Ya
tenemos nuevos costes de reparación consecuencia de otra decisión ilícita,
precipitada o torpe de una Administración Pública caótica y colapsada. Y ello
consecuencia de recientes sentencias del Tribunal Superior de Justicia de la
Comunitat Valenciana referentes a las bolsas de trabajo de docentes interinos
y la a que afecta al copago para
dependientes. Una vez más entra en escenario
la presunción iuris et de iure de las
sentencias frente a la decaída iuris tantum de los actos administrativos y a la
que de seguir por este camino pronto habrá que cambiarla por la presunción de
ilegalidad, injusticia y torpeza. Únanse estas a la lista interminable de
desafueros administrativos que han sangrado, más todavía las arcas que el
fenómeno de la corrupción (ERES, RTVV,…)
Tenemos
ahora en cuestión cuál es la deuda
ilegítima de la GVA para no abonarla y
por lo tanto es razonable preguntarse cómo se ha creado esa deuda y cuáles
han sido sus consecuencias y efectos. Entre otros como vemos el de generar más deuda que termina afectando a los más débiles (en este caso
interinos y discapacitados) toda vez que muchas de estas decisiones ilícita y
seminalmente injustas, son legitimadas por los amigos/servidores interesados
del poder.
En
entradas anteriores hablamos de la administración de la miseria que preveíamos
como un fenómeno que avanzaba inexorablemente, en el que el botín
administrativo iba a ser muy peleado por
los supervivientes.
Decíamos
que (…)
Al problema administrativo se une el político y además el económico. Mantener
el modelo de bienestar con una economía poco productiva y de baja
competitividad. Añadamos un coste democrático que luego tampoco se traduce en
beneficio colectivo por mor de las diversas disfuncionalidades. Frente a la
complejidad del problema, en lugar de buscar ayuda en la ciencia, nuestros
partidos mayoritarios no solo se han negado a retirar de sus listas a todos los
candidatos bajo sospecha, sino que defienden activa y públicamente a algunos de
ellos. La crisis conlleva la administración de la miseria, de lo que queda del
botín administrativo. O bien nos quedamos en el barco administrativo, o lo
abandonamos bien pertrechados.
Los fantasmas familiares de la democracia
aparecen cíclicamente, lo que de suyo es lógico en una sociedad dinámica y de
progreso y en el marco del mundo de las ideas, como son las políticas. Si en
1975 Crozier, Huntington y Watanuki, denunciaron la ‘Crisis de Gobernabilidad
de las Democracias’, y en el 2000 nuevamente, Pharr and Putnam enfocaron el
tema desde una desafectación de la democracia, más en términos de gestión que
de modelo Ahora parece que se juntan los dos. Toda crisis económica acaba en
una crisis política y en una revisión del modelo administrativo. (…)
Cfr entrada Crisis,
botín y administración de la miseria,2
de marzo de 2011. Vid. también vg.: La
separación política-administración (y 4): Urgencia y actualidad de una
imperiosa necesidad de una revisión ortodoxa y ortopráctica, 9 de noviembre
de 2013; La Administración Pública;
¿Oximorón, Babel u obra humana? (1), 22 de abril de 2014; La
caída de los dioses (1): Reyezuelos vs. Líderes 22 de febrero de 2015.
Estas
cuestiones que ya estaban en ciertos foros, en lo que yo conozco desde el año
2007, has venido suscitando un tipo de
actitud recurrente en los legitimadores y beneficiarios del sistema, la de la
necedad. Ahora los ingenuos no salen del
pasmo y los que han degustado hasta el último plato de la
miseria, ya están empezando a conocer la
larga mano del Pretor deslegitimador.
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