lunes, 22 de agosto de 2011

Dinámicas de cambio en el Empleo Público (y 2)

En el 2005 en el monográfico sobre “La nueva gestión pública” de la Revista internacional las políticas sociales, el profesor D. Giauque hizo su su aportación en torno a la gestión de los recursos humanos y modernización de las Administraciones Públicas ya daba cuenta de determinadas dinámicas de propuesta o experimentadas. Al socaire de la caja de herramientas de la NPM puede observarse que el status del funcionario ha sido cuestionado, reformado o incluso suprimido (vg. la reforma italiana de 1992). Igualmente se ha observado una generalización a la reducción de efectivos (en USA del periodo Clinton se suprimieron 272.900 empleos y en UK se eliminó un 30% de modelos de función pública en un periodo de 15 años). El Gobierno finlandés también instauró un programa para recortar entre 4.000 y 8.000 trabajadores públicos de la capital a las regiones hasta. Holanda recortó su plantilla en 12.800 personas a través de una reforma de 2008.
Otras de las experiencias han sido las relaciones a tiempo parcial y de carácter temporal. Los sindicatos han ido perdiendo fuerza sobre todo por la novedad que ha supuesto la personalización e individualización de las condiciones de trabajo, que determinan en función de ellas una posterior evaluación.
Se critica en cuanto al HRM la dualidad de dos sectores; unos sometidos a un centralización-generalización de sus condiciones de trabajo y otro, sometido a condiciones particulares. Esta individualización de las condiciones de trabaja supone una revolución en sí misma, si bien la falta de medios financieros para hacerla eficaz, hace pronosticar su debilidad. Ya he tenido ocasión de pronunciarme sobre la cuestión de la evaluación del desempeño en cuanto a nuestra LOGFPV, habida cuenta de la falta de medios de todo tipo para su implementación y beneficio. No hay más que morar las experiencias comparadas al respecto. En todo caso la puesta en marcha de cualquier modelo del que no puedan ser aprovechadas sus ventajas comparativas, no hace más que aumentar la confusión y el desorden.
Las crisis siempre provocan la necesidad de reflexionar, y en este caso observamos coincidencias entre nuestros expertos domésticos y aquellos allende fronteras. La cuestión parece que estriba en cómo poner el cascabel al gato en las materias de productividad y flexibilidad. España lo tiene bastante difícil con una legislación de transito, confusa e incompleta en enfrenta además al hecho sorprendente de que desde el comienzo de la crisis en 2008, la plantilla del sector público ha crecido el 10%, hasta los 3,2 millones de trabajadores, según la Encuesta de Población Activa (EPA), lo que supone que el 21% de los empleados españoles trabaja en el sector público.
El citado Giauque habla de favorecer el desarrollo de unos implantes modernizantes, que integren reflexiones a considerar antes de llevar a cabo los cambios: debo entender que de alguna manera sirvan de incubadora o de mecanismo de ensayo-error antes de implementarse generalmente o de manera indefinida. O esto o la nada, ante las naderías de los cambios gatopardistas, pues ya diría Ignacio de Loyola que en tiempos de desolación, no hacer mudanza
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