viernes, 6 de marzo de 2015

La botella medio llena o medio vacía o sin botella ( 2)

El caso es que la primera escuela de Administración Pública no es la Francesa de 1948 si no que fue nuestro país el pionero  en 1843 de la mano de Pedro Gómez de la Serna,  quien publicó  Instituciones de Derecho Administrativo español, reflejando en él la coexistencia de una Ciencia Administrativa  distinta a la del Derecho Administrativo.   Siendo pues Subsecretario de Gobernación promovió la creación de una Escuela de especial para los estudios de Administración. En 1841 propuso  la creación de una  Facultad nueva, con la denominación de administrativa, en la cual se comprenderán los estudios necesarios a los que hayan de servir al Estado en todos los destinos públicos, civiles y administrativos. La intención política era que (…) Transcurridos que sean los años que se prefijen para esta carrera, el Gobierno no podrá nombrar para ningún empleo civil o administrativo a ninguno que, no habiendo servido algún destino antes de la promulgación de la presente Ley, no haya obtenido el grado de licenciado en la facultad administrativa. (…).
El proyecto fracasó, como consecuencia de la caída del Gobierno y en la  regencia del general Espartero se retomó la idea, canalizándola a través de una escuela especial, que se crea por Decreto de 29 de diciembre de 1842. En esta escuela  destinada a los funcionarios públicos, se enseñaría el derecho político, el internacional, la economía política, la Administración y el Derecho Administrativo.
La paradoja reside en  que para el rico pensamiento administrativo  español, antes que el derecho fue la Ciencia Administrativa y en muchas posiciones, el primero parte de la segunda. Pero  también es nuestro país la fuerte irrupción del Derecho Administrativo, absorbió en su sistema a la Ciencia de la Administración. Hecho paradójico y sorprendente aunque explicable  debido a; la influencia francesa; a la instauración de la jurisdicción contencioso-administrativa (ley de 2 abril de 1845);a la desaparición de las escuelas  de Administración y el desarrollo de las Facultades de Derecho ; y a la dificultad de ordenar los conocimientos dispersos de la Ciencia administrativa.
Se ha señalado un origen  remoto de la malquerencia de los juristas y que  se remontaría   a 1843, cuando un proyecto de ley de Alonso Martínez para crear una Facultad de Ciencias Políticas y Administrativas no llegó a cristalizar por las presiones de las Facultades de Derecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario