domingo, 8 de diciembre de 2019

Razón del Estado (Administrativo) en los albores del año 2020(4): Bien común e Interés general en el sistema económico

En suma la política no puede con el sistema economico globalizado y el panegírico del retorno al mercado de los '80 ha demostrado las fragilidades del sistema capitalista, sin que  se atisbe un cambio de sistema, sino en todo caso  cambios en el sistema . Se ha comparado a la situación actual del capitalismo a la de los últimos días orgiásticos del Imperio Romano. Las grietas del capitalismo obligan a su reinvención Cada vez más economistas piden reformar el sistema para que pueda resolver los problemas que él mismo ha generado.
El sociólogo alemán Wolfgang Streeck afirmó en marzo de 2019  (…)No digo que el capitalismo vaya a explotar en pleno vuelo: digo que el sistema se ha metido en un limbo y está en franca decadencia. La gobernabilidad del capitalismo democrático tal como la conocimos en los años sesenta ha desaparecido. La hiperglobalización neoliberal lo ha hecho inmanejable. El bipartidismo está zombi, la mezcla de incertidumbre y miedo está haciendo mella en nuestras sociedades y la prueba es la aparición de nuevos partidos que desafían abiertamente el mal llamado orden liberal. Los Estados se han metido en formidables crisis fiscales, y la combinación con niveles de desigualdad lacerantes y formidables endeudamientos ha dejado sin herramientas a los Estados. A diferencia de lo que ocurre con los accidentes aéreos, las crisis se han vuelto más frecuentes, no menos: quizá porque el avión es demasiado peligroso. El malestar es general (…).
Para Gita Gopinath, economista jefa del FMI en entrevista (…)La desigualdad es un problema desde el punto de vista macroeconómico y desde el punto de vista social. Dentro de un país, si el dinero se concentra en una parte de la población, provoca un problema de falta de generación de demanda. La desigualdad creciente refleja graves distorsiones de la economía. Vivimos en un sistema en el que las empresas han aumentado su poder de mercado y no  pagan los impuestos que deben, y nada de eso es bueno para la economía global. La gran preocupación es que quizá no tenemos el nivel de competencia que debería haber, y ese es un problema económico.
…nadie diría que deben frenarse los desarrollos tecnológicos, es difícil argumentar que debemos retroceder en la globalización. Eso no significa que debamos ignorar a los perjudicados, pero esto debe abordarse a través de políticas domésticas, a través de impuestos u oportunidades en formación
Fuimos complacientes sobre las consecuencias negativas de la globalización. Ni siquiera en la teoría se supone que el comercio debe mejorar la situación de cada persona. Beneficia a algunos, a otros no. Así que la forma en la que favoreces a todos es a través de una redistribución, reciclando a la gente, dando igualdad de oportunidades en salud, en  educación. (…)
El sociólogo y economista Jeremy Rifkin en entrevista de estre mes de noviembre afirma que (…)Estamos ante la sexta extinción masiva, este siglo perderemos el 50% de todas las formas de vida conocidas. El mundo debe apostar masivamente por las energías renovables y gestionarlas con herramientas digitales, lo que las hará más accesibles, eficientes y distribuidas. Los edificios y las viviendas generarán su propia energía limpia, que los ciudadanos intercambiarán a través de redes inteligentes de distribución. Para llegar a ello hará falta una especie de plan Marshall o New Deal, un gran programa de inversiones que estimulará de paso el empleo y que, en este caso, vendrá apoyado por el propio sector privado.
¿Es posible reinventar el mundo en una o dos décadas? Dice Rifkin que (…) En mi país hicimos la revolución industrial entera en 30 años. Se desarrolló una red ferroviaria, un sistema de telégrafos… Luego, a principios del siglo XX, lo hicimos otra vez en la segunda revolución industrial: se construyó una red de carreteras nacional, se electrificó el país y se le conectó telefónicamente en poco más de dos décadas. Ahora necesitamos hacerlo más rápido y es perfectamente factible.
…el capitalismo tal y como lo conocemos puede tener los días contados. “El mercado óptimo es aquel en el que vendes al coste marginal porque colocas productos y servicios baratos y los accionistas consiguen un retorno. El problema es que nunca imaginamos que la revolución digital fuera a ser tan eficiente. Millones de personas comparten música, conocimiento, software… Todo eso es gratuito, solo necesitas conexión a internet. La economía del compartir es el primer sistema económico propiamente dicho desde el nacimiento del capitalismo en el siglo XVIII y del socialismo en el siglo XIX”, sentencia. Estamos pasando de la propiedad al acceso, de los mercados a las redes, de los vendedores y compradores a proveedores y usuarios, de productividad a regeneración, de externalidades a circularidad, del PIB a indicadores de calidad de vida (…)”
