domingo, 9 de marzo de 2014

La demagogia de los recortes (3): Un necesario análisis coyuntural

Un analista de políticas serio – aun sin llegar al prohombre de Y. Dror -no hablaría en los términos tan hipócritas y farisaicos en los que se emite el discurso sobre los recortes. Discurso éste en el que  predomina el ‘qué’ o el ‘quién’, más que el ‘por qué’, ‘para qué’ y el ‘cómo’ de los recortes. Una postura científica, diría que los recortes responden a políticas de ‘reforma administrativa’ fundamentadas en el mantra ‘hacer más con menos’. A contrario de lo que sucede con la ‘modernización administrativa’, dentro de las reformas,  -y que responden a la dinámica tecnológica y su progreso (el ordenador de a bordo del Apolo XI tenía 8 MB) y que se justifican como mera neoburocracia -, las  políticas de recorte estás mas motivadas por criterios ideológicos (económico-políticos) y que casi siempre están presentes como ultima ratio en las decisiones de  activación/desactivación de las funciones del Estado-Administración.
La desactivación, es  equivalente a despublificación o privatización, En otros lenguaje, devolución a la sociedad civil de una actividad para una autogestión desde sus reglas(teoría de la compensación Estado-sociedad). Es incorrecto, y demagógico, sobre todo después de las nuevas formas de gestión indirecta ex Ley de contratos del Sector públicos, incluso desde una lectura teleológica de la Ley de contratos del Estado de 1965 (arts 60 a 65), que todos los recortes son privatizaciones. Abundando en ello lo de  RTVV sí es una privatización, pues se desactiva un servicio público. No es privatización que el servicio de lavandería, radiografías, … de un hospital se haga por una empresa privada. Cuestión aparte insisto en si hay o no una minusvaloración en la calidad del servicio, lo que deberá analizarse desde categorías específicas.
Por lo tanto un análisis riguroso  requiere determinar el ‘por qué’ y el ‘para qué’, teniendo en cuenta de que el modelo ha colapsado de empacho. Dicho en otras palabras: ‘El welfarestate se ha hundido económicamente, pero políticamente hay que salvarlo  en parte’.
El modelo empezó a dar señales de agotamiento hacia los ‘70 del s. XX`, y sus  factores de crisis se agruparía en tres categorías:
1) Económicos; creciente inestabilidad monetaria, estancamiento económico; crisis del petróleo los años 70 -el supuesto de la curva de Phillips no se cumple -; internacionalización de la economía.
2) Sociales; aumento de las expresiones de malestar y de protesta frente a situaciones previamente aceptadas; desempleo ante el cambio del modelo fordista al post-fordista(sector terciario necesita un número de trabajadores bajo, pero muy cualificado; envejecimiento de la población con el incremento de las clases pasivas;  protección de los recursos naturales y el medio ambiente.
3) Factores políticos; dificultad del Estado para procesar demandas nuevas y más complejas; sobreacumulación del sistema político por el aumento de las demandas  ciudadanas; espiral de promesas políticas que, una vez en el gobierno, no se pueden satisfacer; pluralismo y fragmentación social.
Añadamos a todo lo anterior una realidad estructural-conyuntural sociológicamente descrita desde;
• El ‘crossmodern’ social (cultura individualista y líquida, diversidad, dinamismo e incertidumbre)
• El comportamiento  político sobre el abuso de los fastos y las demandas superfluas
• Abuso en la activación de servicios de nulo o escaso valor público
• Fraude y abuso en los destinatarios de dichos servicios
Sin entusiasmos científicos, no puede pasarse por alto una intelección conjunta del informe ‘The crisis of democracy,’ que a la  comisión trilateral realizaron en 1975  Crozier,  Huntington y  Watanuki, y el nuevo informe del año 2000 a la comisión trilateral sobre la salud de las democracias avanzadas  de Pharr y  Putnam,r   (Disaffected Democracies. What's troubling the trilateral countries? )

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