Opinión, Las Provincias, 22 de enero de 2010
La dimensión humana del desastre de Haití en términos de sufrimiento humano no tiene palabras, sí oraciones y deseos de muchos. También hay clamores , y uno de los que seguro que se escucha en el cielo, es que no hay mecanismos-estructuras, especialmente las de seguridad para canalizar la ayuda a esa población desolada de nueve millones de personas en un territorio como el de la Comunidad Gallega. Haití ocupa el puesto 154º de los 179 países indexados en el índice de desarrollo humano, que formado por los parámetros de esperanza de vida, educación y renta per cápita, determina el nivel de desarrollo de un país. Ocupa ese glorioso puesto porque los países muy desarrollados no han cumplido los objetivos del segundo milenio, y entre cuyas acciones se encontraba Haití.
Como nos recuerda Intermon-Oxfam en el año 2000, 191 países respaldaron la iniciativa para reducir la pobreza extrema a la mitad en el año 2015.Supuso el primer plan internacional de las Naciones Unidas para acabar con la pobreza y relacionan por primera vez la lucha contra pobreza no sólo con el hambre, sino también con la sanidad, la educación, la igualdad de género y la sostenibilidad medioambiental. Se marcaron 8 objetivos
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
2. Lograr la enseñanza primaria universal.
3. Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer.
4. Reducir la mortalidad infantil.
5. Mejorar la salud materna.
6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo
Haití sigue siendo como otros muchos países un ‘Estado Fallido’ y esto ha supuesto que el seísmo alcanzara una gravedad mayor en su impacto inmediato y consecuencias. Me cuentan de primera mano que la gente lo que tiene es, sobre todo miedo, a ser víctimas de las acciones de delictivas y ha quedado patente que hoteles de postín y residencias de la clase alta se han visto escasamente afectados.
El término de ‘Estado Fallido’ que se puso de moda con el asunto de la piratería en Somalia, apareció en el debate internacional por primera vez en 1999 como categoría utilizada la Cruz Roja internacional y luego ha sido utilizado por representantes de la ONU. Guarda estrecha relación con el paradigma ‘Etsi Stato non daretur’, esto es como si el Estado no existiera o fuera insuficiente o débil.. Surgen instrumentos paraestatales socialmente aceptados (cárteles, mafias, sectas…) que llegan donde la Administración no puede. Supone una desconfianza de la ciudadanía en los poderes públicos en sí, debido a su escasa institucionalización y eficacia.
La idea de Estado fallido es equivalente a un Estado-Administración inexistente o ineficaz y que hace débil al Gobierno al tener poco control sobre su territorio y no existir una acción gubernamental que asegure el monopolio del uso de la fuerza dentro de sus fronteras. Igualmente no se pueden hacer cumplir sus leyes uniformemente debido a las altas tasas de criminalidad, corrupción extrema, un extenso mercado informal, burocracia impenetrable, ineficacia judicial, interferencia militar en la política. Un índice anual publica un ranking de estos privilegiados ‘Estados’, basándose en doce factores determinantes, tales como; la presión demográfica creciente, movimientos masivos de refugiados, crisis económica aguda o grave; criminalización y deslegitimación del Estado, deterioro progresivo de los servicios públicos, violación extendida de los Derechos Humanos…
Se ha puesto en cuestión si el pretorianismo utilizado por los americanos, como uso excesivo o coyuntural de la fuerza militar para organizar la ayuda militar y Francia ha suavizado su postura frente a la utilización de instrumentos pretorianos. Habrá que tener en cuenta la proximidad territorial de USA y recordar que en derrocamiento del Presidente Aristide del año 2004 intervinieron, americanos, canadienses, franceses y chilenos bajo la cobertura del capítulo séptimo de la Carta de las Naciones Unidas. Al final será el pragmatismo político, el que tenga la última palabra. El valor, de la decisión, será tomada en cuenta por sus efectos prácticos. Dicho de otra manera "la decisión acertada es lo que funciona". Lo que debe funcionar es el inmediato restablecimiento del orden como premisa para organizar el caos.
Yo me alegro de que mis impuestos sirvan para que las fuerzas armadas de mi país puedan ayudar mediante la aportación de recursos de todo tipo y me congratulo de que altos representantes de mi Gobierno hayan ido a mostrar su solidaridad.
Me acuerdo de haber leído algo que me llamo mucho la atención referido a la actividad del Estado en la segunda guerra mundial, cuando alguien señaló en la Inglaterra de la postguerra que “si hemos conseguirlo el pleno empleo ayudándonos a matar, por qué no buscar una manera de mantenerlo, pero ayudándonos a vivir.”
Haití junto a países ahora olvidados como Somalia, Etiopía,Sierra Leona,Ruanda… necesitan de instituciones de Gobierno y Administración Pública que hagan funcionar a sus Estados inoperantes. Lo deseable es que fueran las instituciones regionales de carácter internacional las que actuaran en la inmediatez, aunque sea bajo la supervisión de la ONU y la colaboración de países desarrollados y de las ONGs.-
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