Un periódico nacional a finales de de julio se hacía eco de opiniones de expertos sobre las propuestas de cambio en lo atinente al Empleo Público. Con el título “Que al funcionario le cunda más” el reportaje señalaba que España no tiene más empleados públicos que los demás países avanzados, pero el sistema apenas favorece la productividad y se cuestiona la posibilidad de su flexibilización. En nuestro país el crecimiento del salario medio en el sector público fue durante muchos años superior al del conjunto de la economía; en España la factura salarial del empleo público es superior al de la media de la OCDE, y la jornada del funcionario español es la más baja de toda la Unión.
En a la dinámica de reformas estructurales, se coincide en lograr el aumento de la productividad de la función pública a través del trabajo por objetivos, la flexibilidad o la movilidad. Los recortes salariales además de en nuestro país se han dado en Portugal, Grecia o Irlanda, y en breve Bélgica, la República Checa y Eslovenia, mientras han optado por la congelación salarial Francia y Reino Unido.
En el seno de la OCDE, de los 29 países que en diciembre de 2010 habían elaborado algún plan de consolidación fiscal, 20 optaron por reducir el salario de sus empleados, 15 por reducir su plantilla y cinco por reorganizar la Administración o por varias de estas medidas a la vez. Varios países de la UE han decidido reformar el cuerpo de empleados públicos, en especial Alemania, Finlandia y Holanda. En Alemania, en septiembre de 2005 el Gobierno central, los länder y los sindicatos acordaron una reforma para instaurar horarios flexibles y un sistema retributivo basado en el rendimiento y la experiencia. Se facilitó la movilidad de los trabajadores de una posición a otra, aun sin su consentimiento. Se en establecido periodos de prueba de dos años y un sistema de bonus e incentivos de hasta el 10% del sueldo. En Holanda, las diferencias entre los sectores público y privado han ido desapareciendo, de forma que ambos tienen hoy unas condiciones muy similares, y en Irlanda se han flexibilizado el sistema de contrataciones.
En España y en el 2006 el Círculo de Empresarios publicó un trabajo que señalaba que si en 1980 la productividad de los sectores público y privado era similar, en 2003 la brecha se había abierto hasta una diferencia del 4,7% del PIB.
Los expertos indican varias propuestas, entre ellas las del gerente de la Diputación de Barcelona y profesor Boltaina i Bosch quien recuerda que la productividad apenas está desarrollado salvo en algunos cuerpos como Hacienda o la Seguridad Social. Sobre la flexibilidad opina que la ley da muchas herramientas, aunque seguramente no las suficientes. El problema es que instaurar criterios de flexibilidad cuesta mucho y todavía está muy verde.
Indica valientemente que en España tal vez deberíamos replantear la relación vitalicia del funcionario, si bien ello merece un concienzudo estudio, aunque previamente habría que realizar un cambio en las pruebas de selección, en las que más allá del ejercicio memorístico se valore la experiencia en el sector privado.
En a la dinámica de reformas estructurales, se coincide en lograr el aumento de la productividad de la función pública a través del trabajo por objetivos, la flexibilidad o la movilidad. Los recortes salariales además de en nuestro país se han dado en Portugal, Grecia o Irlanda, y en breve Bélgica, la República Checa y Eslovenia, mientras han optado por la congelación salarial Francia y Reino Unido.
En el seno de la OCDE, de los 29 países que en diciembre de 2010 habían elaborado algún plan de consolidación fiscal, 20 optaron por reducir el salario de sus empleados, 15 por reducir su plantilla y cinco por reorganizar la Administración o por varias de estas medidas a la vez. Varios países de la UE han decidido reformar el cuerpo de empleados públicos, en especial Alemania, Finlandia y Holanda. En Alemania, en septiembre de 2005 el Gobierno central, los länder y los sindicatos acordaron una reforma para instaurar horarios flexibles y un sistema retributivo basado en el rendimiento y la experiencia. Se facilitó la movilidad de los trabajadores de una posición a otra, aun sin su consentimiento. Se en establecido periodos de prueba de dos años y un sistema de bonus e incentivos de hasta el 10% del sueldo. En Holanda, las diferencias entre los sectores público y privado han ido desapareciendo, de forma que ambos tienen hoy unas condiciones muy similares, y en Irlanda se han flexibilizado el sistema de contrataciones.
En España y en el 2006 el Círculo de Empresarios publicó un trabajo que señalaba que si en 1980 la productividad de los sectores público y privado era similar, en 2003 la brecha se había abierto hasta una diferencia del 4,7% del PIB.
Los expertos indican varias propuestas, entre ellas las del gerente de la Diputación de Barcelona y profesor Boltaina i Bosch quien recuerda que la productividad apenas está desarrollado salvo en algunos cuerpos como Hacienda o la Seguridad Social. Sobre la flexibilidad opina que la ley da muchas herramientas, aunque seguramente no las suficientes. El problema es que instaurar criterios de flexibilidad cuesta mucho y todavía está muy verde.
Indica valientemente que en España tal vez deberíamos replantear la relación vitalicia del funcionario, si bien ello merece un concienzudo estudio, aunque previamente habría que realizar un cambio en las pruebas de selección, en las que más allá del ejercicio memorístico se valore la experiencia en el sector privado.
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