El problema es
que la decisión puede ser errática,
incluso perversa o desviada y nadie lo puede denunciar. Adoptada por un inepto
o un inmaduro intelectual que causalmente – fruto de otra decisión errática -
se haya ubicado en el dentro decisional El problema es que la máquina
burocrática, sin control, puede ser es
peligrosa, alguien debe pararla cuando no sirve a sus fines o estos son equivocados.
El problema es que los modelos totales
acaban politizando la ejecución burocrática
y esta así, no representa a los técnicamente mejores, sino a los más
allegados. El problema es que la historia está llena de razones
empírico-inductivas para obviar este
planteamiento habida cuenta de las consecuencias de los totalitarismos del S XX y los que aún perviven. El
holocausto judío no puede ser la representación de la mejor relación
eficacia-eficiencia, ni el modelo decisionista sea el ordinario en nuestra
civilización. Otra cosa es la extraordinariedad que supone los estados
excepcionales de urgencia o necesidad
previstos constitucionalmente, o situaciones de bloqueo democrático.
Aquí por
exhaustividad no podría obviarse la
historia administrativa y la Ciencia de la Administración se desarrolló eficazmente en momentos
absolutistas – Napoleón y el despotismo ilustrado prusiano – y por ello Wilson,ante la necesidad de una
Administración Pública moderna y acorde
para el fomento del progreso americano, reconoce
las bondades de las
administraciones europeas, aunque no le guste su modelo político monocrático
Esperemos no sea
el fin de la historia en su expresión actual por estar llamada a refundarse
continuamente o aunque sea por aquello
de que
“la democracia es el peor de todos
los sistemas políticos, con excepción de todos los sistemas políticos restantes” (Winston Churchill) y en términos económicos como señala Corona Ramón (...) los resultados que se obtienen cuando
los sistemas democráticos son analizados con las herramientas de la teoría
económica, pueden parecer sorprendentes, por lo menos a primera vista. Es
posible que la democracia, sin maquillajes ni afeites ofrezca una imagen menos
bella y atractiva de la que le atribuyen los románticos (¿o los demagogos?). El
espejismo puede afectar fácilmente a quienes la conozcan poco y a quienes no
hayan vivido de cerca las pesadillas de las dictaduras. El sistema democrático
no puede presumir de aquello de lo que carece. Sobre el papel no es el más eficiente
ni el más barato, ni tampoco es inmune a las mixtificaciones o a la
manipulación. Es, sencillamente, <> (...)
Para la
proscripción y prescripción de la
innecesariedad hoy del decisionismo – sobre todo del camuflado en la propia
democracia y da cabida y rienda suelta a la corrupción ya
la ineptitud - las ciencias de políticas siguen siendo una alternativa válida
para combinar ciencia y democracia, y sobre todo para, poder fijar una sana
línea roja para la aconsejable separación y, a la par, complementariedad de la política y la
Administración Pública. Simplemente ideología y técnica al servicio público.
Cfr.
CORONA RAMON, F., Una introducción a la teoría
de la decisión política (Public Choice), 1987
GIL
VILLEGAS,F., “Los fundamentos políticos de la teoría de la administración Pública”
en Lecturas básicas de Administración y
Políticas Públicas (J.L. Méndez, comp), El Colegio de
México, Centro de Estudios Internacionales, México, 2000.
NEGRETTO,G.L., “Qué es el decisionismo?
Reflexiones en torno a la doctrina política de Carl Schmitt” en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y
Sociales, 40- 161,1995;
HERNÁNDEZ CASTELLANOS D.A.,”Idea del
Estado en Carl Schmitt aportes para una genealogía de lo político” Dossier Repensar el Estado, en Argumentos,23, 2010.
SOSA
WAGNER, F., Carl Schmitt y Ernst
Forthoff: coincidencias y confidencias, Marcial Pons, Madrid, 2008, p.25 y
56.
SCHMITT,C., Política Romántica, 1919; SCHMITT,C., La
dictadura. Desde los inicios de la idea moderna de la soberanía a la lucha de
clases proletaria, Berlín, 1921.
SCHMITT,C., La teología política. Cuatro
capítulos a la doctrina de la soberanía Berlín, 1922.
El uso perverso del
gas zyklon – destinado a otros fines en
los campos de exterminio de la Alemania – posiblemente no soñada por
Schmitt - fue muy eficaz y eficiente, porque alguien así lo decidió.
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