domingo, 9 de marzo de 2014

La demagogia de los recortes (y 4): Reformas administrativas y Políticas de convergencia


Veamos desde el análisis de políticas  (difusión y transferencia de políticas) que los fenómenos de privatización/contractualización en la  Administración Pública y/o Función Pública están en el entorno UE desde hace mucho tiempo, como resultado de las políticas de convergencia de reforma administrativas incluso en países tardíos a la influencia de la NPM, o los rezagados que actuaron  como consecuencia del  rescate de la UE. 
En Francia  la ley de 11 de enero de 1984, relativa a la función pública del Estado, ya contempló   el recurso a no titulares —a personal contratado, por tanto— para empleos a tiempo parcial o para funciones que correspondan a una necesidad de temporada u ocasional. De su parte la  ley de 26 de enero de 1984, modificada por la de 17 de julio de 1987, de la función pública territorial, recoge disposiciones idénticas.
Recordemos igualmente que para la Función pública francesa se distingue entre  Agentes Públicos si participan en la ejecución directa del servicio público, y asalariados de derecho privado los que forman parte de las actividades industriales o comerciales de la Administración
 En Italia en 1983 se produjo un cambio  radical en su modelo, en el que  se ha apostado por una contractualización casi generalizada con constantes remisiones al derecho laboral y al código civil. La ley 93/1983, de 5 de marzo, marco del Empleo Público, es la expresión de una combinación singular entre el mantenimiento del status de los empleados públicos y la contractualización del tratamiento económico y normativo de estos. Aplicable a todas las Administraciones Públicas, distingue que materias están reservadas a normas de rango legal y cuales otras pueden ser reguladas por negociación colectiva. La ratio de la reforma obedece al deseo de controlar el déficit público elevado y descontrolado. Los últimos Gobiernos de Dini en 1995 y Prodi en 1996 han acentuado el carácter pragmático de las reformas en el empleo público, condicionadas por la necesidad de sanear las finanzas como requisito indispensable para alcanzar la convergencia de Maastricht.
 A pesar de las reformas legislativas de  1983,  1992 y 1997 tendentes hacia la laboralización,  no todo el empleo público  no ha sido contractualizado en su totalidad, ya que existen sectores del mismo cuya regulación sigue siendo estatutaria (Militares, Fuerzas de seguridad, Procuradores, Abogados del Estado, Magistrados y docentes universitarios).
En este marco véase la  contractualización de nuestro modelo español iniciada en 1984, reformas nacionales que ni más ni menos se han dado  en el núcleo duro del modelo continental-napoleónico de Administración Pública Tradicional, (Francia, Italia y España).
Otros datos más gruesos nos dicen que bajo el paradigma NPM; Suecia en los ’90 redujo en un 38% el empleo público; Nueva Zelanda redujo el tamaño de su sector publico en un 70%; La privatización en el reino unido se ha descrito como la mayor transferencia de propiedad desde que Enrique VIII disolviera los monasterios. Entre 1980-1990 uno de cada 5 funcionarios fue dado de baja. Francia en dos años (1986-1988) privatizó 15 trust industriales, y financieros. Y en España podríamos hablar de la industria siderúrgica, Iberia, la banca pública
En definitiva la Ciencia de la Administración diría que el análisis científico sobre esta cuestión  necesita del enfoque  sistémico-contingente, en el que es un factor predominante nuestra historia económica próxima, y el entorno de nuestro sistema político/institucional-administrativo agotado y colapsado.  Al discurso demagógico le sobra crítica, hipocresía y fariseísmo. Y le  falta propuestas alternativas sobre cómo evitar el empuje dominante y salvaje de lo económico, o sobre como socializar (equidad y equidistribución) al máximo el coste de la lucha por la supervivencia. El discurso de las reformas vía ajustes del gasto públicos se deslegitima cuando se hace la crítica  desde poltronas muy acomodadas, destinatarias del dilapidación de ese gasto. Y lo que es peor se  deslegitima  cuando uno lee que  la nueva web del Ayuntamiento de Madrid, ha supuesto dos millones de euros;  el  cambio de nombre de tres hospitales antes de inaugurarse costó 376.000 euros en la comunidad madrileña; en la Comunidad Valenciana se comprometieron  39 millones de euros a tres clubes de fútbol;  El Consell valenciano ´purga´ 120 leyes autonómicas que no sirven para nada y que fueron aprobadas en sus 18 años de gestión;  la Generalitat de Cataluña  levanta críticas por los “gastos desmesurados” que generan sus autoridades y empresarios en sus desplazamientos al extranjero; los concursos amañados de grandes constructoras  redundan en un sobre coste para la Administración Pública; o que  el 70% de los políticos imputados por corrupción volvió a salir elegido en las últimas elecciones.
Como hemos visto no se puede juzgar sobre el ‘qué’ o el ‘quien’ porque  estos han sido transversales y comunes en todos los países y lo han llevado a  cabo gobiernos de uno otro corte político, como también en el despilfarro y corrupción también ha sido transversal el ‘quién’ en el gobierno y en la sociedad .
A la hora de  analizar el ‘por qué’ habrá que tener en cuenta los desastrosos resultados de las alternativas al welfare, bien de la propuesta  neoliberal, modelo post-social, workfarestate …, que a fechas de hoy nos muestra la realidad
En el ‘como’ habrá de tenerse muy en cuenta, quienes son los destinarios afectados por los recortes, y las situaciones de privilegios que sobreviven (¿quién pierde o encuentra un puesto de trabajo?).
Sobre  esto,  ha de  residir la legitimación, sobre todo cuando para Ikea valencia se han presentado 100.000 personas y casi la mitad de los jóvenes españoles (48,6%) de entre 18 y 24 años aceptaría cualquier empleo, en cualquier lugar y con sueldo bajo, y el 61,7% considera muy probable tener que irse al extranjero para encontrar trabajo. En el mientras la generación de preescolar inglesa va a  ser de las mejores formadas de la historia. Casi todas las familias tienen un ‘humanista’ como  baby sister/au pair, entre ellas mi hija.

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