Las Provincias, Tribuna, 17 de junio de 2009
Han coincidido en el mismo fin de semana las elecciones al Parlamento Europeo y la celebración del 65º aniversario del desembarco aliado en Normandía, conocido por el día D y fielmente plasmado en la película Salvad al Soldado Ryan. En ésta la unidad Ranger del Capitán Miller (caracterizado por Tom Hanks, representando al militar no profesional y maestro de Pensilvania) está adscrita al 116 regimiento de la 29 división y que resultó ser la unidad que perdió más soldados de los aproximadamente 5000 que murieron ese día en el sector de playa normando denominado Omaha, conocido como Bloody Omaha, a partir de ese día.
Yo he tenido ocasión de hacer el recorrido del desembarco a lo largo de de la costa de Calvados y de poder comprobar in situ lo que refleja la película de Spielberg o la serie ‘Hermanos de sangre’ inspirada en las gestas de la 101 división aerotransportada y noveladas por S.E.Ambrose. Memoriales por doquier mantienen el testimonio del sacrificio de aquellos y me llamó la atención una leyenda que se repite en múltiples lápidas del cementerio americano “Aquí descansa en gloria un camarada de armas, sólo conocido por Dios”.
La historia del soldado Ryan y la de sus hermanos caídos en el desembarco o en sus días posteriores, trae causa de lo sucedido a los 4 hermanos Nilland, que fueron asignados a unidades distintas, ante el precedente de los cinco hermanos Sullivan que en 1942 murieron todos en el mismo barco hundido por un submarino japonés en la isla Guadalcanal del pacífico sur).
En los actos conmemorativos del pasado día 6 de junio en el cementerio americano de Colleville-sur-Mer, los presidentes Sarkozy y Obama recordaron la trascendencia del día D en la construcción de la Europa actual, pidiendo al pueblo que no se olvidasen, ni las grandes ni las pequeñas historias, que condujeron al éxito militar y a la liberación de Europa.
Lo que sucedió aquel junio de 1944 no fue casual y Hitler lo sabía al mandar a Rommel a reforzar el muro del Atlántico. “La guerra se ganará o perderá en estas playas” diría el segundo. Consecuencia de que el muro se resquebrajó en la baja Normandía es que Churchill exigiría la rendición incondicional en 1945. En 1940 el gran político británico proclamó en el Parlamento la arenga de “no nos rendiremos jamás” mientras que en sesión secreta diría “Todos moriremos luchando hasta el final. Estoy tan seguro de que saldremos victoriosos como de que mañana saldrá el sol”. Tras la retirada de Francia en Dunquerque manifestó que “La batalla de Francia ha terminado, supongo que está a punto de comenzar la batallad de Gran Bretaña de la cual dependen la supervivencia de la cristiandad”. Apeló a la continuación de la lucha en Inglaterra “hasta que, cuando Dios quiera, el nuevo mundo, con todo su poder y fuerza, dé un paso a frente para rescatar y liberar al viejo”. Consiguió la firma de la Carta del Atlántico en Terranova en agosto de 1941 con el Presidente Franklin D. Roosevelt, no sin renuncias para el imperio británico, para conseguir la ansiada alianza que finalmente derrotara a la sin razón.
Es una lástima que toda esta memoria histórica quede empobrecida por unas elecciones en la que ‘Europa’ -salvo honrosas excepciones - ,ha quedado eclipsada por veleidades domesticas, banalidades y discursos pueriles contenidos que no dejan de causar estupor y vergüenza ajena.
El periódico Le Figaro ha recogido lo poco europeo de la campaña y el ex director de Le Monde, J.M. Colombani sostiene que el nuevo modelo que regirá el mundo después de esta crisis "se está gestando, aunque con lentitud, en Europa". Si el 70% de lo que nos afecta se decide en las instituciones UE y eurobarómetro indica claramente las preocupaciones de la ciudadanía(crimen organizado y seguridad; inmigración, desempleo y crisis) toda vez que ratificada la Constitución europea, se ampliarán las competencias del parlamento, no debe pasar por alto que estas elecciones se hayan convertido en juego maniqueo entre lo blanco y lo negro y de su resultado se hayan extraído múltiples consecuencias domesticas y ninguna europea.
El día D y la caída del muro de Berlín, revivieron afirmaciones remotas como ‘La vida en Europa es una, como un pensamiento de la divinidad’ (Von Stein); ‘La gran familia continental’ (Balzac); o ‘Europa no es más que una nación compuesta de diversos’ (Montesquiaeu). El soldado alemán oriental Conrad Schuman, saltó sobre la alambrada del muro berlinés en 1961, pero en 1944 otros se quedaron entre los espinos de los 80 km de Utah,Omaha, Gold, Juno y Sword de las playas normandas y tanto sacrificio, reclama una memoria institucionalmente viva.
Jim Norene de 85 años ex combatiente paracaidista de la 101 División y aquejado gravemente de cáncer quiso visitar a sus compañeros enterrados en el cementerio de Colleville este 65 aniversario, después de hacerlo, esa misma noche murió tranquilamente en su hotel mientras dormía. El libro del historiador norteamericano S.E. Ambrose ‘El día D:La culminante batalla de la segunda guerra mundial’ a lo largo de sus 730 páginas recoge multitud de historias personales de miedo, heroísmo, cobardía, valentía, dolor, lealtad, torpezas, inteligencia, errores o improvisación, con el resultado que es sabido. Una de ellas, la del soldado F. Branham, perteneciente al 116 regimiento y compañero de otro Miller, también de Pensylvania – aunque esta vez auténtico y Sargento - plasma en primera persona “He pasado por todo tipo de desgracias desde el día D, pero para mí este día vivirá conmigo hasta el día de mi muerte, y me lo llevaré al cielo cuando lo haga. Fue el día más largo, más duro y más horrible que yo o cualquier otro jamás tuvimos que superar...no aceptaría ni un millón de dólares a cambio de mis experiencias, pero seguramente tampoco soportaría lo mismo por dicha cantidad”
¡Siempre habrán héroes, además de los treintaiséis justos, nuevamente dispuestos a salvar al soldado Ryan y a Europa¡
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