Descripciones convergentes con soluciones felizmente diversas. Se critica cada vez más y por más voces  hemos pasado un tiempo  barroco dominado por el gasto, los viajes, la inequidad y la posesión y el dinero. Hubo un tiempo en el que  “comprábamos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenías para enseñárselas a gente que no conocíamos”. El capitalismo actual ha ido demasiado lejos y está roto y fracturado y sus astillas saltan despedidas sobre millones de personas, las cuales ahora ya no beben del vaso que se desborda como unos de los efectos propios del sistema, sobre todo en su etapa industrial. En vez de prosperidad  - hemos visto  supra algunos impactos de actualidad  -para todos también ha traído bajos salarios, más trabajadores en la pobreza, crisis bancarias, la mayor desigualdad de la historia, populismo y las cenizas de la emergencia climática y sobre todo está lacerando a las clases medias, estrato social que opera como muestra para medir una prosperidad bien repartida.
 Los augurios de  Fukuyama, de Thatcher-Reagan y teloneros o el  realismo capitalista de  Mark Fisher se han topado con un modelo que  no termina de funcionar. Surgen directrices diversas de reforma del sistema económico: capitalismo progresista (Joseph Stiglitz); socialismo participativo (Thomas Piketty), democracia económica (Joe Guinan y Martin O’Neill) o el Green New Deal (Alexandria Ocasio-Cortez), - programa para la transición hacia una economía de cero emisiones, que generaría en  España hasta un millón los puestos de trabajo creados en los próximos diez años.
En septiembre de 2019 el  Financial Times despertó a sus lectores con un titular inaudito Capitalism. Time for a Reset o la revista Promarket,  de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago que apuesta  por el capitalismo pero ‘civilizado’, para indicar que el caballo se ha desbocado, lo que obliga a pesar a que es lo suyo ser un cimarrón o que estuvo domado en tiempos de los treinta gloriosos (1945-19
 No paran de sumarse argumentos para el  relato potente sobre la debilidad sistémica y la necesidad acuciante para la sociedad y el propio capitalismo de  transformar la economía, pero sabedores de la gran restricción que opera como variable muy dependiente cual resulta de la baja calidad del sistema político  otrosí de un epifenómeno que resulta consecuencia del primero como resulta de los pocos recursos disponibles. 
La sociedad reclama una economía más inclusiva, menos explotadora y menos destructiva con el planeta y sus habitantes y sobre todo que empiece a compensar el gran fracaso del modelo: el reparto de la riqueza.
Otras voces apuntan a que no es que el capitalismo este es crisis sino todo lo contrario está en su máximo esplendor, el máximo poder ejercido nunca, por encima de naciones, religiones. Todo está sometido a él y alguno se resiste, sino se corrompe, se elimina. El mercado ha triunfado , todo se compra y se vende. El resultado es evidente  para el relato del orden natural: una crisis ecológica y una generación  o dos perdidas.
Una voz del laborismo  - que junto a la socialdemocracia, la democracia cristiana o el modelo escandinavo -   hicieron posible el capitalismo domesticado, defiende algo que hasta paradójicamente se presenta como evidente y como lejano a la par: “Una economía radicalmente más justa, más democrática y más sostenible en la que la riqueza sea compartida por todos”.
Pero el caso es que el capitalismo no va bien ni para las empresas según las perspectivas económicas de la OCDE; (…)  Los conflictos comerciales, la debilidad de la inversión empresarial y la persistente incertidumbre política lastran la economía mundial y aumentan el riesgo de estancamiento a largo plazo.Se prevé que el crecimiento del PIB mundial se sitúe en el 2,9%-3,0% este año – su nivel más bajo desde la crisis financiera – y se mantenga en el 3,0% en 2020 y 2021. El PIB mundial creció un 3,5% en 2018.
Es necesario adoptar medidas enérgicas para abordar tanto los altos niveles de incertidumbre a los que se enfrentan las empresas como los cambios fundamentales que se están produciendo en la economía mundial. La adopción de políticas debe liderar la transición hacia una energía más limpia y hacia un mundo cada vez más digital. Los gobiernos deben trabajar de forma urgente y coordinada para impulsar la inversión y establecer unas normas internacionales equitativas en materia de fiscalidad y comercio.
Sería un error pensar que estos cambios son factores temporales que pueden abordarse a través de la política monetaria o fiscal: se trata de cuestiones estructurales. Sin coordinación en comercio y fiscalidad global, y políticas claras para la transición energética, la incertidumbre seguirá estando presente y perjudicando las perspectivas de crecimiento.
La desaceleración afecta tanto a las economías de mercado avanzadas como a las emergentes, aunque su gravedad varía en función del peso del comercio en los distintos países. En Estados Unidos, se prevé que el crecimiento disminuya al 2% en 2020 y 2021. En la zona del euro y en Japón, se espera un crecimiento de alrededor del 1%, mientras que la desaceleración de la expansión en China situará su crecimiento en el 5,5% en 2021, frente al 6,6% del año pasado (...).

No hay comentarios:

Publicar un comentario