domingo, 30 de octubre de 2011

Administración Pública y soluciones al problema del desempleo (1)

Según la EPA la ocupación registra en el tercer trimestre de 2011 un descenso de 146.800 personas, hasta un total de 18.156.300. El número de parados aumenta en 144.700 personas y alcanza la cifra de 4.978.300, situándose en 21,52%, mientras que la tasa de actividad permanece por encima del 60%.
Mencioné en anteriores entradas - Pleno empleo, ¿utopía?(1) ; la Administración Pública y E-administración, neoburocracia y mcdonaldización - que en la ecuación final falta por resolver qué tipo de Estado democrático y social se va a configurar ya que dado que los postulados del estado de bienestar keynesiano ya no se dan. Como también dije y cada vez tiene mayor actualidad un estudio de la comisión europea de 1995 reflejó que entre 1975 y 1995, mientras el volumen de la riqueza producida en los países miembros aumentó el 80%, el empleo total sólo se incrementó el 9%.
Esto me preocupa por pese a las medidas de recortes y más y nuevos recortes el para sigue subiendo, Ahora les toca a los proveedores de la Administración Pública que no cobran. La Administración Pública está, como nunca, metida en una dinámica perversa sin igual. No paga al administrado cuando incumple sus funciones, no le paga porque se gasta el dinero, que está para pagar a los funcionarios, políticos y proveedores que normalmente son los que han causado el mal (vg. Responsabilidad Patrimonial y obras públicas, sanidad …)
Pero como no hay dinero no sólo niega su responsabilidad frente a la víctima sino que ahora tampoco paga a los proveedores. No paga las minutas de los profesionales ni las facturas o certificaciones de los proveedores. Si les pagase no podría pagar a los políticos y a los funcionarios, y eso sí que no, de momento.
Siempre me pareció que los administrados eran los principales destinatarios de la acción administrativa, por mor del principio de buena administración. Repetiremos una vez más, aunque sea por catequesis que este principio también denominado “sana gestión”, o “buen hacer administrativo” supone el conjunto de reglas que rigen la gestión de las instituciones públicas y que impone a estas últimas un comportamiento que permita alcanzar un equilibrio entre el respeto de los derechos de los administrados y la preservación de buen funcionamiento del sistema de Administración Pública.
Íntimamente ligado se se encuentra el buen gobierno como dinámica de óptima asignación y gestión de recursos para responder a problemas que afectan al interés general. De su parte la buena institución sería aquella que lleva a cabo con eficacia la tarea que le ha sido encomendada, pero manteniendo un gran respeto por y con otras instituciones o sus valores. La institución es buena si es capaz de elaborar reglas que restrinjan la maximización individual cuando es colectivamente destructiva, y si además, es capaz de hacer cumplir estas reglas.
En líneas de principio no parece que haya mucha bondad, por ser perversa y claramente contraria a la bonhomía, en la dinámica perversa, cuando resulta que los primeros destinatarios de los dineros públicos son quienes la gestionan temporalmente, y los últimos o definitivamente ninguneados son los verdaderos titulares de la Administración Pública; los ciudadanos que la mantienen con sus impuestos, esto me suena a lógica irracional.
De momento el paro añadido por el impago a proveedores está ahí ya.

domingo, 23 de octubre de 2011

Administración Pública y presión social (y 2): … se recurre al ERE temporal.

Como no es mucho lo que hay que esperar de los políticos y un poco menos de sus asesores, hay que reducir la presencia política en la gestión, por un tiempo prudencial. En su lugar podemos escuchar a la presión social que hable por sí misma. Políticos sí pero que no toquen el sistema administrativo, que jueguen al monopoli en sus casas a cambio de un sueldo-pensión. Estos deberían pasar a una suspensión de funciones, o un ERE temporal - hasta que salgamos de la crisis.
En el ínterin podríamos llamar a ingenieros industriales, a magistrados o incluso a algún para que aportaran algo de racionalidad, respeto a la norma y criterios de justicia.
En tiempos de desolación en la historia se ha recurrido a las dictaduras, los gobiernos militares, a los de concentración, a los protectorados o los tecnócratas. Yo propongo que atendiendo a la presión social y hasta que encontremos un modelo político capaz de asegurar o mantener una alternativa con pretensiones de sostenibilidad como la del Estado del bienestar de los años 1945-1975 (socialdemocracia-democracia,cristiana-neocorporativismo), hagamos un paréntesis desde, por ejemplo, lo siguiente:

