En la 5ª Conferencia Braibant de 2006 del IIAS, la canadiense y Presidenta emérita de la escuela de Canadá del servicio Público,Jocelyne Bourgon manifestó que las Administraciones son vehículo de expresión de los valores y preferencias ciudadanas. Unos valores perduran y otros cambian y pasan a ocupar lugares dominantes, transformando el papel del Gobierno y la praxis de la Administración Pública y esto está ocurriendo nuevamente. El modelo administrativo actual de partida procede del sistema clásico con un énfasis en el control y diseño organizativo; del modelo neo-burocrático, por su proceso de toma de decisiones; del modelo institucional de los ’50 y ’60 anclado en las ciencias del comportamiento; y del modelo de la elección pública, por su dependencia de la economía política. En definitiva es un estado de transición que no casa ya con la teoría clásica y aún no cuenta con el sustento de una nueva y unitaria Teoría administrativa.
Siguiendo a Frederickson en su libro sobre `La nueva Administración Pública’ señala que “la novedad podría estar también en el uso que demos al tejido, aunque esté raído” por la coyuntura que supone disponer de los valores que guiaron a la Administración Pública tradicional y además de las experiencias adquiridas en los ’80 y ’90. Mientras que la Administración Pública tradicional concedió una base sólida, la NGP parte de una propuesta de valores equivocada, aunque los asuntos de los que se ocupó siguen mereciendo la atención. Una teoría nueva pasara la prueba no sólo por su resistencia, sino por su adaptabilidad a circunstancias nuevas e imprevistas. La novedad estará en el modo en que se teje la tela, pero no en los hilos utilizados. La nueva teoría se presenta como síntesis de ambas experiencias, como una propuesta integradora.
Los elementos de esta nueva teoría se basan en articular un Gobierno-Administración sensible/receptivo, responsable y respetado(confianza Pública). Nos encontramos en el marco de nuestro modelo administrativo continental, con otra propuesta basada en tres R (R3) distinta de la Durant pero hacia el mismo fin de reconceptualizar el rol del Estado-Gobierno-Administración La propuesta ya ha tenido su acogida no exenta de críticas y ajustes, entre otras que o bien se trata de un mero esquema de partida de las de necesidad de una reconceptualización del interés público que se acomode a los aspectos más coercitivos y regulatorios del Gobierno y además requiere encontrar acomodo específico ante las diferencias entre las distintas funciones públicas y ante una Administración fragmentada, dispersa y diversa.
Ya se ha advertido por C.Pollitt del difícil desarrollo de una Teoría integral sobre Administración Pública, algo muy difícil en la disciplina ante la diversidad del pensamiento académico en la materia en el último siglo y las importantes diferencias epistemológicas y empíricas que originan enseguida reacciones críticas a cualquier pretensión teorética. A la vez no hay que olvidar el peso del imperativo político exige atribuir a los fracasos argumentos organizativos, y nunca, cuestiones de naturaleza doctrinal.
Siguiendo a Frederickson en su libro sobre `La nueva Administración Pública’ señala que “la novedad podría estar también en el uso que demos al tejido, aunque esté raído” por la coyuntura que supone disponer de los valores que guiaron a la Administración Pública tradicional y además de las experiencias adquiridas en los ’80 y ’90. Mientras que la Administración Pública tradicional concedió una base sólida, la NGP parte de una propuesta de valores equivocada, aunque los asuntos de los que se ocupó siguen mereciendo la atención. Una teoría nueva pasara la prueba no sólo por su resistencia, sino por su adaptabilidad a circunstancias nuevas e imprevistas. La novedad estará en el modo en que se teje la tela, pero no en los hilos utilizados. La nueva teoría se presenta como síntesis de ambas experiencias, como una propuesta integradora.
Los elementos de esta nueva teoría se basan en articular un Gobierno-Administración sensible/receptivo, responsable y respetado(confianza Pública). Nos encontramos en el marco de nuestro modelo administrativo continental, con otra propuesta basada en tres R (R3) distinta de la Durant pero hacia el mismo fin de reconceptualizar el rol del Estado-Gobierno-Administración La propuesta ya ha tenido su acogida no exenta de críticas y ajustes, entre otras que o bien se trata de un mero esquema de partida de las de necesidad de una reconceptualización del interés público que se acomode a los aspectos más coercitivos y regulatorios del Gobierno y además requiere encontrar acomodo específico ante las diferencias entre las distintas funciones públicas y ante una Administración fragmentada, dispersa y diversa.
Ya se ha advertido por C.Pollitt del difícil desarrollo de una Teoría integral sobre Administración Pública, algo muy difícil en la disciplina ante la diversidad del pensamiento académico en la materia en el último siglo y las importantes diferencias epistemológicas y empíricas que originan enseguida reacciones críticas a cualquier pretensión teorética. A la vez no hay que olvidar el peso del imperativo político exige atribuir a los fracasos argumentos organizativos, y nunca, cuestiones de naturaleza doctrinal.
El debate no ha hecho más que empezar, y si las reformas administrativas de hace 25 años se articularon sobre la D3, las de ahora partirán desde los esquemas R3. Ya veremos cuando y en qué queda todo esto, teniendo en cuenta el gap y los cleavages generados por la actual crisis financiera.
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