Con el título La caduta degli dei
y aludiendo a la ópera wagneriana, ‘El ocaso de los dioses’, Visconti en 1969,
analiza temas muy escandalosos en torno
al debacle de una familia industrial que
comienza a hacer negocios con el régimen del Tercer Reich. Esos personajes carentes
de ideología aprovechan las miserias del sistema, para sin aportar nada
relevantes, sean eslabones de una lógica de dioses mayores que en sí son patéticos
patanes de casi todo, menos en el reparto de míseras prebendas.
Estamos asistiendo en estos últimos años a un escenario igualmente patético
de caídas y huidas de dioses menores,
cuyo mérito no ha sido otro que el de la adulación de sus dioses mayores,
previamente caídos. La actualidad
nacional y autonómica es muy
generosa en la expresión de este fenómeno de clac, feligresía, movimiento
acrítico, frente al que hay que oponer el valor de quienes siguen estando aún
cuando sus dioses mayores haya caído en desgracia, siguen siendo fieles a las
personas o a las ideas.Y de estos también hay que todavía no ha terminado.
El circuito de la adulación clientelar –políticos de segundo escalón,
universidad, empresariado,sindicatos,asociacionismo- está retroalimentado por el mismo combinado proteínico
(miseria/mediocridad/ineptitud). El inepto se sirve de mediocres, cual bufones,
para que le autoafirmen en sus erráticas decisiones, en su mediocridad intelectual
o en su inmadurez psicológica, a cambio de puestos en órganos
político-administrativos y socio-económicos, edulcorados con buenos
presupuestos y/o subvenciones.
En el capítulo “La empresa
estatal de dominio como administración. Dirección política y burocracia” de Economía y sociedad, diría Max Weber;
(…)Socialización creciente significa también de manera inexorable, burocratización creciente…. El
progreso hacia lo burocrático, supone
que el Estado juzga y administra conforme a un derecho estatuido y racional, y
está en conexión íntima con el
desarrollo capitalista moderno. Mientras la empresa capitalista descansa
internamente ante todo en el cálculo, necesita para su existencia una justicia
y una administración cuyo funcionamiento – organizado y garantizado por el
Estado- pueda calcularse racionalmente por
normas fijas generales con tanta exactitud como puede calcularse el
rendimiento probable de una máquina (...)
En esta posibilidad de predictibilidad reside la
esencia del Estado racional moderno La burocratización señalaría Weber es consustancial
a la democratización y al capitalismo moderno como con posterioridad también lo afirmaría desde
la economía, Schumpeter.
En una
sociedad moderna y democrática, la dominación carismática y tradicional es
relevada por la racional, sustituye a dioses y reyezuelos, por servidores
públicos, líderes y técnicos
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