Un enfoque de ciencia de políticas puede
mediante un análisis con variables sencillas,
mostrar la insuficiencia del aparato decisor, el malgasto, la corrupción
y otras disfuncionalidades. Un metanálisis dejaría en evidencia la diferencia
entre lo adoptado y lo óptimo.
Lo óptimo hoy pasa por el análisis de
prospectiva para condicionar nuestro el futuro. Ya en 1990 Y. Dror en
Enfrentando el futuro, hablaba de la necesidad de fijar el futuro como
disciplina académica, de superar la obsolescencia gubernamental, de mejorar los
roles de los think tank y de algo tan recurrente como de la planificación y de la
estrategia. El futuro hoy es pensar sobre la metamorfosis del trabajo y su
incidencia en el welfare/workfarestate; es pensar sobre la capacidad del
cerebro humano; la ecología o el conflicto de civilizaciones,… Simplemente es
pensar en la generación inmediata.
Ya
resulta obsoleto es la acción de
gobierno orientada hacia el uso interesado del poder pues ya conocemos su frutos en los últimos
cien años y también los de quienes han creído y comprometido en lo colectivo
obstante. La innovación – y hoy con buena dosis de inconcebible/impensable -
estaría en hacer real la misión gubernamental única del servicio y que ya
sabemos que incluso supuso – muy utópicamente - el inicio de la Administración
moderna. Así que un cambio incremental pero radical, más allá de la
transparencia y otras modas sería
institucionalizar la despolitización de la Administración Pública con una sana
y real separación política-administración y en y, para ello, la
institucionalización de la obligación del análisis y evaluación científica de
la acción pública. La verdad científica dice que está mal lo que no sirve, no
lo que hacen los contrarios, eso lo dicen las perversiones fanáticas e las
ideologías.
No existe pues capacidad ni intención de
analizar científicamente – con método ad hoc – lo que hacen los gobiernos. El análisis o evaluación de la acción pública
no es en general y de manera notoria en nuestro país una actividad institucional generalizada con
vocación de integrarse en la Gestión Pública y en el funcionamiento del
sistema, como instrumento de
conocimiento inteligente para mejorar la acción.
Conociendo el origen de las Ciencias de Políticas, en la actividad
analítica hay ideología basada en los valores de la democracia, con su
axiología inherente, concretada en los deberes de los políticos y lso derechos de la ciudadanía. Si revisitamos los orígenes de la disciplina
en especial lo que se contrae a su conceptualización autentica, primigenia,
originaria en los ’50-‘60 (Merrian,
Laswell, Dye,Lowi,Lindblom, Dror,Allison, Landau,Forester,Dahl,
Majone,Meltsner,March y Olsen,Behn……)
vemos que se propone – con sus no pocas
dificultades - hacer análisis
científico y no usar las políticas como discurso de marketing político.
Charles Merriam – influenciado por las
teorías democráticas de J. Dewey - fue
el infatigable animador de la Oficina
Nacional para la Planeación de Recursos (NRPB) como "una agencia asesora
de planeación que busca el mejor uso de los recursos nacionales, naturales y
humanos" para él – afirmaría en Systematic
Politics, 1945 - sería posible hacer uso
completo de la ciencia y de la democracia al efectuar una planificación
dirigida una expansión de la producción para incrementar la justicia y la
distribución de la riqueza nacional, con el fin de aumentar los niveles
superiores de vida, como la libertad, la
dignidad y su derecho a participar en la
vida pública
Merriam, y su alumno Harold Lasswell, insistieron en la necesidad
de producir conocimiento auténticamente
científico y que sólo así se podría contribuir a mejorar la calidad de la vida
política y a corregir los eventuales defectos del gobierno democrático.
Merriam, afirmaría con convencimiento que
"a menos que se incorporen a las operaciones del gobierno mayores
dosis y niveles de ciencia, la civilización corre el tremendo peligro del
capricho, la ignorancia y de la pasión". (cfr "Relatoría de la
Conferencia Nacional sobre la Ciencia Política . "Progress Report
of the Commitee on Research", en American Political Science Review,
(Mayo,1923),
Para él con perspectiva de futuro, la
planificación inteligente implicaba
prestar atención sistemática al crecimiento de las ventajas de la
civilización, al modo y rango de su distribución, y a los principios de justicia
y libertad. En su aplicación práctica esto requería que el gobierno
garantizara la seguridad en el empleo,
normas mínimas de salud, educación y seguridad social, igual acceso a las oportunidades del
desarrollo de la potencialidad creativa
de la personalidad humana.
