domingo, 11 de diciembre de 2011

Administración y Sociedad (y 3): El sentido público de lo privado

Ya para nota podríamos hablar de aquellos que además mantienen en sus vidas un sentido público de sus bienes y talentos privados. Sin tener que mirar al Capitán Shackleton o a los Monjes de Thibirine, pensemos que muchas personas se ocupen de los problemas de los demás siendo éstos – problemas y personas ajenos – Van más allá del próximo para identificarse con el prójimo, por motivos morales, religiosos o meramente altruistas sin paternidad y que se plasman en expresiones de caridad, solidaridad, fraternidad…
Esto está siendo una realidad ya en nuestras calles y ciudades y hay que aplaudirlo. Gente sin comida, sin trabajo, o residencias de ancianos que están para echar el cierre porque la Administración autonómica no paga, están siendo ayudadas con lo que sobre y con lo que falta a no pocos.
Mientras que el sentido público de lo privado está dentro de lo que se llama ética de máximos – hace feliz al actor –, el sentido público de lo público se enmarca en la ética mínima – permite la convivencia -. El sentido privado de lo público es o simplemente antisocial e inmoral, o un ejercicio ilícito o delictivo.
Si no se recupera el sentido de lo publico en el ejercicio de las funciones públicas habrá que plantearse los cimientos de la Ciencia de la Administración moderna, cuando Von Stein asume como punto de partida la distinción hegeliana entre Estado y sociedad, y que ésta, por sí sola, conduce inequívocamente a la servidumbre y a la injusticia; al abuso. De ahí, que resulte obligada la acción del Estado para impedir y corregir tales situaciones.

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