El equivalente sociológico a esta ultraburocracia
organizativa parece verse en lo que Ritzer denomina McDonaldización, esto es la dinámica de ofrecer a productores y
consumidores un marco de eficiencia, calculabilidad, predictibilidad y control
tecnológico, acompañado de hábitos y costumbres estándar. (cg. El fin de semana
después de ir al cine o a los centros comerciales acabamos en un McDonald o
similar, comiendo productos hechos en serie, que difícilmente podemos cambiar al
gusto.
La producción estándar, las modas y hábitos
semejantes terminan por crear un control total por parte del sistema sobre el
ciudadano y al no saber salir de ese sistema, quedamos atrapados. Autores vieron
en el nazismo y el estalinisno jaulas de hierro y Ritzer advierte en su obra de
2004 La Macdonaldización de la sociedad:Una
investigación sobre el cambio del carácter de la vida social contemporánea de nuevos escenarios de jaulas, como aquella
alegoría de Tiempos modernos de Chaplin. Si uno se detiene a observar esto se
repite con la seguridad en el transporte, la telefónica móvil, televisiones, automóviles, interactuación con la Administración.
Es más, el hombre individual no puede
protestar sin perder capacidad de maniobra en lo inmediato. El control burocrático
le persuade de la protesta. No puede ejercer una huelga porque le afecta a sus
derechos pasivos, no puede dejar de pagar un impuesto injusto porque la
morosidad frente a la hacienda o al sistema comercial le vetara posibilidades
en su futuro. Se puede hacer pero el coste operativo y de transacción es alto y
no siempre el hombre común tiene recursos,
lo que predomina en su vida son las necesidades y las prioridades en ellas. Así
se convierte en un homo administrativus que se satisface con no perder más, en ligar de predominar el
homo oeconomicus que busca ganar más.
La jaula de hierro siempre es un peligro
propio de la lógica burocrática en la que predomina el control del sistema
sobre la libertad del individuo. Entre la ley del oeste y el exceso burocrático
kafkiano, hay un término medio y hoy por hoy, hablar de post burocracia como un
escenario de dominación social distinto sustancialmente es un inconcebible, que
no un imposible. En todo caso todo apunta hacia posibles rerracionalizaciones o
mutaciones de la propia burocracia, y esta por el momento, parece mejor que la
de dejarse dominar por una tradición absurda u obsoleta o por un personaje
carismático patético o hipócrita.
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