En suma
en la patrística del enfoque científico de la acción de gobierno ya hay
una visión muy esperanzadora y
utópica de la democracia, auxiliada por
las ciencias sociales posibilitadoras de la planificación política. Por eso no puede
separarse el análisis científico de la cosmovisión democrática, pues su
ejercicio es consecuencia de la legitimación democrática de exigir resultados y
un buen gobierno. Toda obstrucción a esta tarea es contrademocrática.
El movimiento de las ciencias de políticas-
como reacción a los estudios sociales y jurídicos de los años veinte y treinta
- fue un movimiento hacia el conductismo
multidisciplinario, en el sentido más
básico, su punto de partida era la conducta humana, que tiene muchos
determinantes interconectados: políticos, legales, sociales, económicos y
psicológicos. A principios de los años cincuenta, Lasswell, Lerner, Dror, o
Kaplan, respondieron al reto con un conductismo de segunda generación que
denominaron "ciencias de política", añadiendo a los fundamentos teóricos del primer
conductismo un énfasis mayor sobre las cuestiones de política y sobre el papel
del científico de las políticas. El énfasis en las políticas significaba
garantizar que la atención de los problemas y la búsqueda de soluciones no se
perdiera en el análisis "científico".
Sobre la Evolución de modelos y enfoques para
el análisis de la “acción pública” y el surgimiento de alternativas más
oportunas - en términos de negociación,
pluralismo, factibilidad,proceso social – o de situaciones de caos
organizativo, nos remitimos a nuestro
trabajo publicado en GAPP , Nueva
Época, nº 12, 2014).
Si bien
la pérdida del entusiasmo cientificista, hizo surgir con fuerza un enfoque de formulación de políticas
basado en lo que se ha denominado como “Giro Argumentativo (Argumentative Turn)
y que engloba a diferentes enfoques en
el análisis y planificación de las políticas
haciendo hincapié en el aumento de la relevancia de la argumentación, el
lenguaje y la deliberación en la formulación de políticas. Este enfoque – con
origen en la frustración del enfoque neopositivista - argumentativo integra sistemáticamente
cuestiones empíricas y normativas en un marco metodológico orientado hacia el
análisis de la deliberación política. Se muestra muy receptivo al contexto
situacional y los múltiples tipos de prácticas de conocimiento involucradas en
cada etapa del proceso de la política, llamando la atención sobre las
diferentes formas de argumentación, persuasión y justificación.
En esta nueva dinámica hay un
intento de conectar el ser con el deber ser, articulando y potenciando
una nueva racionalidad que sirva para la prescripción. En lugar de pretender un
análisis de políticas, como ejercicio intelectual orientado a encontrar un
racionalismo maximalista, muchas veces
imposible por las restricciones en la racionalidad, lo que corresponde es una
respuesta más política, con argumento, discurso y deliberación (Fischer,
Forester, Gottweis, Majone) sitúa el análisis en el marco del gobierno
democrático, que adopta decisiones mediante la discusión y deliberación
pública, resultando central en la política democrática la argumentación.
En lugar de una estrecha visión de la
democracia como transacción de intereses, es más propio la oferta recíproca de
razones y de argumentos públicos, peor
que al afectar a la colectividad, requieren ser explicadas,transmitidas,
argumentadas, y objeto de persuasión ya que el gobernante piensa en su bondad.
En suma – en coincidencia con el modelo
previo de Vildawski del análisis como proceso social o de interacción hay que explicar al ciudadano el que y el porqué de cada
política o de aquellas más significativas o de cambios o sacrificios
importantes. La máxima racionalidad (eficacia/eficiencia) no puede ser en topo
caso la búsqueda analítica, al encontrarnos
con otros valores (equidad,legalidad,normatividad, solidaridad,
sacrificio,compromisos,…). Cabe pues
distintos análisis, según el ‘que’ de las políticas, lo que no cabe es
no hacerlo.
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