viernes, 20 de marzo de 2009

2009: tiempos de incertidumbre

LAS PROVINCIAS TRIBUNA

22 febrero 2009

No dejamos de leer cada días noticias sobre la crisis económica en las que abundan los diagnósticos y escasean las terapias. Sobre nuestro país se dice que "esta es la crisis financiera más importante desde la Gran Depresión", "se puede alargar la crisis más allá de principios de 2010", "la crisis es muy, muy, muy intensa", "España sufrirá la peor recesión desde 1959 y el paro podría elevarse hasta el 20% a finales de 2009", "las medidas gubernamentales resultan insuficientes y Gobierno y Banca se echan la culpa sobre el agravamiento de la crisis".

Respecto de países de nuestro entorno político-administrativo vemos que "en un año el Reino Unido ha pasado de ser una economía en crecimiento, a estar en la cola de Europa, con gran parte del sistema bancario intervenido y con la necesidad de plantearse al incorporación al sistema monetario euro, llegando a nacionalizar escuelas privadas al borde del cierre", "el déficit del Estado en Italia puede llegar a originar la bancarrota".

Hemos pasado en poco tiempo a hablar de meros desajustes o pequeñas turbulencias, a hipótesis sobre crisis y depresión. La alarma apareció a principios de septiembre del año pasado en elFinancial Times en un denostado artículo titulado "Pigs in Muck" (cerdos en la porqueriza) se consideraba a la India, Rusia, China y Brasil como Brics (Baratijas), mientras se señalaba que hace ocho años los cerdos podían volar, para referirse tanto Italia, Portugal como España, si bien habían sido cerdos que volaban, ahora habían caído a tierra, para reflejar lo volátil de sus economías. Diagnóstico que no sólo ha resultado de aplicación a los países referidos como se ha visto con el Reino Unido y EE. UU.

Durante una visita de la reina Isabel II el pasado noviembre a la sede del prestigioso London School of Economics, esta pregunto: "¿Por qué nadie ha sido capaz de anticipar la que se nos ha venido encima?". Algunas noticias podría arrojar pistas sobre la cuestión, como que "la raíz de la crisis no es financiera, sino de valores", "es imposible de predecir, la codicia y la corrupción han prevalecido sobre la ética empresarial" y "el FBI ha tenido que apartar agentes de la investigación sobre terrorismo y otros delitos para destinarlos a los escándalos financieros".

El pseudodogma del libre mercado se ha visto afectado y hasta sus fervorosos defensores piden ayudas públicas que se ven satisfechas por todos los Gobiernos del mundo desarrollado, que han reaccionado aumentando el gasto y la intervención pública en la vida económica. Incluso Bush ha afirmado: "He abandonado los principios del libre mercado para salvar el sistema".

En Europa sus líderes, con ocasión del coloquio internacional sobre nuevo capitalismo celebrado en París y el encuentro de Davos, han manifestado que el capitalismo financiero necesita moralizarse, criticando el modelo especulativo que no se basa en el esfuerzo y en el trabajo. Hay que refundar el sistema, no destruirlo, por lo que entre otras propuestas se ha apostado por un capitalismo reformado, verde y tecnológico, o una vía intermedia entre el capitalismo desregulado y los experimentos de socialismo de Estado. En definitiva, ahora gana puntos la necesidad de una la economía social de mercado, en la que el Estado vigila el orden económico y social.

Pero en tiempos pretéritos Reagan llegó al poder diciendo: "La Administración no es la solución, es el problema» emulando a su antecesor T. Jefferson, quien señalaría: "El que gobierna menos es el que mejor gobierna". Tras la caída del muro de Berlín, F. Fukuyama nos comunicó el final de la historia con el triunfo por goleada del neoliberalismo frente a sus alternativas. Pero esta sentencia olvidó que Adam Smith dijera que "no puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados".

Los demócratas norteamericanos hablan de la necesidad de otro New Deal consistente en el mayor plan de infraestructuras de la historia de EE. UU, con la pretensión de crear 2,5 millones de empleos y una inversión pública de hasta 1,3 billones de dólares. A algunos analistas económicos les preocupa Obama, señalando que el Estado debería ocuparse de sus propios asuntos, considerando que, cuanto más se implique Washington, más empeorará la situación".

Se conoce por New Deal (Nuevo Trato) el conjunto de medidas económicas puestas en marcha por Roosevelt en EE. UU. entre 1933 a 1937, para resolver las causas de la crisis de 1929 y cuyos objetivos principales fueron la reactivación de la economía mediante el aumento el gasto público y el establecimiento de controles bancarios más estrictos para evitar otro crack bursátil. Las medidas adoptadas ya resultan familiares (concesión de créditos, devaluación, subvenciones, creación de monopolios y carteles gubernamentales, recorte de las jornadas de trabajo, obras públicas...). Los detractores del New Deal consiguieron que el Tribunal Supremo declarara inconstitucionales algunas de las medidas y el desempleo subió del 12% al 20% en dos años, la economía se colapsó de nuevo y la bolsa cayó un 50% en un año. El estallido de la segunda guerra mundial con el gran incremento de demanda de todo género de productos llevó a los EE. UU. a remontar la crisis.

Mientras existan desigualdades e injusticias ningún sistema puede tener la última palabra y abrogarse una legitimación para siempre y en todo lugar, sino en todo caso relativa y circunstancial. Hasta que ideólogos, filósofos, economistas aporten ideologías innovadoras, habrá que estar a lo que dijera Winston Churchill sobre la democracia en 1947, el capitalismo es sin duda el peor sistema económico, a excepción de todos los otros que se probaron. Pero habrá que estar muy atento a las propuestas de algunos pensadores actuales (v. g. Morin) sobre la revisión de los términos aparentemente evidentes de la racionalidad, de la modernidad y del desarrollo, coincidentes en esencia con las realizadas por la teología (Benedicto XVI) y la ciencia (Proyecto Hapiness) en que el progreso y felicidad humano no pasa necesariamente por la acumulación de bienes materiales, siempre que estos garanticen al menos la supervivencia básica.

No obstante el deseable estímulo que comportan las utopías sobre civilizaciones felices (la siempre presente Calípolis platónica o la menos conocida versión cristiana de Amaurota de Tomas Moro, o nuestra quijotesca Ínsula Barataria) y su deseable presencia permanente, habrá que plantearse de momento: ¿qué hacer respecto de ciudadanía y Gobierno-Administración? Una reciente encuesta revela que la mayoría de los españoles apuestan más por una mayor regulación por la Administración que por una intervención activa del Estado en la economía, menos impuestos, más obra pública y menor contratación de empleados públicos, siendo innegociables los niveles de prestaciones sanitarias y educativas, y para mantener eso es muy necesario austeridad por parte de todos.

En lo que a la Administración atañe, se habrá de ser cauto con la elección de los bienes públicos o los bienes privados socialmente preferentes, a la hora de gastar los recursos públicos o la elección de los destinatarios de las subvenciones. Igualmente se deberá evitar los costes innecesarios para la ciudadanía, como resultara de la reciente aprobación por el Gobierno de las medidas administrativas de traslado de la estrategia europea de simplificación administrativa, y que en nuestro país supondrá una reducción del 30% de la burocracia y un ahorro entre el 1% o el 1,5% del PIB y a la par contribuirá al aumento de la competitividad y productividad de las empresas y que fundamentalmente afectarán a las áreas del derecho de sociedades, relaciones laborales, la legislación fiscal, contratación pública y medio ambiente.

La ciudadanía deberá hacer uso adecuado de los bienes públicos, pagar los impuestos, no lucrar prestaciones sociales indebidas, no maquillar aspectos formales para conseguir subvenciones improcedentes... No puede pedirse un sobreesfuerzo al Estado -que a la postre hemos de pagar la ciudadanía- y malgastar lo que disfrutamos.

No sé si será momento para otro New Deal, para la recuperación de la banca pública, para un gabinete de crisis nacional o para el retorno de Jaime I o del rey Arturo. De las propuestas escuchadas la que mas convence desde la factibilidad político-administrativa es aquella de "contra la crisis más Europa" y, a propósito de Europa y de Jaime I en nuestro ámbito autonómico, la de una evaluación estratégica de la incorporación de la Comunidad Valenciana a la eurorregión Pirineos-Mediterráneo. También he escuchado a E. Punset afirmar que no se sale de las crisis sin cambiar los hábitos.

Esto resulta revolucionario. Los nuevos tratos requieren nuevos valores y nuevos modos que sin duda necesitarán de instituciones político-administrativas y comportamientos ciudadanos superadores de los existentes. Es tiempo de recordar los siete pecados sociales denunciados por Gandhi: política sin principios, comercio sin moral, riqueza sin trabajo, educación sin carácter, ciencia sin humanidad, placer sin consciencia, religión sin sacrificio.

Es tiempo de propuestas atrevidas, revolucionarias, ingeniosas e innovadoras cuando son tiempos de nadar y guardar la ropa. ¡Simplemente es tiempo de certidumbres difíciles!

Publicado en http://www.lasprovincias.es/valencia/20090222/opinion/2009-tiempos-incertidumbre-20090222.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario