
- La
corrupción en un sentido funcional, como
una perversión de los fines a conseguir mediante determinados recursos
ordenados, no es de la Administración
Pública, sino sistémica. Ni la Administración ni el mercado satisfacen necesidades reales
de las personas, al contrario las crean. (Como sucede con la radiografía o cesárea
que no es necesaria, el impuesto injusto, el interés particular en lugar del
sustentado en el bien común, el técnico que cobra el doble por una pieza de
repuesto sin valor añadido, ello, la Universidad que ofrece formación
específica sin estar capacitada, los servicios religiosos bajo precio como ha
denunciado el actual Papa …)
-
La creación de puestos de trabajo del modelo
industrial, ha sido sustituida en buena parte por la creación de la necesidad
artificial de bienes y servicios, la economía sumergida, la corrupción, el
neofeudalismo, el crimen organizado, el engaño. Y a este juego se apuntan todos,
posiblemente por supervivencia. El sistema económico-social es sustancialmente
depredador lo que tampoco es nada nuevo en la historia, aunque ahora
innecesario y más bien explicable en aquello de que los vicios privados generan
virtudes públicas como bien se explica
en la fábu8la de las abejas de Mendeville.
-
En términos ortoprácticos, lamentablemente in
mala partem, el liberalismo económico
actual es un rotundo fracaso. Necesita para subsistir de monopolios, de intervenciones públicas, de
subvenciones o de restricciones a la
competencia. Con Von Humbolt
y Smith
y una Administración Pública de
mínimossobre las actividades definitorias de ROSE, no se puede utilizar la Administración Pública como
empresa de una facción política.
-
Esta convicción en la historia es la que arrumbó a la Ciencia de la
Administración - y en especial a Von
Stein, atrapado entre el marxismo y el derecho liberal - y la eclipsó detrás del Derecho
Administrativo. Ni Forsthoff pudo conseguir la ‘vuelta a Stein’, ni Jordana de
Pozas la ‘vuelta a Colmeiro’.
-
Las alusiones al modelo liberal lo son
porque en el ‘limbo administrativo actual’, este modelo ahora es el único que puede condicionar un
modelo administrativo inmediato – con su filosofía y argumentación administrativa propia –ante el
colapso el telón de acero, desnortada
la socialdemocracia, adulterada la democracia cristiana y agotada
la tercera vía.
-
La Ciencia de la Administración en su
dimensión política fundamentalmente pretendía una organización colectiva moderna
para el progreso humano individual y colectivo que demandaron las revoluciones
políticas y sociales de 1789 y 1848. La fundamentación
teórica de la Ciencia de la Administración
conlleva una dimensión aplicativa
en el momento político de asunción de los cambios institucionales (equidadparetiana,bien
común,buen gobierno,…) para que luego
sea aplicada la técnica en la organización (eficacia, eficiencia, tecnología,…)
-
Si el momento político está ocupado en sus luchas democráticas por el poder
republicano, no se ocupa, ni le interesa
el cómo hacer las cosa mejor. Es
más le preocupa de que una instancia de
autoridad epistemológica y/o deontológica le diga cómo hacer mejor las cosa
evidenciando al perversidad de su labor.
-
La utilización por una facción política de
la Administración Pública como empresa de poder económico, institucional o
contrapoder frente a otros, es en el tiempo similar a las luchas consulares de
la república (Mario vs.Sila, Pompeyo vs. Sertorio,Marco Antonio vs. Octavio,…)
Es democráticamente un fracaso reconocer
que los desarrollos administrativos en la historia, vinieron fundamentalmente con
fórmulas monocráticas tales como la de Octavio Augusto, Napoleón o Mussolini.
No obstante podemos apuntar al haber democrático en términos de mejora
administrativa –cuantitativa y cualitativa - el New Deal y el modelo de
postguerra europeo (socialdemocracia -, democraciacristiana-neocorporativismo) Finlandia
en su crisis de los ’90 y Noruega con su pacto social 1999-2005 merced a un
gran pacto social.
-
En el sistema socio-económico de hoy –
más causal que casual - no existe en el acervo sociológico dominante una creencia
en la presunción de la buena fe contractual, la confianza legitima en la Administración, la conformidad a derecho de
los actos administrativos,… y demás principios socio-jurídicos destinados a
promover el desarrollo económico. Por el contrario sí hay presunción de buen hacer en las
aplicaciones tecnológicas, soluciones técnicas, de la denominadas ciencias
empíricas, positivas,…
-
El sistema político-administrativo es incapaz por el momento para gestionar en
términos de gobernabilidad, los retos del cambio de era (cross modern) y, en especial, su impacto en el sistema económico.
- El
sistema no ha colapsado a pesar de la ineptitud/corrupción gracias al
equilibrio de poderes, y en especial al pretorianismo judicial reparador. Más
que nunca en la actualidad es palpable aquello de que ‘Juzgar a la
Administración es también administrar’, como ya nos dijera la Ley francesa de
la Asamblea Constituyente de 24 de Agosto de 1790 y artículo 44 de
la Constitución napoleónica del año VIII).
- Fruto del abuso del poder administrativo y
de la vulneración de los principios constitucionales del mérito, imparcialidad,
… es el cambio en la jurisprudencia del Tribunal Supremo de los últimos años
rectificando a la anterior doctrina de la discrecionalidad técnica que
postulaba la exclusión del control judicial de las calificaciones de los
exámenes y de las pruebas de aptitud e idoneidad profesional por tratarse de
juicios técnicos que los tribunales no pueden criticar y, menos aún, corregir.
La nueva jurisprudencia exige expresar las razones, no meras puntuaciones, y no
duda en sustituir, incluso, los juicios emitidos cuando sea evidente su error.
- Todo apunta a que al político común no le interesa la Ciencia de la Administración
porque le resta poder y arbitrariedad y le impide protagonismo en la decisión, y en
buen parte, también sucede, con el funcionario que es soberano en su técnica. Ello sin hablar de las desviaciones y
perversiones que no solo obvian la ciencia sino también el derecho.
- Sólo los políticos capacitados en aptitud y
actitud para la Gestión Pública desean contar con el mérito a su lado y poder obtener
el máximo fruto de la dimensión
aplicativa de la ciencia, al maximizar el resultado de sus decisiones, en
términos de racionalidad organizativa – eficacia factible y eficiencia posible
-, y lo mismo, con los funcionarios porque su técnica será fácil como consecuencia
de la ciencia aprehendida.
- Lo que en sociología de la organización se
llama identificación normativa y compliance de sus miembros es incrementada en función del poder administrativo y compensación
económica dentro de la organización. La identificación ideológica – política,
religiosa, institucional, axiológica -, desaparece cuando la organización atenta
al patrimonio material del individuo o cuando ya se ve protegido por ella.
- Lo
anterior se explica también en sede de sociología de dominación weberiana y significa que el único orden predictible
hoy, es el legal burocrático. Sin embargo este es fungido por el carismático y tradicional en función de factores que deberían estar superados para estos tiempos de las sociedades
avanzadas, esto es el miedo y sumisión para la supervivencia.
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