En la antigua Ciencia de la Policía se llamaban ‘Arcana’ –de imperii o de dominación - a los instrumentos políticos para defender al régimen estatal absolutista de sus enemigos y garantizar la detentación del poder y habilitaban al soberano para defenderse y atacar a sus enemigos estamentales. Las arcanas enseñaban al monarca cómo imaginar estratagemas y simulacros que hicieran pensar a los gobernados que su régimen era democrático o popular, cuando las políticas efectivas en prácticas autocráticas y hasta tiránicas.
Estos instrumentos estaban basados originariamente en la razón de Estado, de Maquiavelo, fueron sistematizadas por Botero y formalizados por autores como Clapmarius o Naude. El primero de ellos distinguió entre los arcana imperii, referidos a la situación del poder existente en los tiempos normales y para el mantenimiento de la plebe contenta y quasi fascinata se encontraban aquellos que suponían la concesión de derechos vacíos (iura inanaia) apariencias de libertades (libertates umbra) imágenes irreales (imago sine re). De su parte los arcana de tipo dominationis se ocupan de la conservación del poder de los príncipes.
Hoy en día, y en los momentos de más rabiosa actualidad se ha entrado en una dinámica muy similar a la del recurso a los viejos arcana. Vemos bajo diversas especies (políticas simbólicas, engaños, marketing político,... como todo – en contra del clamor mayoritario -se mantiene inalterado el status quo. Los arcana actuales son ejercicios de gatopardismo en lugar de actitudes francas y eficaces para que cambien los políticos o de que se cambie la política, para terminar de terminar de verdad con la ineptitud,vulgaridad, la grosería y zafiedad.
La acción política sincera y eficaz será aquella que de una parte esté por depurar responsabilidades en quienes nos han llevado a esta situación, abandonando el recurso del victimismo y de la imputación de responsabilidades ajenas. También es aquella que nos muestre con claridad la realidad y los pasos a seguir para superar la crisis actual.
No hay ofertas de modelos alternativos a la economía industrial que permitió financiar el Estado del Bienestar, no hay explicaciones de por qué precisamente el modelo liberal de estos veinticinco años, lejos de reducir el déficit, ha hecho justamente o contrario, hasta colapsar el sistema. Me temo que o en nombre de lo público se ha despilfarrado mucho dinero a favor de intereses privados o se ha creído ingenuamente que la economía del ladrillo y la financiera, así como la economía de la frivolidad y del engaño podría sustituir la capacidad financiera el Estado industrial.
Los arcana de ahora sirven para desviar la atención de la ineficacia de la acción de gobierno nacional y autonómica así como la insuficiencia de la oferta electoral para superar los cambios del modelo político y económico que ha surgido. Sirven para la mera supervivencia de la nomenclatura política, sirven para repartirse lo que queda o que vendrá del botín público.
Veamos unos ejemplo de la oferta actual de Arcanas en la ley de dependencia (iura inanaia); separación de poderes-igualdad en la justicia-democracia económica (libertates umbra); campus universitario de excelencia (imago sine re), para darnos cuenta, del cuento de siempre, contado reiteradamente por los mismos.
No sé si necesitamos un ejercicio katarquico de ‘manos limpias’, tampoco sé muy bien quienes sería las manos que deberían limpiar la zafiedad, pero todo apunta a que no pueden ser quienes permitieron a sus colegas determinadas tropelías, y tampoco quienes se aprovecharon de ellas. Tal vez lo mejor sería dejar de mirar atrás, ante u futuro cierto, una amnistía si se restauraran las arcas públicas por sus despojadores. Mientras no haya cosas que inventar, podría perderse el tiempo político en minimizar los efectos del espolio, es decir, exigiendo las responsabilidades oportunas.
En la transición muchos de los mejores colaboraron en el objetivo democrático, los objetivos de cambiar merced a la crisis es ocasión para los mejores contemporáneos, para los que miran hacia el mañana, sin recurrir los arcana del pasado.
Estos instrumentos estaban basados originariamente en la razón de Estado, de Maquiavelo, fueron sistematizadas por Botero y formalizados por autores como Clapmarius o Naude. El primero de ellos distinguió entre los arcana imperii, referidos a la situación del poder existente en los tiempos normales y para el mantenimiento de la plebe contenta y quasi fascinata se encontraban aquellos que suponían la concesión de derechos vacíos (iura inanaia) apariencias de libertades (libertates umbra) imágenes irreales (imago sine re). De su parte los arcana de tipo dominationis se ocupan de la conservación del poder de los príncipes.
Hoy en día, y en los momentos de más rabiosa actualidad se ha entrado en una dinámica muy similar a la del recurso a los viejos arcana. Vemos bajo diversas especies (políticas simbólicas, engaños, marketing político,... como todo – en contra del clamor mayoritario -se mantiene inalterado el status quo. Los arcana actuales son ejercicios de gatopardismo en lugar de actitudes francas y eficaces para que cambien los políticos o de que se cambie la política, para terminar de terminar de verdad con la ineptitud,vulgaridad, la grosería y zafiedad.
La acción política sincera y eficaz será aquella que de una parte esté por depurar responsabilidades en quienes nos han llevado a esta situación, abandonando el recurso del victimismo y de la imputación de responsabilidades ajenas. También es aquella que nos muestre con claridad la realidad y los pasos a seguir para superar la crisis actual.
No hay ofertas de modelos alternativos a la economía industrial que permitió financiar el Estado del Bienestar, no hay explicaciones de por qué precisamente el modelo liberal de estos veinticinco años, lejos de reducir el déficit, ha hecho justamente o contrario, hasta colapsar el sistema. Me temo que o en nombre de lo público se ha despilfarrado mucho dinero a favor de intereses privados o se ha creído ingenuamente que la economía del ladrillo y la financiera, así como la economía de la frivolidad y del engaño podría sustituir la capacidad financiera el Estado industrial.
Los arcana de ahora sirven para desviar la atención de la ineficacia de la acción de gobierno nacional y autonómica así como la insuficiencia de la oferta electoral para superar los cambios del modelo político y económico que ha surgido. Sirven para la mera supervivencia de la nomenclatura política, sirven para repartirse lo que queda o que vendrá del botín público.
Veamos unos ejemplo de la oferta actual de Arcanas en la ley de dependencia (iura inanaia); separación de poderes-igualdad en la justicia-democracia económica (libertates umbra); campus universitario de excelencia (imago sine re), para darnos cuenta, del cuento de siempre, contado reiteradamente por los mismos.
No sé si necesitamos un ejercicio katarquico de ‘manos limpias’, tampoco sé muy bien quienes sería las manos que deberían limpiar la zafiedad, pero todo apunta a que no pueden ser quienes permitieron a sus colegas determinadas tropelías, y tampoco quienes se aprovecharon de ellas. Tal vez lo mejor sería dejar de mirar atrás, ante u futuro cierto, una amnistía si se restauraran las arcas públicas por sus despojadores. Mientras no haya cosas que inventar, podría perderse el tiempo político en minimizar los efectos del espolio, es decir, exigiendo las responsabilidades oportunas.
En la transición muchos de los mejores colaboraron en el objetivo democrático, los objetivos de cambiar merced a la crisis es ocasión para los mejores contemporáneos, para los que miran hacia el mañana, sin recurrir los arcana del pasado.
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