- Las autonomías que no pueden salir de la crisis financiera que ellas mismas han provocado recurran a las ayudas del Estado bajo un proconsulado tutelar en los organismos económicos. (véase este cuadro de la situación financiera que acompañamos)
- Que las decisiones de estos gobiernos sean tuteladas ex ante por organismos de carácter. Diríamos en una lógica similar al del Bando de España-entidad intervenida.
- Como es muy difícil que los gobiernos pidan explicaciones a sus correligionarios, debería ponerse en funcionamiento una campaña de manos limpias (judicatura, fiscalía, abogacía el Estado…) para restituir a las arcas públicas de sobreprecios en las contratas, adjudicaciones ilícitas y demás bondades para el erario público y el estimulo de los contribuyentes.
- Los partidos políticos podrían sustituir a los sistemas de empleo público para la política de empleo pues han demostrado ser muy eficaces para la colocación de desempleados n incluso de la gente sin formación en sectores muy sensible al teckné.
- Los sindicatos y asociaciones empresariales podría revisar sus funciones, fines y objetivos en pro de una cultura del esfuerzo, alejada dela subvención y potenciadora de los mecanismos de economía social.
- Que en materia de decisión política se vayan abandonando las dinámicas incrementalistas y de elección racional en pro de otras de deconstrucción del desorden, hasta la argumentación administrativa nueva
- La ciencia y el pensamiento deberá ordenar las ideas de los movimientos sociales en pro de su sistematización y aplicación factible.
- Las descripciones (por citar algunas) de Vattimo, Bauman, Beck (postmodernidad, modernidad liquida, sociedad del riesgo) deberían dar lugar a prescripciones sobre la salida del modelo decadente de la sociedad post industrial.
- La sociedad – amorfa – debe seguir presionado para mayor democracia real, y la par reeducarse a sí misma en pro de un real progreso social, que lime las diferencias negativas que todavía permiten el caldo de cultivo para la perversidad.

Ya que el sistema no funciona por colapso, no ha funcionado en los momentos de prosperidad, no tiene soluciones para el futuro, mejor será que si esta no cueste demasiado, y se dedique a auto destruirse por vía deconstructiva. Una buena solución anterior al cierre por defunción, es la administración concursal y el ERE temporal de los políticos, por causas productivas y organizativas.

A septiembre de 2011 La comunidad autónoma con mayor volumen de deuda entre abril y junio fue nuevamente Cataluña, con 38.530 millones de euros, cantidad que representa el 28,9% del total de la deuda acumulada en el conjunto de las comunidades.
Después de Cataluña, se situó la Comunidad Valenciana (20.547 millones de euros), que vuelve a ocupar el segundo lugar por delante de Madrid, cuya deuda ascendió a 14.798 millones de euros. Entre las tres, acumulan el 55,47% del total del endeudamiento regional. A continuación, figuran Andalucía (13.545 millones de euros), Galicia (6.923 millones), Castilla-La Mancha (6.267 millones), País Vasco (5.382 millones), Castilla y León (5.071 millones de euros), Baleares (4.561 millones), Canarias (3.422 millones), Aragón (3.332 millones) y Murcia (2.719 millones). Completan la lista Extremadura (2.017 millones), Navarra (1.994 millones), Asturias (1.956 millones), Cantabria (1.196 millones) y La Rioja (910 millones).

Administración Pública y presión social (1): cuando falla la producción política …

