domingo, 21 de octubre de 2012

Invasiones en la vida colectiva de ayer y hoy: Fracaso de las clases directoras.

Así se titula el primer epígrafe  del apartado primero del capítulo II de la obra “Anarquía o Jerarquía” de Salvador de Madariaga. En 1934 se refería al fracaso de las clases directoras  como uno de los factores que más ha contribuido al descrédito de las democracias liberales. En contra a los sistemas autoritarios, las democracias por su tendencia natural a debilitar los resortes de la autoridad políticas, necesita que sus directores gocen de una alta autoridad moral y personal.
Para Madariaga las clases directoras no se han dado cuenta de la verdadera índole orgánica entre la sociedad y el Estado, absortos en los datos estadísticos que les legitiman, por mor de los votos.  Para el autor la democracia debe estar exigiendo pruebas constantes de la capacidad de sus dirigentes.
Ya en su tiempo habla del aumento de la complicación de la vida colectiva, en la que en la vida ciudadana se ve invadida por una expansión del rol del estado de una parte y de otra de la lógica de la técnica. Hay, más todavía, otra  poderosa invasión en la vida colectiva por parte de los  poderes financieros y económicos. Resalta Madariaga la incongruencia del sistema liberal en el que si la política respectaba el ámbito de la política, no ha venido sucediendo lo mismo  al revés. Es decir, la economía se interesa cada vez más en la política, invadiendo su esfera propia. Tenemos  pues una economía condicionada por la tiranía de los productores y la correspondiente lucha de clases, lo que conlleva a que el ciudadano lleve una vida económica malsana. Añade el autor que, en su tiempo, - el mundo se hallaba gobernado por la banca oficial y que como poder dominador e irresponsable era extraño a Platón y al mismo Montesquiaeu. Es tal su poderío que no necesita ensuciarse en la política, pues su poder de crear dinero mediante el crédito constituye una de las causas más significativas de disgregación del Estado liberal-democrático y de la perdida de la fe en la democracia y en la libertad.
Se ocupa finalmente el epígrafe comentado en referirse a la  internacionalización del poder y de la entrega de la prensa al servilismo de unos cuantos; la conclusión es que “el efecto combinado de todas estas aberraciones, confusiones y malas prácticas no se dejase sentir sobre el funcionamiento de la instituciones políticas (sic)” lo que conlleva a la degeneración y descrédito –merecido ayer y hoy decimos– de las instituciones liberal democráticas
El dictum de Don Salvador estaba en el temor de las derivas totalitarias de la época por mor de la decadencia democrática, apostando por profundos cambios aunque estos fueran heterodoxos a la tradición. La deriva desde 1934  es conocida; un escenario totalitario, una guerra civil internacionalizada, otra  mundial, otros totalitarismos,… y  al final, tantas voces a posteriori gritando ¡¡¡ para qué que tantos sufrimientos ¡¡¡.
Que diría el autor del origen y dinámica de la crisis, de lo que ha sido de sus bestias y de sus víctimas. Yo sí digo que como en su tiempo, hoy  tampoco  existen políticos directores capaces de dominar su escenario, la política y dejarla,  - a pesar de todo su poder de coerción legítimo y del  uso  monopolístico de  fuerza  - a salvo de la invasión de los titanes de ayer y los nuevos de hoy, ni en España, ni en la UE, pues lo que le pasa a España, no es sólo un problema con origen en causas e idiosincrasias domésticas.  

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