Los pasado días 8 y 9 de noviembre en la Universidad CEU- UCH se celebró con este Foro el décimo aniversario de su Licenciatura en Ciencia política y de la Administración y que como es conocido fue pionera en la Comunidad de Valencia. En estos dos días tuvieron un protagonismo especial los jóvenes licenciados de las diez primeras promociones. Entre ellos analistas, consultores, comunicadores, asesores y políticos en ejercicio, aportaron savia nueva al debate sobre el incierto destino democrático. Esta incertidumbre constituiría no la encrucijada definitiva sino una de tantas en las que nos hallamos en este momento histórico. La cuestión siendo importante no es el poco esperanzador futuro inmediato a resolver merced al resultado electoral.
Las jornadas se estructuraron en torno a cuatro Mesas sobre La visión de los académicos; La reflexión de analistas y consultores
La respuesta de los medios; España y Europa.
Un esfuerzo de síntesis es que las cosas pintan muy mal, el sistema político actual está muy desgastado, muy contaminado por el clientelismo y la ineptitud, envejecido, poco apto para innovaciones, y sobre todo resulta muy poco permeable a la ciencia, responde más a ese clásico nuestro del ‘arte en política’.
En definitiva nuestros jóvenes alumnos, en general no se ven en el sistema y con capacidad para cambios en corto.
Posiblemente la gran encrucijada es la que constituye el denominado Cross-modern, como momento incierto de cambios inncluso de era. Recientemente el historiador Paul Kennedy ha sostenido que Hemos entrado en una nueva era debido a cambios tan significativos como la disminución del peso del dólar, la desintegración de los sueños europeos, la carrera armamentística en Asia y la parálisis de la ONU. Estos indicadores de cambio anuncian que hemos cruzado una línea divisoria histórica.
Muchos de los problemas que atraviesa nuestra país puede que tengan soluciones políticas o técnicas, pero este del cross-modern conlleva la necesidad de soluciones politológicas, científicas en definitivas.
Vemos que en Italia el nuevo Gobierno apuesta por una respuesta inmediata por la tecnocracia - ni un solo político entre sus 16 miembros – y habremos de tomar lección si estos en realidad dan respuestas simplemente técnicas al problema, pero sin duda necesitamos nuevas prescripciones politológicas para evitar o justificar la deconstrucción administrativa, que en parte ha venido originada por el actuar político definido como he podido leer en los medios por “el despilfarro y la insolidaridad, propiciando una carrera desenfrenada del yo más y del yo lo mismo. También se ha hablado de la responsabilidad de aquellos empleados públicos que han provisto una asistencia material de obedientes empleados respecto del amo y señor de la empresa. Claro está que los estómagos agradecidos no sólo están en la política, están ahí porque antes lo han estado en la Universidad, en la empresa, y en otras tantas organizaciones, de hogaño y de antaño. El sistema de botín no es más que una adaptación histórica del antiguo vasallaje.
Los futuros politólogos o entran en el sistema como caballo de Troya para reformarlo o se alían con los denominados ‘Versos sueltos’ o se mantienen al margen en actitud crítica, oponiéndose a participar del pábulo institucional de todo corte.
Yo sugiero a estos politólogos que eviten a toda costa las malas compañías y los monkey bussines, que sigan línea de investigación con un enfoque crítico prescriptivo. La clave está en dinamitar la lógica de actuación del nivel decisorio superior, sustentada por el miedo y la inmediatez:
Creo que antes de proponer debe reflexionarse sobre las causas sociales y antropológicas de esta dinámica de siempre, y su a pesar de lo que hay, hay progreso al menos en términos incrementalistas. Hay que repensar lo que Weber describió en El Político y científico, el modelo administrativo surgido para mantener el Estado social y de derecho, hay que tener en consideración la difusión del poder, y las diferentes expresiones de la dominación social actual. Habrá que tener en cuenta la amenaza de los denominados nueve titanes del siglo XXI. E. JUNGER denominó así a los fenómenos que ponen en peligro la estabilidad y el futuro de nuestro mundo, tales como; el poder de las ideologías y los extremismos, especialmente los de tipo religioso, el poder de las fuerzas ocultas (mafias, sectas, cárteles de drogas), el uso de los descubrimientos científicos y los poderes económicos y financieros.
Convendrá asimismo detenerse en si el modelo ecológico-rural ofrece elementos de bienestar no economicista y fácilmente accesibles que no solemos disfrutar, etc. No puede entenderse los cambios del cross-modern sin estos antecedentes históricos.
¿Qué cambiar del modelo socio-político? Ya se verá, ahora podríamos comenzar a reflexionar individualmente con aquello que un reportero le preguntaron a Madre Teresa de Calcuta ¿Qué hay que cambiar en la Iglesia? Usted y yo, contestó sin más.
