Parecer que ya estaba en
el fundador de la Ciencia de la Administración americana, al señalar Wilson en 1887 en El estudio de
la Administración que (…) debe haber una Ciencia de la Administración,
que tratará de enderezar el camino del gobierno, para que su negocio menos poco
práctico, para fortalecer y purificar su organización, y para coronar sus
deberes con obediencia. Esta es una razón por qué hay una ciencia.Pero,
¿dónde ha crecido esta ciencia? Seguramente no en este lado del
mar. No se puede encontrar un método científico en nuestras prácticas
administrativas. La atmósfera venenosa del gobierno de la ciudad, los secretos
corruptos de la administración estatal…
No, los
escritores americanos hasta ahora no han tomado parte en el avance de esta
ciencia. Ella ha encontrado sus doctores en Europa. No es obra
nuestra, es una ciencia extranjera… Ha sido desarrollada por los
profesores franceses y alemanes, y, en consecuencia, está adaptada a las
necesidades de un Estado compacto, y se ajusta a las formas de gobierno
sumamente centralizadas. Para responder a nuestros propósitos, deben adaptarse,
no a un Estado simple y compacto, sino a un Estado complejo y multiforme, y
ajustado a formas altamente descentralizadas de gobierno. Si hemos de
emplearla, debemos norteamericanizar, y no sólo formalmente, y exclusivamente
en lenguaje simple, sino también en forma radical en pensamiento, principios y
objetivos. Debe aprender nuestras constituciones de memoria, debe alejar
la fiebre burocrática de sus venas; deben inhalar mucho aire libre
norteamericano.
(...)Tal fue el caso de Prusia, por ejemplo,
donde la administración va a ser más estudiada y más
perfeccionada. Federico el Grande, duro y pleno de carácter como fue su
gobierno, sinceramente se consideraba a sí mismo sólo como el mayor servidor
del Estado, al considerar su cargo como fundamento público. Y fue él quien,
basándose en las bases establecidas por su padre, comenzó a organizar la Administración
de Prusia con el más sincero servicio al público. Su sucesor, no menos
absoluto, Federico Guillermo III, bajo la inspiración de Stein, de nuevo, a su
vez, adelantó el trabajo aún más, planeando muchas de las características
estructurales más amplias que dieron firmeza y forma a la administración
prusiana de hoy. Casi en su totalidad el sistema se desarrolló por
iniciativa real.
... Por supuesto, toda
preferencia razonable se declararía a favor del curso político Inglés y
Americano más que por la de cualquier país europeo.
Es más difícil para la
democracia organizar la administración, que para la monarquía.
El campo de la
administración es el campo de los negocios. Está separado de la prisa y la
lucha política… El objeto de estudio de la administración es rescatar los
métodos ejecutivos de la confusión y el costo del experimento empírico y
ponerlos sobre cimientos profundamente enclavados
(...) Si vamos a poner en calderas nuevas será
necesario organizar la democracia sometiendo a concursos de oposición para el
servicio civil, a hombres definitivamente preparados para poner a prueba sus
convicciones liberales y sus conocimientos técnicos. Un servicio civil
técnicamente preparado se habrá convertido en indispensable
… Se puede pedir
prestada la Ciencia de la Administración con la seguridad y provecho si sólo
leemos todas las diferencias fundamentales de la condición dentro de sus
principios esenciales. Sólo tenemos que filtrarla a través de nuestras
constituciones, sólo para ponerla a fuego lento de la crítica y destilar de
distancia de sus gases de extranjeros (…)
Respetando la integridad de los textos para su intelección sistemática,
autentica y contextual observamos que fue
útil para la joven democracia importar para su adaptación modelos administrativos
más avanzados aunque fueran propias del despotismo ilustrado, y por tanto más propias
de dinámicas decisionistas que deliberativas.
Sugieren los textos una
reflexión teórica sobre la utilidad de administrar fuera de la política, - ésta
ya tiene su espacio institucional - , la utilidad de importar lo que es de encaje
institucional, para evitar los desacoples de un isomorfismo institucional (que
ha sido tan perjudicial en la experiencia NPM) y nos advierte que administrar
en democracia es bastante más difícil que en modelos decisionistas. Consideraba
útil, en aunque entonces la dirección estatal del progreso social, y por ello
durante mucho tiempo encarno la Administración Pública el monopolio sobre el interés
general. Hoy como nos advierte Crozier, el problema del Estado y su Administración
ya
no es como conseguir la obediencia a este
interés general, sino como conseguir el consenso social y político sobre cuál
debe ser el interés general. Sin duda puede decirse desde una teoría inductiva sobre
el comportamiento político cuan dañoso ha sido que no se haya discutido ni haya
habido resistencia serias a muchas decisiones subjetivas sobre que era interés
general. Nuestra comunitat ha sido campo fértil, franco y provechoso para la venta política de ‘indiscutibles’
productos de interés público y de cuya inutilidad o efectos dañosos tenemos noticias diarias.
El análisis racional instrumental tan propio de la teoría organizativa
es un gran aporte de la Ciencia de la Administración para entender casuísticamente lo útil, lo inútil
y dañoso.
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