Ya vimos en el mes de mayo pasado unas entradas sobre “La deconstrucción político-administrativa (1 a 4)” en las que desde la idea de destrucción creativa Schumpeteriana, hablamos de la necesidad de hacer las cosas de distinta manera desde soportes institucionales nuevos, construyendo nuevas estructuras y sistemas organizacionales, acordes con las exigencias ambientales.
En todas las denuncias sociales aparece la constante del despilfarro y la ineficacia de muchas de las instituciones. Ineficacia y despilfarro que se debe al perfil delos sistemas de cooptación para la provisión de los puestos. Muchos no son gente de bien, ni hacen bien las cosas. Son fracasados en negocios privados que hacen el agosto en el negocio público. Ya sé que esto que voy a decir no se compadece muy bien con el desorden establecido, ni los cantos de sirena de los movimientos sociales. El caso es que el producto político, - el output en sentido organizativo - no es ya el que era, ni es el que espera el ambiente, para resolver los problemas del entorno. Mas bien podría decirse que se funciona a mínimo gas por mor de la inercia del aparato administrativo.
Ni me gusta lo que hay, ni me fio de lo que se promete ni tampoco confío en las movidas de indignación, si quiera que fuese porque están muy cargados de razón emotiva y faltos de reflexión (Bauman dixit) para un salto a la política activa.
Para solventar el despilfarro hay que actuar sobre la estructura, por lo tanto cara a los próximas elecciones apoyemos a quienes promueven – con todo lógica y razón a quienes pides la desaparición/reducción del Senado, de las Diputaciones, y un ajuste muy serio en la gestión autonómica, con devolución de las políticas importantes al Estado (sanidad, seguridad, educación, Universidades,justicia, urbanismo,…)
En la deconstrucción hay que apoyar la reforma del sistema electoral pro bipartidismo que permite el reparto de puestos en los órganos de representación, los consultivos, e incluso en la justicia. Como los niños han roto el juguete hay que quitárselo, y lo mejor para no jugar al balón y romper cosas es quitar el balón, en este caso el institucional. Las autonomías y gobiernos locales podrían dedicarse a cosas que sí han hecho bien o muy bien. Me estoy refiriendo a los parques naturales, la reconstrucción del patrimonio histórico y cultural, la gestión medioambiental o insfraestructuras.
Por citar algo plausible, evidente, verificable y mesurable me refiero por ejemplo a El Saler y el cauce del rio turia en nuestra ciudad de Valencia. Puede observarse que ambos fueron reivindicaciones sociales de su época (‘El llit del turia es nostre y es volem verd’ y ‘El Saler per al poble’) en la que el político ha depositado la gestión en los técnicos. Recuerdo a un Director General con el que estuve colaborando hace unos años, cuando todavía se tenían en cuenta iniciativas de incremento del valor público, del que con el tiempo, ya retirado, un funcionario me dijo los buen gestor que había sido por respetar escrupulosamente la gestión técnica.
De poco sirve que la Ciencia de la Administración busque fundamentación para una mejor gestión si el político anda en otros tejemanejes. Tal vez este sea uno de los males genéticos de la ciencia administrativa.

De vuelta a los arcana

En la antigua Ciencia de la Policía se llamaban ‘Arcana’ –de imperii o de dominación - a los instrumentos políticos para defender al régimen estatal absolutista de sus enemigos y garantizar la detentación del poder y habilitaban al soberano para defenderse y atacar a sus enemigos estamentales. Las arcanas enseñaban al monarca cómo imaginar estratagemas y simulacros que hicieran pensar a los gobernados que su régimen era democrático o popular, cuando las políticas efectivas en prácticas autocráticas y hasta tiránicas.
Estos instrumentos estaban basados originariamente en la razón de Estado, de Maquiavelo, fueron sistematizadas por Botero y formalizados por autores como Clapmarius o Naude. El primero de ellos distinguió entre los arcana imperii, referidos a la situación del poder existente en los tiempos normales y para el mantenimiento de la plebe contenta y quasi fascinata se encontraban aquellos que suponían la concesión de derechos vacíos (iura inanaia) apariencias de libertades (libertates umbra) imágenes irreales (imago sine re). De su parte los arcana de tipo dominationis se ocupan de la conservación del poder de los príncipes.
Hoy en día, y en los momentos de más rabiosa actualidad se ha entrado en una dinámica muy similar a la del recurso a los viejos arcana. Vemos bajo diversas especies (políticas simbólicas, engaños, marketing político,... como todo – en contra del clamor mayoritario -se mantiene inalterado el status quo. Los arcana actuales son ejercicios de gatopardismo en lugar de actitudes francas y eficaces para que cambien los políticos o de que se cambie la política, para terminar de terminar de verdad con la ineptitud,vulgaridad, la grosería y zafiedad.
La acción política sincera y eficaz será aquella que de una parte esté por depurar responsabilidades en quienes nos han llevado a esta situación, abandonando el recurso del victimismo y de la imputación de responsabilidades ajenas. También es aquella que nos muestre con claridad la realidad y los pasos a seguir para superar la crisis actual.
No hay ofertas de modelos alternativos a la economía industrial que permitió financiar el Estado del Bienestar, no hay explicaciones de por qué precisamente el modelo liberal de estos veinticinco años, lejos de reducir el déficit, ha hecho justamente o contrario, hasta colapsar el sistema. Me temo que o en nombre de lo público se ha despilfarrado mucho dinero a favor de intereses privados o se ha creído ingenuamente que la economía del ladrillo y la financiera, así como la economía de la frivolidad y del engaño podría sustituir la capacidad financiera el Estado industrial.
Los arcana de ahora sirven para desviar la atención de la ineficacia de la acción de gobierno nacional y autonómica así como la insuficiencia de la oferta electoral para superar los cambios del modelo político y económico que ha surgido. Sirven para la mera supervivencia de la nomenclatura política, sirven para repartirse lo que queda o que vendrá del botín público.
Veamos unos ejemplo de la oferta actual de Arcanas en la ley de dependencia (iura inanaia); separación de poderes-igualdad en la justicia-democracia económica (libertates umbra); campus universitario de excelencia (imago sine re), para darnos cuenta, del cuento de siempre, contado reiteradamente por los mismos.
No sé si necesitamos un ejercicio katarquico de ‘manos limpias’, tampoco sé muy bien quienes sería las manos que deberían limpiar la zafiedad, pero todo apunta a que no pueden ser quienes permitieron a sus colegas determinadas tropelías, y tampoco quienes se aprovecharon de ellas. Tal vez lo mejor sería dejar de mirar atrás, ante u futuro cierto, una amnistía si se restauraran las arcas públicas por sus despojadores. Mientras no haya cosas que inventar, podría perderse el tiempo político en minimizar los efectos del espolio, es decir, exigiendo las responsabilidades oportunas.
En la transición muchos de los mejores colaboraron en el objetivo democrático, los objetivos de cambiar merced a la crisis es ocasión para los mejores contemporáneos, para los que miran hacia el mañana, sin recurrir los arcana del pasado.

