jueves, 27 de septiembre de 2018

Ciencia de Policía y Ciencia de la Administración Pública en España (1)


Para  el administrativista García Oviedo el germen de la Administración hay que buscarlo, en gran parte, en el despotismo ilustrado, que además de la  exaltación de la personalidad humana y estimación de su destino como objetivo fundamental del Poder público, también promovió  reformas  con una actividad incesante del Estado. Para Federico el Grande une razón y autoridad y concibe al Estado como agente de bienestar y reformas según las luces de la razón.

Esto es el embrión la idea de la Administración como  obra del Estado, reflexiva y técnica, en la que el príncipe se muestra como servidor del Estado  pero con acciones reflexivas, sabias, eruditas, para que sean eficaces. Y para ello sustenta  el edificio del Estado sobre el Ejército - para defender y conservar - y la Burocracia -  para crear y mejorar -  el aparato administrativo del Estado.

 En el  orden  de la Ilustración; el príncipe, cede a la cosa; el móvil, a la materia; al asunto, la empresa; al norte, la técnica. Ahora no se trata de cómo debe proceder el príncipe, sino lo que debe hacer y cómo ha de hacerlo con eficacia. Y así se gesta  la idea de una Administración para un Estado de Policía  que genera la necesidad de desarrollarla y de hacer de ella una ciencia autónoma. La idea de una ciencia administrativa está en germen en la Ilustración, que pide reformas con medios aptos con la correspondencia de un esfuerzo intelectual que alumbrara las normas e instituciones adecuadas para la consecución del objetivo.

Para Jordana de Pozas la policía fue  una especie de meteoro científico de breve duración y equívoco contenido. Su vida es corta, pues se desarrolla en el transcurso de poco más de un siglo, y el número de sus obras de alguna importancia que la exponen es reducido

Villar Palasí diría al respecto (…) En España, a la sombra del «despotismo ilustrado», surge una pléyade de autores que pasan a la Historia con el nombre de «cameralistas», los cuales estudian la economía, la ciencia fiscal, la estadística, y también la ciencia de la Policía. El prototipo de monarca español del «despotismo ilustrado» es Carlos III, en cuya época florecen una serie de nombres como Saavedra Fajardo, Pedro Navarrete, Cangas Argüelles, etc.

 …la Ciencia de la Policía se integra en el conjunto de doctrinas políticas, económicas, administrativas e incluso filosóficas, que comienzan a mediados del siglo XVII, llenan todo el XVIII e incluso  durante parte del XIX, en Austria y Alemania, y suelen designarse con el nombre general de Cameralismo o de ciencias camerales. Este nombre es adecuado, porque expresa que las doctrinas mencionadas surgen en el seno de los Consejos que formaban en las monarquías absolutas las claves de la Política, tanto interior como exterior, y de la Administración.

 …Como en los demás países, la ciencia de la Policía está enteramente ligada como un substrato político filosófico, que es justamente el que determina su nacimiento. Este substrato político filosófico es el «despotismo ilustrado », que es un fenómeno que se ofrece en un momento determinado en la mayoría de los países continentales europeos (…)

Todo ese movimiento de la ciencia policial o cameralista es  la antesala de lo que en el XIX  sería  la Ciencia de la Administración y en algunos aspectos el Derecho Administrativo. Entre finales del  XVIII y principios del  XIX, muchas   obras y estudios sobre la Administración y el Derecho Público  se aproximaban, a lo que hoy puede es propiamente el ámbito de atención científica del Derecho Administrativo en este país.

La Ciencia de Policía especulativa tal y como sucedió en Alemania y Francia no arraigó en España, al tener  su genuina versión en el “Gobierno Político y Económico del Reino” de mucha más antiguedad y hondura  y  equivalente en contenido al de la policía pues bajo la denominación patria, se estudiaban todas las cuestiones afectantes a la mejora de la actividad económica, desde la agricultura hasta la instrucción  y que sería equivalente a la idea posterior de Administración Interior.

No obstante  la  Ciencia de Policía foránea  fue conocida en España  por la divulgación que realizaron Puig y Gilabert, Valeriola o Foronda entre el XVIII y XIX.

Puig y Gelabert, en el preludio de . Elementos Generales de Policía, Barcelona, 1784  que es la traducción al español de la obra de Von Justi, Principios de Ciencia de Policia de 1756.

El valenciano Valeriola i Rimbau, publicaría la  Idea General de Policía (Tratado de policía sacado de los mejores autores que han escrito sobre este objeto), en ocho cuadernos impresos entre 1798 y 1802, inspirado en el  Traité de la Police  de De la Mare.

Valentín Foronda, publicaría sus  Cartas de Policía, en 1801, siguiendo a de la Mare el Traité de la Police  de 1622 y las  Instituciones Políticas de   Von Bielfield de 1760.

Robert von Mohl fue el último gran cultivador de  esta antigua disciplina, cuya obra Die Policey-Wissenschaft, se publicó desde 1832 hasta 1866, por lo que la disciplina se mantuvo  más de 100 años desde de que se iniciara su enseñanza en Halle y Frankfurt del Oder  en 1727.

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