En los '60 R. S. Parker declaró el fin de la Administración Pública como disciplina por carecer de un alcance definido y una técnica distintiva. G. Caiden, le contestó que si el estudio de la Ciencia Política no produce necesariamente políticos prácticos, por qué el estudio de la administración pública podría producir administradores profesionales.
Lo peor para nuestra disciplina es que ese debate aún está vigente. Podríamos comenzar por cambiar este diagnostico.
Las jornadas se estructuraron en torno a cuatro Mesas sobre La visión de los académicos; La reflexión de analistas y consultores
La respuesta de los medios; España y Europa.
Un esfuerzo de síntesis es que las cosas pintan muy mal, el sistema político actual está muy desgastado, muy contaminado por el clientelismo y la ineptitud, envejecido, poco apto para innovaciones, y sobre todo resulta muy poco permeable a la ciencia, responde más a ese clásico nuestro del ‘arte en política’.
En definitiva nuestros jóvenes alumnos, en general no se ven en el sistema y con capacidad para cambios en corto.
Posiblemente la gran encrucijada es la que constituye el denominado Cross-modern, como momento incierto de cambios inncluso de era. Recientemente el historiador Paul Kennedy ha sostenido que Hemos entrado en una nueva era debido a cambios tan significativos como la disminución del peso del dólar, la desintegración de los sueños europeos, la carrera armamentística en Asia y la parálisis de la ONU. Estos indicadores de cambio anuncian que hemos cruzado una línea divisoria histórica.
Muchos de los problemas que atraviesa nuestra país puede que tengan soluciones políticas o técnicas, pero este del cross-modern conlleva la necesidad de soluciones politológicas, científicas en definitivas.
Vemos que en Italia el nuevo Gobierno apuesta por una respuesta inmediata por la tecnocracia - ni un solo político entre sus 16 miembros – y habremos de tomar lección si estos en realidad dan respuestas simplemente técnicas al problema, pero sin duda necesitamos nuevas prescripciones politológicas para evitar o justificar la deconstrucción administrativa, que en parte ha venido originada por el actuar político definido como he podido leer en los medios por “el despilfarro y la insolidaridad, propiciando una carrera desenfrenada del yo más y del yo lo mismo. También se ha hablado de la responsabilidad de aquellos empleados públicos que han provisto una asistencia material de obedientes empleados respecto del amo y señor de la empresa. Claro está que los estómagos agradecidos no sólo están en la política, están ahí porque antes lo han estado en la Universidad, en la empresa, y en otras tantas organizaciones, de hogaño y de antaño. El sistema de botín no es más que una adaptación histórica del antiguo vasallaje.
Los futuros politólogos o entran en el sistema como caballo de Troya para reformarlo o se alían con los denominados ‘Versos sueltos’ o se mantienen al margen en actitud crítica, oponiéndose a participar del pábulo institucional de todo corte.
Yo sugiero a estos politólogos que eviten a toda costa las malas compañías y los monkey bussines, que sigan línea de investigación con un enfoque crítico prescriptivo. La clave está en dinamitar la lógica de actuación del nivel decisorio superior, sustentada por el miedo y la inmediatez:
Creo que antes de proponer debe reflexionarse sobre las causas sociales y antropológicas de esta dinámica de siempre, y su a pesar de lo que hay, hay progreso al menos en términos incrementalistas. Hay que repensar lo que Weber describió en El Político y científico, el modelo administrativo surgido para mantener el Estado social y de derecho, hay que tener en consideración la difusión del poder, y las diferentes expresiones de la dominación social actual. Habrá que tener en cuenta la amenaza de los denominados nueve titanes del siglo XXI. E. JUNGER denominó así a los fenómenos que ponen en peligro la estabilidad y el futuro de nuestro mundo, tales como; el poder de las ideologías y los extremismos, especialmente los de tipo religioso, el poder de las fuerzas ocultas (mafias, sectas, cárteles de drogas), el uso de los descubrimientos científicos y los poderes económicos y financieros.
Convendrá asimismo detenerse en si el modelo ecológico-rural ofrece elementos de bienestar no economicista y fácilmente accesibles que no solemos disfrutar, etc. No puede entenderse los cambios del cross-modern sin estos antecedentes históricos.
¿Qué cambiar del modelo socio-político? Ya se verá, ahora podríamos comenzar a reflexionar individualmente con aquello que un reportero le preguntaron a Madre Teresa de Calcuta ¿Qué hay que cambiar en la Iglesia? Usted y yo, contestó sin más.
En los '60 R. S. Parker declaró el fin de la Administración Pública como disciplina por carecer de un alcance definido y una técnica distintiva. G. Caiden, le contestó que si el estudio de la Ciencia Política no produce necesariamente políticos prácticos, por qué el estudio de la administración pública podría producir administradores profesionales.
Lo peor para nuestra disciplina es que ese debate aún está vigente. Podríamos comenzar por cambiar este diagnostico.
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