miércoles, 28 de mayo de 2014

La Administración Pública(2): Cuestionamiento del estatus científico

Con posterioridad y ya en el siglo  XX en el contexto de la denominada Teoría Clásica de la Administración Pública (TCAP),las posiciones sobre el carácter científico recogen posiciones encontradas desde el minimalismo al maximalismo. Así Guzmán SARAVIA  (1966) afirma que la Administración  goza de las características del conocimiento científico; es un ciencia formal, es subordinada e instrumental, es una ciencia del deber ser, es normativa, es una ciencia práctica, y como tal, el conocimiento no es con metra finalidad especulativa, sino con el de encauzar o dirigir la acción del hombre, y que esencialmente es para dirigir  a otros hombres, tiene por tanto la finalidad de la dirección social en general. A pesar de que el nombre ‘Administración’ no sea el adecuado por su generalidad, sería más apropiado el de administración humana o social.
 El profesor M.  S. WADIA, manifiesta que se trata de una ciencia interdisciplinaria, si bien considera que todavía el camino a recorrer es muy largo.
DE VALLES indica que debe delimitarse entre aquellas ciencias técnicas que suministran premisas para una determinada actividad  administrativa, pero que no establecen ni resuelven problemas administrativos. Para el autor determinadas interferencias en el actuar administrativo no conducen nunca a calificar como administrativas a las ciencias técnicas que proveen de datos para la solución de problemas administrativos, posición que encaja en el enfoque de LANGROD sobre el hecho administrativo puro toda da vez que también entronca con la perspectiva de GIANNINI de que el aspecto técnico no es sino una perspectiva o subaspecto en los estudios de Administración  Pública que no merece más rango que el de una disciplina aplicativa. No se pueden calificarse de ciencias administrativas aquellas ciencias técnicas que suministran presupuestos para resolver cuestiones administrativas, llevar a efecto resoluciones administrativas, ni tampoco a aquellos sectores de estas ciencias que tengan por objeto fenómenos naturales o sociales que afecten a la Administración  Pública.
G.CAIDEN en Public Administration (1982) describiría el panorama con este tenor cargado de verdades(...) Ninguna otra disciplina parece tener tantos problemas en justificarse a sí misma ante sí y ante el mundo en general. Es asaltada desde todas partes por quienes desean que no exista en absoluto y creen que la humanidad mejoraría sin ella y por otros que reclaman que es parte de alguna cosa diferente, de alguna otra disciplina, y que no tiene derecho a existir intelectualmente como una identidad separada e independiente. Tiene que desarrollar todavía un fundamento teórico sólido. Está plagada de vaguedad, indefinición, confusión e imprecisión. Sus teóricos y sus practicantes apenas se relacionan. (...)
En latinoamerica por esos tiempos JIMENEZ NIETO (Teoría General de la Administración. La ciencia administrativa a la luz del análisis sistémico,  1981) diría con ciertas semejanzas          (…) La Ciencia Administrativa espera su alumbramiento. De las razones del retraso e intentos por acelerar el parto se ocupa con alguna extensión eltexto; pero para enunciar las más apremiantes consecuencias de tan prolongado embarazo es propicio el prólogo.
      No hay otra línea disciplinaria en el mundo de las ciencias sociales incluyendo las desventuras de la sociología y la antropología cuyo erratismo de  conceptos, métodos y fuentes se le compare. Nada es por ello másaleatorio que fijar los objetivos y alcances de la enseñanza regular y vocacional de la Administración. El pie seguro con que maestros y alumnos entran al aula de cualquier otra rama del saber acuñado se vuelve aquí trompicón, duda y sorpresa. ¿Cuál es, en verdad, el tema?
      A la hora de repartirse los cotos de caza de las ciencias sociales, la Ciencia de la Administración empezó quedando fuera de la subasta y ha acabado por abrirse paso, a codazos, entre los demás escopeteros, arriesgando la etiqueta de cazador furtivo. Su legítima vocación cinegética le obliga a camuflarse como miembro de las cuadrillas organizadas  pagando el alto precio del anonimato y la integración forzada.  Sus épocas o latitudes  más promisoras se la verá cazando en mano con los juristas, los los economistas, persiguiendo sus mismos objetos científicos y equipada de sus mismas  dónde elmonte sea más ralo pasará al poco brillante oficio de morralero (…)
      ¡Qué utopía!, dirá el hombre avisado, el que tiene que correr contra el tiempo, el que busca en la ciencia un racimo urgente de técnicas de trabajo. Durante toda la historia de la humanidad se ha hecho administración empírica y ahora se pretende hacer de ella la coronación de todas las ciencias sociales. Observación tan justa como reflexionar sobre el arte de sacar muelas, que hace cien años era menester de barberos, hace treinta requería dos cursos de educación superior tras la secundaria y ahora es, al menos en algunos países, una especialidad médica que sólo pueden ejercer los licenciados en medicina y cirugía. (...)
Para terminar señalaría R. DAHL en Ciencia de la Administración Pública: Tres problemas(1947) con mucho acierto (…) estamos muy lejos de una Ciencia de la Administración Pública, ninguna es posible a no ser que;
1)  El lugar  de los valores normativos ha de ser aclarado
2) La naturaleza del ser humano en el área de  Administración Pública  ha de ser mejor comprendida y su conducta más predecible
3) Son precisos los estudios comparados a fin de ce encontrar principios y generalidades que trasciendan las fronteras (…)
GARRIDO FALLA ("La Administración Pública como objeto de estudio de ciencias jurídicas y no jurídicas,  en Revista de Administración Pública, nº 23, 1957)  afirmó la preferencia  de hablar de Ciencias Administrativas en lugar de Ciencia de la Administración desde el parecer de que éstas no son sino las aplicaciones de otras ciencias al estudio de la Administración. La expresión Ciencia de la Administración sólo debe emplearse en un sentido figurado y para hacer referencia, a aquellos capítulos especiales de diferentes ciencias en que se plantea la aplicación de las mismas a la Administración pública. Estas ciencias suponen un estudio sistemático de las siguientes cuestiones: Estudio de la Administración Pública como un complejo orgánico; el estudio de las técnicas de que dispone la Administración para intervenir en la vida social y, más concretamente, para prestar los servicios públicos, con conocimiento de sus ventajas e inconvenientes; y el  estudio de los fines que, en un determinado momento histórico, la Administración persigue, o debe perseguir, y de las razones que lo justifican.
G. LANGROD (El pensamiento administrativo no jurídico. Vicisitudes y renacimiento, 1964) diría que  Puede hablarse de una Ciencia de la Administración y no de Ciencias Administrativas, lo que supone más un problema de fondo que meramente lingüístico. Puede constituirse como rama autónoma de las ciencias sociales y desarrollarse librándose del grillete tradicional de las disciplinas clásicas, cristalizadas por las tradiciones universitarias adquiriendo el prestigio de una ciencia mayor y un standing académico
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario