jueves, 27 de diciembre de 2018

Cambios necesarios y capacidades normativas en el asesoramiento político y decisión pública (2): Conocimiento y reflexión sobre los rasgos normativos de una élite funcionarial


Respondiendo los alumnos acerca de las cualidades  para una élite funcionarial y desde los nutrientes de Dror se propone  lo  siguiente;   
En primer lugar, debe ser una elite altamente cualificada; tanto en el campo de los conocimientos teóricos como en los conocimientos psicológicos. Es importante que un funcionario domine la teoría, pero más aún el que  mantenga propuestas  racionales – formales y/o materiales.

En segundo lugar, ser autónomos;  debe tener la posibilidad de tomar decisiones propias, independientemente de su dependencia jerárquica. Lo que supone, a la par,  que no deben ser funcionarios totalmente independientes, ni rebelarse ante sus funciones – Aquí podemos recordar el modelo normativo británico de postguerra de los ‘Axiomas de Whitehall’.


En tercer lugar, deben pertenecer  a la sociedad;  ser personas que reflejen la sociedad actual, de esta manera la Administración actuará adecuadamente frete a necesidades sociales y que  todos los sectores de la sociedad puedan  verse representados.


En cuarto lugar, deberían ser personas con ciertos valores morales; provistos de  un código ético – personal e institucional -  que les permita mantenerse firmes en sus funciones, alejados del conflicto de intereses – propios o de allegados - y comprometidas con el bien público.


Por último, deben ser curiosos y creativos; Curiosos para sentirse con la necesidad de estar en continua formación y curiosos para crear nuevas propuestas y/o para solucionar cualquier adversidad que se presente.


Múltiples factores influyen en la sociedad y hacen que esta sea cambiante, por ello, todas las instituciones en infraestructuras que conviven en dicha sociedad, deben cambiar y evolucionar de la misma manera. La Administración actual, se encuentra obsoleta y debe ser remodelada para poder satisfacer las nuevas necesidades de la sociedad. El punto de partida son los funcionarios y/o empleados públicos que conforman la Administración y, a partir de ahí, se desarrollarán otras medidas para mejorar la capacidad de la Administración.

En conclusión, la evolución hacia un sistema de Alto funcionariado con estas características puede ser una ventaja competitiva para generar cambios muy significativos que hará funcionar mejor a la propia Administración Pública, máxime cuando la media de edad de los tres millones de empleados públicos del sistema español está en torno a los 55 años. Nuevas generaciones, nuevas ideas y gestión del conocimiento en la era digital subyacen en todo esto. 
Estas cualidades son propias de una alta función pública con roles especialmente directivos  y debe constituir per se una nueva dimensión crítica de la Administración Pública ante la necesidad de un alto funcionariado profesional.

Recuerdo en un curso de formación de una Administración regional que  un funcionario ex directivo, comentó. Con un equipo de diez directivos y cinco años hago los cambios necesarios en esta Administración Pública.  

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