Estos días en África el Obispo de Roma ha dicho que el ser humano aspira a la libertad, quiere vivir dignamente, desea buenas escuelas y alimentación para sus hijos, hospitales dignos, quiere ser respetado y reivindica un gobierno limpio que no confunda el interés privado con el interés general, y sobre todo desea la paz y la justicia". El pontífice ha señalado igualmente que actualmente hay demasiados escándalos e injusticias, demasiada corrupción y codicia, demasiado desprecio y mentira, excesiva violencia que lleva a la miseria y a la muerte. Estos males afligen a todo el mundo….
Siendo esto una constante en la historia, el mal político actual tiene origen, entre otras causas de la humanidad imperfecta (el hombre como animal no forjado o animal vulnerable) es un curso político anclado en una suerte de voluptuosidad. Ésta es la incitación o satisfacción de los placeres de los sentidos, dicho de otra manera es actitud que todo lo impregna con los jugos y aromas de su significado, hacia la complacencia en los deleites sensuales. La voluptuosidad, siembra, disemina, infecta, pervierte, corrompe, seduce. Es tan poderosa que tal vez habrá que añadirla a los siete pecados capitales y me parece que el político que está tocado por ella, acaba también atrapado por el resto de esos pecados capitalinos.
Ya dijera Aristóteles que no parecería sin razón entender el bien y la felicidad según las diferentes vidas. La masa y los más groseros los identifican con el placer, y por eso aman la vida voluptuosa … Los hombres vulgares se muestran completamente serviles al preferir una vida de bestias, pero tienen derecho a hablar porque muchos de los que están en puestos elevados se asemejan en sus pasiones a Sardanápalo (Rey asirio, del siglo IX a.c., famoso por sus vicios). En cambio, los hombres refinados y activos ponen el bien en los honores, pues tal viene a ser el fin de la vida política.
Siendo esto una constante en la historia, el mal político actual tiene origen, entre otras causas de la humanidad imperfecta (el hombre como animal no forjado o animal vulnerable) es un curso político anclado en una suerte de voluptuosidad. Ésta es la incitación o satisfacción de los placeres de los sentidos, dicho de otra manera es actitud que todo lo impregna con los jugos y aromas de su significado, hacia la complacencia en los deleites sensuales. La voluptuosidad, siembra, disemina, infecta, pervierte, corrompe, seduce. Es tan poderosa que tal vez habrá que añadirla a los siete pecados capitales y me parece que el político que está tocado por ella, acaba también atrapado por el resto de esos pecados capitalinos.
Ya dijera Aristóteles que no parecería sin razón entender el bien y la felicidad según las diferentes vidas. La masa y los más groseros los identifican con el placer, y por eso aman la vida voluptuosa … Los hombres vulgares se muestran completamente serviles al preferir una vida de bestias, pero tienen derecho a hablar porque muchos de los que están en puestos elevados se asemejan en sus pasiones a Sardanápalo (Rey asirio, del siglo IX a.c., famoso por sus vicios). En cambio, los hombres refinados y activos ponen el bien en los honores, pues tal viene a ser el fin de la vida política.
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