Decimos que es conveniente formar a los gestores de lo
público con marcos teóricos de referencia ‘clásica’ para que no caigan
atrapados por las modas administrativas de los ‘todo a 100’ que coinciden con
las consultoras que le dan a todo, sin saber demasiado o incluso nada.
No sabe esta consultoría de hojalata que
hasta en la tradición de entender la Administración Pública como una empresa,
como es la americana, los debates desde 1997 a 1945 giraron en cómo solucionar
el problema de la separación política y administración; en cómo distinguir la gestión
pública de la privada, y como hacer de
la Administración Pública una organización más eficiente. En los padres fundadores ya se hallan las idas
seminales de que dicha tarea pasaba por evitar la politización de la función pública o en el
contrapeso de institucionalizar una mayor profesionalidad en la gestión.
En 1900 Frank GOODNOW en Politics and Administration: A study in Government abordó la tarea de dividir la función gubernamental en política y
administración. Diría (…) se da el nombre de Administración a la función que se encarga
de ejecutar la voluntad del Estado y que debe estar sujeta al control de la
política .la función administrativa aparte de su dimensión judicial puede
llamarse administración
de gobierno la cual es asimismo susceptible de diferenciación (…).
Sostendría que hay una parte de la Administración que debe quedar relevada en gran medida sino
totalmente del control de los órganos políticos (semicientífica,
cuasiempresarial, cuasi judicial) son labores en las que influye poco o nada la expresión de la verdadera voluntad del estado, por lo que debe dotarse
una fuerza de agentes gubernamentales que estén absolutamente libres de
la influencia de la política, pues la
naturaleza de su trabajo no es menos
política que la judicial
WHITE en 1937, también adscrito a la era ortodoxa escribiría La Administración Pública como Profesión dando cuenta de la expansión del número
de profesionales en la administración USA
(de 3600 en 1896 a 35000 en 1930). El
autor conocedor de la obra de Fayol apostaría por la necesidad e profesional la
labor publica, afirmando que administrar
es la suma de la correlación, planificación, dirección central, disposición y
delegación de funciones, tanto en la organización privada como pública, y
constituye en sí un campo definible de conocimientos y experiencias, con sus
propias tecnologías en desarrollo y demanda de aptitudes especiales, de capacitación, experiencias y aplicación
extensiva para su dominación. Diría que
el desempeño eficiente de las tareas administrativas precisa de intelectualidad
coordinada, savoir faire individual, imparcialidad, percepción.
Más adelante MORXTEIN MARX nos advertiría de que (…) El volumen no es suficiente para definir
la naturaleza del Estado administrativo. Es preciso tener en cuenta que no es una estructura autónoma, sino una especie de monstruo indómito e indomable sobre
la que ejerce una influencia sustancial el grupo político que detenta el Poder.
La estructura administrativa está ligada a la estructura política como la
puerta a la pared: la puerta sólo desaparece cuando la pared se derrumba; pero
si la puerta se atasca en su marco, basta con un simple empujón para abrirla (…).
Ante el problema del comportamiento el
enfoque humanista desplazaría al neoclásico, ocupándose del comportamiento
administrativo (Administrative Behavior) consecuencia todo ello de la aplicación
del conductivismo y neoconductivismo en
la psicología y que, al igual que en el análisis de políticas vería un
esperado positivismo, también para el
mundo de las organizaciones desde los enfoques sociológico
y psicosociológico, de impronta inequívocamente experimental, (SIMON,MAYO,
MASLOW,MERTON, GOULDNER, SELZNICK.)
En la obra conjunta Administración
Pública de
1950
referida a la Administración USA se
estudiaría los tres aspectos de
más interés sobre la organización de las grandes estructuras gubernamentales;
el aspecto humano de la administración
Pública, es decir, la psicología de las personas que ocupan puestos
administrativos; la relación entre política y Administración y el papel de la
Administración en la función política.
Por lo tanto todo sigue igual, tal y como
lo describiera Confucio y sus seguidores, mientras que las personas que gestionan
políticamente lo público, tengan unas u otras orientaciones, éstas condicionarán
la Administración Pública. El ambicioso terminará desvelándose como tal, si
antes no le va la vida, la honra y la
hacienda en ello. Y el que tenga, espíritu de
servicio, acabará prestándolo en otro espacio más grato.
Hay que esperar, utópicamente o como desiderátum
científico, el fin de un tic-tac para al menos una coyuntura que ya no sostiene
la artificialidad de una arquitectura
institucional anclada sobre postulados de
servicio público.
Por el momento Confucio, y demás clásicos
hasta weber siguen siendo referentes teoréticos, para pensar que en lugar de un
chronos
nuevo, no habrá más allá que nuevos
cromos.
(Vid. WU, K. C.,
Teorías políticas de la antigua
China, 1928; HSÜ,L.S. La
filosofía política del Confucianismo, 1932; SIMÓN, H.A, SMITHBURG,D.A Y
THOMPSON,V.A. Administración Pública,1950; MORSTEIN MARX, F. The
Administrative State. An Introduction to Bureaucracy, 1957).
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