Max SCHELER por su parte
incidió en el aspecto del comportamiento
personal como un primer momento axiológico para ser llevado a través de
la imitación al conjunto institucional. Uno de
los principios de la ética personalista de él es el de la imitación del
modelo que es encarnado en una persona. Es una figura que se cierne sobre unos
individuos de tal modo que por éstos se
van adoptando poco a poco sus rasgos y se van transformando, de tal manera que
el ser, la vida y los actos de estas
personas, van a regirse consciente o inconscientemente por él. Es claro pues la
importancia de que un líder político, directivo intermedio sea ejemplo de
servicio o un mero instrumento de la ambición propia o de terceros
En los procesos de identificación
institucional existen unas etapas o momentos,
normalmente sucesivos, en los
que el compromiso de afinidad se ve
alterado, estos son; seguridad; reflexión crítica seguida de un
cuestionamiento; e indiferencia. Cuando en una Institución no existen modelos
de referencia, ni patrones de comportamiento que sean fácilmente identificables
con los ideales superiores de la Institución, aquel espíritu que surgió al
inicio de la incorporación a la misma, de total identificación ideológica con
los fines de ella acaban, tras un cuestionamiento del comportamiento de los
demás y del propio, por crear un clima de indiferencia.
Un estudio psicosocial
reflejaría la evolución del comportamiento administrativo individual y colectivo
en el personal de las Administraciones autonómicas y locales en especial. De la
fascinación al desencanto, del entusiasmo al excepticismo. Así en su extrapolación, porque los
empelados influyen en su entorno, se entiende porque mayoritariamente según reflejan
las encuestas hay más motivación por la ruptura del sistema que pro su reforma
cuando suene el último tic-tac, por seguir la lectura de un pensador actual en
un articula de recientísima factura.
En la ética del modelo ha de
concurrir dos clases de autoridad; la
deontológica y la epistemológica; es decir, la del actuar y la del saber. Prototipo de actuación
que ha de reflejarse especialmente en el personal que haya de ejercer funciones
directivas públicas y de control. No sin razón al gerente burocrático se ha
calificado de instrumento indispensable para la organización del trabajo
moderno y personaje central de la sociedad moderna desde la sociología de la
moral. El resultado inmediato del ejercicio de la virtud es la acción buena. Exigir pero comportándose
previamente de una determinada manera y provisto de un determinado carácter. El
paradigma de actuación, epistemológico y deontológico le confiere al Agente
Público la autoridad en su total sentido, al que se le respeta, considera y
obedece porque sirve a los intereses generales, y además sirve bien, con eficacia,
eficiencia y objetividad, es decir, con profesionalidad, responsabilizándose
que su quehacer.
Si el que puede, por su estatus,
no denuncia los comportamientos antisociales y antiorganizativos, incurre en
una responsabilidad con efectos múltiples, para el sistema, el metasistema y
los sistemas próximos, y sin duda, toda esta espiral de desafueros, desatinos y
demás perversidades, pudo haberse evitado un día.
Lo
revolucionario en estos tiempos consiste es
cesar al corrupto, no en matar al mensajero. A las
propuestas de transparencia
gubernamental le faltan muchas cosas, a la de la Comunidad Valenciana casi
todas, pero esta de conocer el funcionamiento tecnoestructural o el directivo
nos parece sustancial al gobierno
trasparente, al menos al que en términos de Bourgon es responsable, receptivo y
respetado. No sólo es bueno para el Cesar y su mujer sino para la propia
Ciencia de la Administración como herramienta analítica para una mejor praxis. Bastaría recordar que;
(…) La Ciencia Política ha
estudiado sistemáticamente casi todo menos la manera de cómo el gobierno
construye y desarrolla sus decisiones, ha prestado gran atención al sistema
político y poco a sus productos. Por su
parte la Teoría de la Administración Pública
ha quedado constreñida entre las
consideraciones jurídicas e institucionales y/o algunas de carácter operativo. Hay que plantearse cómo
mejorar la dirección del sistema administrativo, y reflexionar sobre los
factores que contribuirían a ello. Se han realizado más estudios sobre el modo
en que el gobierno gobierna a la sociedad, que sobre el modo en que éste se
gobierna a sí mismo. Se conoce la estructura de la Administración, pero poco
acerca de su dirección; conocemos las reglas
jurídicas, pero ignoramos los
procedimientos y las prácticas que acompañan a las decisiones organizativas.
(…) sigue
existiendo mucha ‘caja negra’ y muchas deficiencias como los errores de decisión de los altos directivos,
corrupción, discrecionalidad en el proceso decisional, fallos en la distribución de la autoridad, en la
división del trabajo, en la coordinación y cooperación, intercomunicación entre
las unidades que componen la organización (…)
(Vid.
Aguilar Villanueva,L.F. (1992b), El
estudio de las políticas y Aguilar
Villanueva, L.F. (2014),“Las dimensiones y los niveles de gobernanza”,Cuadernos de Gobierno y Administración
Pública,1-1; Macintyre, A.,
Tras la virtud, Crítica, Barcelona, 2001, Suances
Marcos, M. A., Max Scheler,
Principios de una ética personalista, Herder, Barcelona, 1989).
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