Muy oportuna nos resulta la distinción entre Ciencia de la
Administración y técnicas
administrativas en la medida en que la primera estudia los principios generales
de la organización de la Administración
y de la acción administrativa de esta y de otros poderes del estado para tratar
de alcanzar la máxima eficacia en el cumplimiento de sus fines. La técnica de la
Administración sería la aplicación
del conjunto de conocimiento procedentes de otras ciencias, con el propósito de
lograra el mayor rendimiento y productividad en el actuar de la Administración Pública.
Si contemplamos la Ciencia de la
Administración en su dimensión política y técnica y mantenemos un enfoque
sistémico y funcional, podemos mantener que es el subsistema político el que
entorpece el planteamiento científico de la
Administración Pública, pues ni lo conoce, ni lo entiende ni tampoco le
interesa, entre otras cosas porque lo haría prescindible en buena parte. Las técnicas
administrativas – de las que sabe algo el funcionariado – no pueden aplicase
como expresiones científicas si el poder político no asume los principios
políticos– a los que se refiere vg. De Valles- y reglas técnicas de la Ciencia de la
Administración, como son los que fundamentarían la denominada teoría clásica de
la Administración Pública de respeto a
la separación política- Administración; buscar el bien común; respeto a la ley
y al derecho administrativo; Administración como Estado que trabaja;
meritocracia; lógica burocrática frente a la dominación carismática/tradicional;
POSCORB; liderazgo capaz; toma de decisiones racional; eficacia/eficiencia;
evaluación de resultados; la teoría de la
organización aplicada a la Administración
Pública; un énfasis en el control y diseño organizativo; aplicación de las
ciencias del comportamiento organizativo; neoinstitucionalismo; modelo de la
elección pública y su dependencia de la
economía política, …).
Cuanto
un sistema político administrativo carece de una institución del análisis y
evaluación de políticas como incuestionablemente sucede en España, cuando
tampoco existe una dirección pública profesional, cuando el nivel de interfase
se provee con cargos políticos al igual que los lugares predirectivos del nivel
administrativo, es prácticamente imposible seguir una dinámica científica de
la Administración Pública. Habrá arte y
técnica pero no ciencia. Queda todo en manos del político, que por lo normal no
está formado en Gestión Pública, el buen hacer quedará como un proceso
estocástico en el que cierto arte innato o aprendido puede ser un factor de
éxito, sobre todo si sigue enfoques de ajuste partidario mutuo acuerdo de una
concepción pluralista de la política, pero en todo caso su labor será
comparable al de un curandero, pero sin
ciencia porque esta la tiene el médico.
Si
el poder político no respeta el presupuesto de la separación entre política
y Administración Pública, no es
posible apostar por una Administración Pública científica y todos los
que apostaron por ello, desde Napoleón hasta Gülick son ignorados y
despreciados. Así que en ausencia de una
Administración científica al ciudadano le queda el Derecho
Administrativo, porque suele pasar que este tipo de conducta suele traer
también abuso y desviación de poder.
Si
un modelo administrativo tiene asumida la reserva estatal de potestades
administrativas (filosofía continental) no puede utilizar la gestión
indirecta ni privatización del servicio
de control del pasaje) tendrá que utilizar personal funcionario y podemos
preguntarnos a qué viene los auxiliares de policía local como personal laboral
en la primera ley autonómica de policía local o a qué la
vigilancia privada en edificios
gubernamentales, existiendo la segunda actividad en los FCSE.
Por
eso en el área de los Transportes públicos puede verse como en el Ente autónomo de los transportes
Parisinos (RATP–Régie Autonome de Transports Parísiens-)
se utiliza Agentes Públicos no funcionariales, a excepción de los servicios
de seguridad (GPSR -Groupe de Protection et de Sécurité des Réseaux- y SPSM -Service de Protection et de Sécurité du Métro-) pero que gozan de semejantes condiciones de
estabilidad que los funcionarios.Por ello también habrá que recordar que uno de los fallos para que se
produjera el 11-S en EE.UU, fue debido a que la seguridad de control de
pasajeros había sido por cuenta de las aerolíneas privadas -trabajo de una
precariedad y rotación sin igual-.Dicha catástrofe supuso la creación de una
agencia federal USA (Transportation
Safety Administration), dependiente del Ministerio de Transportes que
implica que el control de equipajes y seguridad quedan en manos de 28.000
empleados federales.
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