En
el foro mundial académico Research Gate ha surgido recientemente en materia de Administración
Pública el cuestionamiento científico de la NPM. Podemos leer sobre su falta de fundamentación teórica o conceptual precisa, las imprecisiones entre los bienes públicos y
privados o entre clientes y ciudadanos y
sobre todo la causa de la rápida caída
de la confianza de los ciudadanos en el gobierno y el desorden financiero al
que los gobiernos se enfrentan ahora.
Podemos leer opiniones acerca de la falta de especificidad en cuanto a lo que
realmente es la NPM o la diversidad de
sus diferentes teorías con sus diferentes
características y la falta de acuerdo sobre un contenido propio. También la
relación entre los componentes clave del paradigma y su utilidad para las dinámicas
neoliberales sobre el papel del Estado y
la prestación de servicios públicos.
Otras afirmaciones reflejan la insuficiencia de la gestión privada para la complejidad de la prestación
de servicios públicos, apuntándose hacia el paradigma de la colaboración o con
el sector privado y el del voluntariado,
ya que la complejidad no parece ser respondidas adecuadamente de manera a
exclusiva por el sector privado y sus prácticas.
A todo lo expuesto podríamos añadir la variable de la contingencia
en cada contexto cultural. Diferentes medidas NPM han supuesto diferentes efectos
en cada sitio. En el caso de nuestro país y región autónoma en concreto las
herramientas utilizadas han servido para el gatopardismo, la ineficacia o
ineficiencia de dichas herramientas, y en muchos casos, han servido tan sólo para enriquecimiento
de consultoras y de gestores públicos. Al hilo de la NPM se ha instalado como
nunca la ineptitud, la perversión y el desgobierno en nuestras estructuras.
Una breves notas sobre el
fenómeno de la NPM y su después como reto para la dirección pública dirían;
1) Para Hood y Jackson(La argumentación
administrativa,1977) el fracaso radicó en la falta de ajuste de
las doctrinas a los hechos reales
concretos, para hacerlo sobre metáforas
abstractas e incluso ficciones
que condujeron a una modernización
llena de retórica y de utilización de elementos
poco fiables (a los que denomina ‘nursery
toys’,’wrong tools’ o ‘soft science’).Las políticas de Gestión Pública de
la NPM respondieron muy eficazmente a los planteamientos ideológicos de los '80
y de su muy eficaz retorica político-partisana, pero poco a planteamientos
técnico-científicos para la gestión organizativa.
2)Es revelador
el estudio finalizado en el
2014 sobre la eficiencia y eficacia de las reformas
gubernamentales para un Sector Público más eficiente y eficaz en tiempos de crisis
económica realizado en el proyecto europeo COCOPS, revela en su resumen datos muy elocuentes sobre las políticas de
Nueva Gestión Pública, tales como que el
outsourcing no ha supuesto una
reducción del sector público; en general las reformas administrativas han
tenido éxitos limitados; los grandes cambios en el Sector Público en los cinco
últimos años han venido motivados por
los ajustes fiscales tras la crisis financiera. Y lo llamativo es que las
estrategias a seguir en los próximos cinco años tiene perspectivas distintas
sobre qué hacer para Administración
Pública y para la Universidad.
3) Lo que estamos viviendo –en términos sobre
todo de complejidad e incertidumbre – sugiere la necesidad de un espacio científico para repensar la experiencia NPM en términos de
lo que lo que necesitamos teóricamente sobre un buen gobierno que merezca la
confianza de la sociedad para aceptar sus estrategias de prospectiva. No sólo es
cuestión de economía, eficacia y eficiencia, se trata de adaptarse a lo nuevo y a sus retos e inconcebibilidad (Vg. Crozier, M. (1995), “La posición del Estado frente a otros
actores”. Gestión y Análisis de políticas públicas, nº 2 o Dror,
Y (2002). Más allá de la incertidumbre: lo inconcebible, Polis, nº 2.)
4) Este reto adaptativo – tarea fundamental de
los directivos públicos - no puede perder de vista la busqueda de valor público
y de confianza social, resultando sugerente en este sentido la obra de Hodgkinson (Filosofía
administrativa: Valores y motivaciones en la vida administrativa, 1996) como puente entre la literatura técnica de la
teoría administrativa y el discurso filosófico. Ella contempla una axiología adecuada (la teoría del valor)
para el ejercicio del liderazgo y la
toma de decisiones y formulación de políticas. La reflexión acerca del bien y del mal como un
componente crítico del pensamiento administrativo no debe ser negada por
ninguna asepsia tecnocrática. En ello la obra articula y relaciona cuestiones como la organización y la teoría administrativa,
las decisiones y la formulación de políticas, la jerarquía, liderazgo, poder,
valores, intereses. La atención a las
patologías, las ideologías y los problemas de la praxis enlazan con una teoría del valor precisa
proyectando una lógica normativa de valor general para la administración, que desvela una conexión invariable con el modus operandi
de los subsistemas político y administrativo.
Cfr Htps://www.researchgate.net/post/what_are_the_criticism_and_the_new_development_of_New_Public_Management
[Consultado 23 de Mar, de 2016].
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