lunes, 12 de marzo de 2018

Objeto de estudio la Ciencia de la Administración Pública (1): El fracaso de la Ciencia Administrativa es el éxito del Derecho administrativo


  

Nos encontramos hoy en un proceso históricamente lógico y prácticamente  inevitable de dispersidad, diversidad disolución  y fragmentación de la Ciencia de la Administración  Pública que es coincidente con la idea de deconstrucción político-administrativa del Estado. Hoy como vestigios y sucesores o sucedáneos nos encontramos con la Gestión Pública  y con el análisis de políticas que estudias mas al gobierno que  a la Administración Pública y lo hacen no tanto en lo que debían hacer como instrumentos políticos y técnicos del estado sino que y como lo hacen.
Etimológicamente  no hay distinción entre administración y gestión y esto lo vemos en el nacimiento de  la Ciencia de la Administración  misma. charles-jean bonnin la usó en 1812, cuando refirió la ejecución de las leyes como un asunto necesario a la "gestión de los asuntos públicos" (gestión des affaires publiques). incluso en1842 en la obra de  OLIVÁN,  De la Administración Pública con relación a España al afirmar que (...) Gestionar es en buena parte administrar y el hecho de administrar es tan antiguo como la existencia de los Gobiernos pero la Ciencia de la Administración es muy moderna (...)
El vocablo ‘administración proviene del latín, donde se forma con las palabras ‘ad’ y ‘ministrare’, que significa servir, por contracción ‘ad manus trahere’, que implica alusión a la idea de manejo o gestión. La Administración alude a gestión de asuntos o intereses, pero una gestión subordinada a unos fines y a unas directrices. Pese que ya se dijera hace años, esta afirmación es tan  nuclear que merece recordarse, y ahora enfatizarse, pues si la acción es la de gestionar, el objeto condiciona totalmente esta acción, este es el significado de administrare en Cicerón.Existen pensadores administrativos franceses que, con mucho fundamento, reclaman como originalmente galo el término management. Durante el siglo xviii, management se equiparaba con ménagement, de ménage, una palabra francesa formada desde el siglo xvi, que proviene de la voz latina manere (cuidado de la casa). Management también tiene estrecha cercanía con el vocablo meniement, que de manera similar significa asir con la mano. a pesar de sus diferencias semánticas y etimológicas, los franceses han insistido en derivar management de ménagement.
Desde la década de los ochenta, gestión comenzó a ser usada como antónimo de administración, precediendo e inspirando a la corriente anglosajona de la nueva gestión pública (new public management). Resulta  evidente la semejanza con el ‘to manage’ inglés es universalmente sabido que la cuna de los nuevos modelos de gestión pública es el reino unido, y que una vez aterrizados en suelo estadounidense, australiano y neozelandés, han tenido un desarrollo propiamente anglosajón, con miras a propagarse en todo el planeta.
En español dicho vocablo ha sido usado como sinónimo de administración, o, más generalmente, como una parte de la misma. De modo que el gestor es un procesador, un hacedor de acciones. Inclusive la gestión se concebía como algo que apunta exclusivamente al funcionamiento de esa administración y tenía un matiz de actividad secundaria y subordinada.
Una aproximación histórica nos reflejaría que administración y gestión no son conceptos excluyentes ni antagónicos, sino más bien han ido alejándose  por las dinámicas de las denominadas buropatologías de la Administración y por el gerencialismo economicista de la empresa privada. Debe reconocerse pues una  equivalencia entre administrar y gestionar. Lo cierto es que surge como reacción natural  el  hacer una distinción inmediata entre ambos conceptos en sede de Administración pública, en la sobre todo desde los ’80 del S XX  se identifica enfáticamente gestión con economía mientras que administración lo haría con legalidad. En sede de Gestión pública  deben utilizarse como términos complementarios y convergentes  hacia una equivalencia conceptual.
Pero ambas han fracasado, la praxis ha demostrado que la vieja Ciencia de la Administración  o la nueva Gestión Pública   y su compañera análisis de políticas no salido del  armario teórico. La idea de poder sobre la Administración Pública, la patrimonialización política, a ineptitud (por actitud y aptitud de los gestores) y el infeliz abuso de poder ha hecho  que finalmente confiemos mas en el Derecho Administrativo como mecanismo reparador que en una Ciencia de reflexión y  orientación aplicativa. La causas ya las hemos señalado con hartazgo con sentencias irrefutables como las de Dahl y Oikelly como síntesis. Pero la Ciencia de la Administración  es un epifenómeno científico y ha sido una víctima neutral  del más lamentable fracaso de la teoría democracia en su normatividad aplicativa. Dicho en otras palabras es el centro del fracaso de  una teoría política de la Administración Pública  o de una teoría administrativa del Estado.  

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