domingo, 1 de mayo de 2016

Gestión Pública y actualidad (y 2)



Veamos una aplicación de lo que decimos mediante una exposición cronológica de noticias publicadas en prensa domestica;
(…)Las disparadas cifras de desempleo llevaron a los políticos a promover el emprendimiento de forma masiva, ideando incentivos indiscriminados, como la posibilidad de cobrar en una vez toda la prestación por desempleo para abrir una empresa. Sabían que esta estrategia acarrearía innecesarios dramas personales pero también que podrían colgarse medallas adelgazando las cifras de desempleo en el corto plazo(…).
 (…)El mercado laboral sigue sin ganar vigor. Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre 2016 publicados este jueves muestran que, más allá de las declaraciones y de la mejora en algunos indicadores, la recuperación del empleo y el paro no es aún consistente. El año ha empezado con 11.900 parados más, hasta las 4.791.400 personas en desempleo, y con la destrucción de 64.600 empleos. La población activa ha descendido: 52.700 personas han abandonado el mercado de trabajo en estos tres meses. Estas variables hacen que la tasa de paro crezca una décima respecto al trimestre anterior y se sitúe en el 21%.
(…)A mayor nivel de formación, menos posibilidades de empleo en Valencia (…)
(…)Un tercio de los jóvenes que trabaja vive en la pobreza. El Consell de la Joventut denuncia en la campaña «Joves en perill d´extinció» la precariedad laboral, la incapacidad de emanciparse y la emigración obligada
(…)Mala reputación y 15 elementos más que lastran la economía valenciana (…)
(…)El Gobierno valenciano celebrará este lunes un pleno extraordinario del Consell con el objetivo de aprobar «medidas para la creación de empleo». Diez meses después, el Ejecutivo de PSPV y Compromís trata de reaccionar tras el varapalo que han supuesto los datos de la última Encuesta de Población Activa, que sitúan a la Comunidad Valenciana a la cabeza del incremento del paro en toda España durante el primer trimestre del ejercicio (...)


No hay innovación en la Gestión Pública o al menos en términos de suficiencia para abordar un   , sin duda difícil problema, pero quizá irresoluble como tardemos en encontrar  talento con el cual gestionar con racionalidad instrumental, aunque tengamos que importar este talento. El primor paso es evaluar lo que hacemos y esto no s ehce aún, olo que s ehace a tal proposicot no sirve.   Estados Unidos, Canadá, Alemania, Suecia y Gran Bretaña cuentan con iniciativas de este tipo desde finales de los años sesenta, mientras que Noruega, Dinamarca, Holanda y Francia intensificaron la demanda de evaluación en los años ochenta , como esta   evaluación de está institucionalizada en la ONU, Banco Mundial, OMS,  UNESCO .
En España estamos en pañales porque el sistema político es el gran renuente, como dice Ballart (1993)
(…)el sistema parlamentario español, tanto a nivel central como autonómico, se basa en una fuerte disciplina de partido que tiende a limitar la función de control del Parlamento. El partido o coalición mayoritaria hará todo lo que sea posible para evitar una discusión política de la que pueda salir perjudicado su gobierno, mientras que la oposición, más interesada en ejercer sus funciones de control, se ve fuertemente limitada por su condición minoritaria (…).
En  Holanda  se consiguió la desaparición del instrumento evaluador Comité Interdepartamental para el Desarrollo (COBA), pues ni gestores ni políticos estaban excesivamente interesados en fijar objetivos claros y específicos, puesto que ello les hacía más vulnerables, mostraba sus propios errores y, en último término, su ineficacia a la hora de alcanzar sus propósitos.
Aquí tenemos dos explicaciones de porqué no saldemos del bucle que impide avanzar aunque sea de modo incremental hacia otro paradigma de Gestión Pública  con nuevos relatos, no gatopardistas y exculpatorios.
Una tercera explicación está en que esta situación le viene muy bien al cuerpo burocrático; se vive mejor sin apoderamiento y sin responsabilidad y además no hay capacidad económica para hacer nada, ante la hipoteca  dejada por los que estuvieron, aunque hubiera una estrategia clara hacia donde ir.
Y ahora en la cuarta, viene lo peor, aun en el caso de solucionarse la renuencia política a una Gestión Pública  científica, difícilmente se encontrarían talento para un análisis de políticas eficaz, conocido los diversos problemas en su aplicación. Los institutos formativos usuales no ofrecen ese talento, al menos en su aproximación a las propuestas normativas cualitativas.
Por el citado Ballart se ofrecía una salida al paso para  forzar una  evaluación de programas tal y como fue adoptada por el legislativo alemán;  estipular la terminación automática de un programa en un determinado período de tiempo a no ser que demuestre su eficacia, basado en la llamada «Sunset Legislation» norteamericana).
En todo caso insistamos en que el decisionismo no es la solución y tampoco la frase atribuida  a Reagan de que (…)para que voy a gastar dinero en evaluar lo que ya sé que se hace mal (...)

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