Schmitt extendió sus
críticas al liberalismo, al parlamento como institución y al parlamentarismo
como forma de gobierno, por ser incompatibles con su idea de democracia
directa, y que prescinde de representantes y elecciones, como mecanismos que impiden la
inmediatez de la voluntad popular. Consecuentemente tampoco acepta la idea de pluralismo, ya que a la democracia le es propia la homogeneidad
y la unanimidad, y esa unidad política, debe hacer desaparecer las diferencias.
La unidad política es
central a la posición decisionista que se mantiene, pues esta unidad es representada por el ‘sujeto de la
decisión’. Nada que sea político es ajeno al Estado y, también la decisión de qué es político, y qué no lo
es, le corresponde únicamente al Estado. Schmitt introdujo el término
“decisionismo” en el prefacio a la edición de 1928 de Die Diktatur, en referencia a los fundamentos legales de la
dictadura y la teoría del estado de emergencia en el derecho constitucional,
aunque ya había utilizado la categoría
de “decisión” para definir su propia concepción de la política frente a la
filosofía del romanticismo.
El Estado total es una
ruptura con los principios políticos y constitucionales y a la par, un afianzamiento del autoritarismo soberano,
consecuencia de la crisis del parlamentarismo que el citado autor había
diagnosticado tiempo atrás y cedieron el paso a un Estado dictatorial hecho
para la "decisión", no para la
discusión. Así pues el decisionismo, se
muestra como una teoría ética y
política según la cual la obligatoriedad de las normas no reside en su
fundamentación, sino que está determinada por la decisión de alguien con
autoridad.
Para Schmitt, sólo en una dictadura se puede llevar hasta
sus últimas y lógicas consecuencias la esencia del funcionamiento técnico del
Estado moderno.La eficacia de este funcionamiento depende de que el interés
técnico instrumental no se vea distorsionado por otro tipo de consideraciones. La
dictadura representa así el medio instrumental más afín al surgimiento del
Estado moderno, el cual es, en esencia, una organización técnica y ejecutiva. Hay
una triple dirección hacia la dictadura integrada por el racionalismo, la
tecnicidad y la ejecutividad [que]
señala el comienzo del Estado moderno; éste ha nacido de una técnica política.
Diría así (...)
resultará imposible que una organización funcione bien si las personas
encargadas de la ejecución reclaman, en virtud de cualesquiera intereses, una
cooperación o control independientes que partan de puntos de vista distintos al
del funcionar técnico en cuanto tal (…)
(…) dentro
del ejecutivo que funciona bien, una vez que están dados los presupuestos para
ello, no hay ya ningún acuerdo, convenio ni consulta con el órgano del
ejecutivo (…)
(...) el
ejército y el servicio civil burocrático adiestrado, los
"ejecutivos", constituyen la médula de ese Estado, el cual es por
esencia ejecutivo (…).
No hay comentarios:
Publicar un comentario