En entrada a este
blog de 22 de junio de 2015 hablamos de ‘La Estrategia de Confianza de la OCDE’ en
el marco del paradigma actual de Trust in
Goverment, que también ha sido asumido por el Comité de expertos en
Administración Pública de la ONU (CEPA-ECOSOC) en su 14a sesión del 20
a 24 de abril 2015 dedicado al 'Fomento de la confianza en el gobierno en
consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible’. A tales fines se debatió en torno a;
1) Redefinir
las relaciones y responsabilidades para apoyar la gobernanza participativa y prestación
del servicio público; Se concluyó en
que los derechos humanos son la guía de las
acciones de los gobiernos en la escena política y social y han de ser la base para
el desarrollo de medidas legislativas marcos, políticas, programas,
asignaciones presupuestarias,… Pero deben ir acompañadas de un buen gobierno, incluyendo marcos jurídicos e
instituciones apropiadas, así como políticas
administrativas adecuadas para
cumplir con los derechos y las necesidades de la población. El buen gobierno supone
un ejercicio del poder a través de
procesos políticos transparentes, responsables
ante la ciudadanía y con su participación.
2) El fortalecimiento de la innovación,
prioridades, toma de decisiones y la integración de la formulación de políticas
para aumentar el impacto; En este sentido se precisa de políticas que fomenten la producción agropecuaria facilitando los imputs (tierra, el agua, la
tecnología, la investigación, la formación, las finanzas, …), y a la par, que
incardinen a la mujer en dicho proceso.
3) La promoción de las instituciones
responsables, el liderazgo ético y la integridad para construir la confianza en esfuerzos para
garantizar el desarrollo sostenible; Se precisa en ello el empoderamiento a favor
de instituciones, promover y fomentar la
integridad inspirada en valores y ética.
Tan actual es el tema de recuperar la confianza en
el aparato de gobierno que la Braibant Lecture del Congreso IIAS de 2015, versó sobre tal cuestión, en su
conferencia Los Ciudadanos y los
Servidores Públicos: ¿Cómo la relación de confianza está evolucionando?,
propuso lo siguiente;
(… ) Creo que tenemos que
colaborar con los medios sociales, trabajar en los desafíos de la desagregación
entre los problemas de privacidad y los de
seguridad.
… y aprender a comunicarse de
manera efectiva en este nuevo entorno.
… Así que mi siguiente observación
es que para ganar la confianza hay que
ganársela y comprometerse en una
apertura real a estar influenciado por su efecto.
…La gente quiere lo que funciona,
no necesariamente lo más barato. Sí, tenemos que mejorar la confianza, pero no
estamos buscando un final de cuento de hadas, necesitamos la cantidad correcta
de la confianza, la confianza suficiente para satisfacer nuestras necesidades,
las necesidades de la sociedad.
…Si creemos que tenemos que
recuperar la confianza, tenemos que empezar a responder adecuadamente ante el comportamiento poco ético o el mal uso de
la confianza. Esto significa elevar la conciencia de la Administración Pública
acerca de cómo podría y debería, ser ésta para los ciudadanos, y conlleva el apoyo a los administradores públicos en el
fortalecimiento de las bases de la confianza a través de compromiso
significativo con los ciudadanos como parte de la buena gobernanza (...)
La fragmentación, la diversidad de los enfoques en el estudio de la Administración
Pública y la especial complejidad del fenómeno administrativo genera muchos
problemas y contradicciones, no solo epistemológicos, sino sobre todo en la praxis. Una teoría crítica demostraría los
presupuestos falsables del paradigma clásico, tales la separación
política-administración o la presunción de actividad de servicio, y los elevaría a factores de primer orden en la contradicción y el conflicto y que, su expresión en la praxis
está en la causa de la mayoría de los litigios, como muestra de lo disfuncional.
Que el
paradigma predominante se articule en torno a una recuperación sobre la
confianza de quienes nos gobiernan es algo no sólo propio de los signos de los
tiempos sino de la exigencia democrática, con conexión científica con los estudios
sociológicos de alcance. Como hemos visto si en 1975, CROZIER, HUNTINGTON Y
WATANUKI presentaron a la comisión trilateral un informe sobre la "crisis
de gobernabilidad de las democracias", en el año 2000, PUTNAM Y PHARR
en un infrome más actual justificaron el abandono del tema de las crisis de gobernabilidad, por
uno nuevo derivado de que en los albores
del siglo XXI, el debate ya no es si la democracia sobrevivirá o si está en
crisis, sino en qué medida los líderes y las instituciones democráticas podrán
satisfacer las expectativas y necesidades de la gente. La cuestión sigue abierta
y no tiene fácil factura entre otras razones
porque me parece que sigue siendo
de actualidad el diagnóstico de Robert Dahl efectuado en 1947 sobre la necesidad de resolver los valores
normativos de la Ciencia de la Administración y la predictibilidad del comportamiento
administrativo. Los nuevos paradigmas, en especial el Trust in Goverment tienen que resolver estas cuestiones con
carácter previo si pretende ser alternativa políticamente normativa.
Por ser otra moda
administrativa, la transparencia debe ser bienvenida como instrumento al
servicio de recuperar la confianza, pero de poco servirá si no se está dispuesto a asumir sus efectos, cuando estos
van incluso contra sobre intereses de
personas o grupos concretos en el gobierno-Administración. La transparencia debe
producir el efecto inmediato de la deslegitimación de quien administra lo público,
cuando los datos así lo manifiesten. La transparencia permite creer en un
gobierno porque en él hay ética, integridad y honestidad, sin perjuicio de que
se equivoque.
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