El bucle de la educación

Es conocido el «bucle reformador» de Morin al reflejar que las reformas no son únicamente institucionales o sociológicas, son reformas mentales que necesitan un pensamiento distinto, una revisión de los términos aparentemente evidentes de la racionalidad, de la modernidad y del desarrollo. La reforma del Estado, la reforma del espíritu y la reforma de sociedad se necesitan mutuamente. La reforma del espíritu requiere una reforma de la educación que depende, de la reforma previa del pensamiento político. Existe pues, una relación circular entre esas reformas que dependen unas de otras. La «política de civilización» debería contribuir a la reforma de la vida, la cual debería contribuir a la política de civilización. Reforma ética, reforma de la vida, reforma educativa, reforma social y reforma del Estado son interdependientes y se nutren mutuamente.
Un artículo de 1997 intitulado 'La incultura sentimental' del psiquiatra Enrique de Rojas apostaba a por edificarnos psicológicamente en una dinámica de educar las emociones. La lógica y discurso del autor supone educarnos para una inteligencia emocional, una racionalidad emotiva en lugar de dejarnos arrastrar por la vulgaridad y primariedad de los sentimientos y emociones populacheras.
En el marco de una cultura occidental promovida hacia el racionalismo económico y el grosero utilitarismo de las cosas y personas, es fácil dejarse llevar por emociones provocadas hacia el elogio de un bienestar material, facilón y frívolo.
El autor aboga por educar a los sentimientos, esto no es nuevo, otrtas culturas como la indú lo hacen,. En el pasado otras posiciones filosoficas lo propusieron pùes los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan sólo siendo ajeno a las comodidades materiales, la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud.
Hoy esto es más difícil, debido a la debilidad del hombre frente a los males congénitos (miedo, el dolor, el fracaso,.. ) Nos encontramos en esta tesitura en un momento histórico de débil afianzamiento de los valores y sentimientos como resulta de la tesis de ‘Modernidad liquida’ del sociólogo Bauman, quien en esta dinámica recientemente ha señalado que al movimiento indignados le sobra sentimentalismo y la falta reflexión, al señalar que El 15-M es emocional, le falta pensamiento.
Esta falta de cultura racional de los sentimientos, más motivados por prejuicios que por juicios puede tener su relación con el actual bajo liderazgo carismático en lo político y religioso, que ha cedido terrenos en pro de la dominación racional burocrática, que nos otorga más seguridad en nuestras decisiones . Mientras que buena parte de nuestra vida y sus decisiones se encuentran en una suerte de jaula de hierro (Weber) sustentada en el utilitarismo y la predictibilidad, las emociones que nos harían ser más humanos desde la perspectiva espiritual se haya sometida a otra suerte de frivolidad alienante y pasajera.
El citado Bauman lo expresaría de la siguiente manera ; “ La incertidumbre en que vivimos se debe también a otras transformaciones entre las que se cuentan: el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al individuo, o la renuncia al pensamiento y a la planificación a largo plazo: el olvido se presenta como condición del éxito. Este nuevo marco implica la fragmentación de las vidas, exige a los individuos que sean flexibles, que estén dispuestos a cambiar de tácticas, a abandonar compromisos y lealtades”.
Puede concluirse que la sociedad actual precisa de la recuperación de ciertos valores tradicionales, adaptados a nuestros tiempos en la dinámica positiva de progreso material y espiritual (valores democráticos, justicia, igualdad, solidaridad,mérito, esfuerzo...).
Estos valores deberían culturizar las emociones, para que nos sintamos bien o mal en función de los hechos y acontecimientos, que pueden valorar positiva o negativamente en función de los valores sociales adoptados.