miércoles, 23 de noviembre de 2016

Promesas electorales, discurso partisano y dinámica de las políticas (y 3)

De León señaló como dificultades más comunes que se oponen a la terminación de las Políticas Públicas las siguiente;
·       Renuencia intelectual, por parte de quienes están involucrados emocionalmente. Pocas personas desean oír fallos o grandes cambios en programas que han sido diseñados para funcionar.
·       Permanencia institucional, derivada del hecho de que las organizaciones especializadas están diseñadas para durar.
·       Conservacionismo dinámico, practicado por las organizaciones que adaptan su funcionamiento con el fin de sobrevivir.
·       Coaliciones antiterminación, provocadas tanto por la burocracia interna como por los beneficiarios externos.
·       Obstáculos legales que puedan impedir una decisión de terminación arbitraria.
·       Altos costes políticos.

Pero una mirada más aguda también añadiría otras restricciones para una decisión de alta racionalidad instrumental. Por ejemplo tendríamos entre las  siguientes;

§  La falta de concordancia entre el ciclo político, el presupuestario y el ciclo vital de las políticas.
§  El predominio en él análisis de políticas de la política frente al conocimiento. (vid. en entradas anteriores sinópticos vs. antisinópticos)
§  La lucha de intereses en la arenas  de las políticas redistributivas (las políticas determinan la política en términos de Lowi)
§   Las dependencia histórica (Path dependency).  
§  La ausencia de evaluaciones con propósitos abiertos de mejora, conocimiento y responsabilidad.
§  La falta de originalidad y de reflexión en la momento  político para proponer políticas nuevas, es decir, que ofrezcan programas sustitutivos y altamente innovadores en términos de valor público respecto del estatus previo.
§  La escasa institucionalización del análisis de políticas y las dinámicas metaevaluadoras.

A todo esto nótese  como especial causa los escenarios de actitud perversa y desviada en la gestión pública y en las redes de actores colaboradores ocasionales de la gestión de los servicios y la coadyuvancia que supone la falta de decisión para mejorar la contratación pública. Con lo que ha llovido al respecto en estos años la UE termina de recordarnos la necesidad de acabar con los contratos públicos sin publicidad para que no sean adjudicados de manera directa, ya que para  Bruselas seguimos sin un marco coherente de contratación que asegure una transparencia suficiente y la coordinación entre todas las autoridades y entidades contratantes.  
Que un gobierno no haga las cosas como debe hacerse es malo, que la oposición no lo denuncie, también lo es. Pero que esta última al alcanzar el gobierno sigue haciendo aquello que recrimina es muy sintomático de aquello que nos decía  Crozier en los ’70, de que una sociedad nos e cambia por decreto.

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