martes, 9 de octubre de 2012

¿Administración de diletantes?: Disfunción o perversión (1)


En el escenario politológico actual  cabria detenerse a pensar sobre el factor de los actores políticos dominantes y su posible calificación de diletantismo general. El diletante es aquel que  practica una ciencia o un arte sin tener capacidad ni conocimientos suficientes.  Weber  se refería en su tiempo  a la ‘Administración de diletantes’ para describir  a los empleados públicos como aficionados y no profesionales que ocupan puestos en virtud del spoil system.  Recuérdese que el denominado ‘spoil system’ es el paradigma de modelo que tiene  sus referentes en las dinámicas del botín, la cesantía o la confianza política. En su antagonismo se hallarían  los  modelos weberiano/wilsoniano de Administración (‘Merit system’). Hoy predomina un  modelo intermedio, el denominado por Quermone como “spoil system de circuito cerrado o de politización relativa”, que tiene su expresión más palmaria en la libre designación de convocatoria pública o en la provisión de los cuerpos de dirección pública.

En realidad se puede afirmar casi axiomáticamente que el principal motor del diletantismo es el sistema de privilegios de los que gozan algunos sectores político-administrativos (excluido la mayoría del  local), pues mayoritariamente se exige poco por cobrar, y se cobran siempre, a diferencia, por ejemplo, de los autónomos que no cobran a fin de mes incluso casi nunca, eso sí con el IVA y demás tributos, generan recursos ipso facto para los depredadores del sistema.

 La democracia tiene sus defectos y en algunos aspectos goza de un desorden establecido que beneficia a la clase representativa de la nación. Posiblemente el importantísimo aspecto representativo no pueda evitar el diletantismo, aunque sí reducirlo, sobre todo cuando en momentos como ahora debe prevalecer el sentido democrático igualitario, aunque sólo fuese por ser coherentes con la clausula de Estado social. Afortunadamente la democracia progresa en no pocos aspectos, y sin duda, esta crisis será aprovechada por la siguiente generación – especialmente los recién licenciados politólogos y economistas - para dar un salto cualitativo y cuantitativo al devenir democrático.

No obstante no hay  fórmula política o económica definitiva, aunque sólo sea porque al sol todavía le quedan unos 800 millones de años de vida antes de su gigantismo rojo.  Convendría estudiar si la contraparte del diletantismo político es el enanismo clientelar y el amancebamiento con la comodidad del laisezz faire, laissez passer que ha anidado cual huevo del cuco.


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