A lo largo de este años y consecuencia de los últimos acontecimientos nos hemos referido a la corrupción en varias entradas del blog y si habría que sintetizar el discurso es que los políticos son un reflejo de la sociedad y ésta ha caído en una deriva de progreso economicista que genera serias disfunciones. Hemos citado argumentos desde diversas áreas para sostener que el modelo de progreso que se nos ha vendido en los últimos 25 años ha generado serias disfunciones en el homo oeconomicus y en el homo administrativus, cuando posiblemente, el hombre occidental en toda su historia no ha gozado de un soporte vital como el actual para poder desarrollar su dimensión integral, incluida la espiritual. Recordemos que a lo largo de la historia mientras unos se mataban miserablemente para lograr su supervivencia, otros con los estómagos llenos y protegidos por murallas, se dedicaban a filosofar. Ahora, pudiendo como nunca, ni filosofa la mayoría de la sociedad, ni los que a veces lo hacían, en virtud de su status social.
El libro de F. Quevedo y D. Forcada titulado ‘El negocio del poder. Así viven nuestros políticos’, a lo largo de 245 páginas realiza un retrato de los políticos españoles y se estructura en tres partes muy con títulos muy sugerentes; ¿Estos son los mejores?, Todo por un sueño, El dinero público no es de nadie. A lo largo de estos títulos da cuenta de todos los desmanes que se han realizado en los últimos tiempos (desde el caso Gurtel, hasta las cacerías y pescas en alta mar; los coches y despachos de lujo, la operación Marbella, los euro-forrados, los pensionazos y en general la falta de claridad y transparencia en las cuentas de algunas instituciones). Todo ello viene avalado con datos de publicados, nombres y apellidos. El libro tiene su inspiración en otros precedente italiano de los periodistas S. Rizzo y G.C. Stella que describe los desmames y privilegios de nuestros vecinos italianos en la obra ‘La Casta. Así se han convertido en intocables los políticos italianos’.
Al leer la recensión de la obra en la revista Acontecimiento nº 93de 2009 lo primero que me ha venido a la memoria es la obra ‘El Estado’de Georges Burdeau, Catedrático de la Universidad de Paris, titulado, con capítulos tan sugerentes como el del Estado como soporte del poder político, o El Estado como meta política. Un clásico que no hay que olvidar.
Tal y como vienen sucediendo las cosas en este país, no sabemos que es más grave, si la alta cifra que refleja que en estos cinco años atrás, ha habido cerca de 1000 detenidos por casos de corrupción en la Administración Pública o que algunos de estos personajes implicados en estos negocios, tras ser cesados, han sido castigados a dar clases en la Universidad, a ser miembros de Consejos de Administración de Fundaciones, Cajas de Ahorro, o empresas públicas o privadas.
Y si fuera poco ahora no hay dinero público para mantener en cada municipio, provincia o región los palacios de congresos, las diversas universidades, auditorios, polideportivos, televisiones sin audiencias, por no hablar de los grandes eventos que empequeñecen a sus megalómanos valedores. En suma y síntesis esta práctica política no es buena desde el punto de vista del buen gobierno y la buena administración, pues ni se ocupa de los intereses generales y además no es sostenible, porque si existe masa crítica que lo demande ni es sostenible porque tampoco disponemos de los inputs necesarios. Dicho en roman paladino, suena a pelotazo político, que chirría frente a la racionalidad que debe primar en las decisiones públicas.
El libro de F. Quevedo y D. Forcada titulado ‘El negocio del poder. Así viven nuestros políticos’, a lo largo de 245 páginas realiza un retrato de los políticos españoles y se estructura en tres partes muy con títulos muy sugerentes; ¿Estos son los mejores?, Todo por un sueño, El dinero público no es de nadie. A lo largo de estos títulos da cuenta de todos los desmanes que se han realizado en los últimos tiempos (desde el caso Gurtel, hasta las cacerías y pescas en alta mar; los coches y despachos de lujo, la operación Marbella, los euro-forrados, los pensionazos y en general la falta de claridad y transparencia en las cuentas de algunas instituciones). Todo ello viene avalado con datos de publicados, nombres y apellidos. El libro tiene su inspiración en otros precedente italiano de los periodistas S. Rizzo y G.C. Stella que describe los desmames y privilegios de nuestros vecinos italianos en la obra ‘La Casta. Así se han convertido en intocables los políticos italianos’.
Al leer la recensión de la obra en la revista Acontecimiento nº 93de 2009 lo primero que me ha venido a la memoria es la obra ‘El Estado’de Georges Burdeau, Catedrático de la Universidad de Paris, titulado, con capítulos tan sugerentes como el del Estado como soporte del poder político, o El Estado como meta política. Un clásico que no hay que olvidar.
Tal y como vienen sucediendo las cosas en este país, no sabemos que es más grave, si la alta cifra que refleja que en estos cinco años atrás, ha habido cerca de 1000 detenidos por casos de corrupción en la Administración Pública o que algunos de estos personajes implicados en estos negocios, tras ser cesados, han sido castigados a dar clases en la Universidad, a ser miembros de Consejos de Administración de Fundaciones, Cajas de Ahorro, o empresas públicas o privadas.
Y si fuera poco ahora no hay dinero público para mantener en cada municipio, provincia o región los palacios de congresos, las diversas universidades, auditorios, polideportivos, televisiones sin audiencias, por no hablar de los grandes eventos que empequeñecen a sus megalómanos valedores. En suma y síntesis esta práctica política no es buena desde el punto de vista del buen gobierno y la buena administración, pues ni se ocupa de los intereses generales y además no es sostenible, porque si existe masa crítica que lo demande ni es sostenible porque tampoco disponemos de los inputs necesarios. Dicho en roman paladino, suena a pelotazo político, que chirría frente a la racionalidad que debe primar en las decisiones públicas.
Me uno para fincar las bases necesarias para un cambio en el país. Ya esta claro que México vive su adolescencia como país, en donde las ilusiones estan por arriba de las herramientas necesarias para conseguirlas.
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