En la entrada La Administración Pública; ¿Oximorón, Babel u obra humana?
(2) de 22 de
abril de 2014 me referí a la botella
medio llena como una expresión recurrente a la hora de definir los problemas de
cierta complejidad en una sociedad democrática y diversa. Así en febrero de
2014 en un encuentro intelectual
tres acreditados politólogos respecto al problema de la “El Estado en cuestión. Perspectivas de futuro”, expusieron sus perspectivas de la situación
señalando que la botella estaba medio
llena, medio vacía o no había ya
botella, refiriéndose a la cuestión del Estado y la necesidad e reformas. En cada posición
había un legítimo parecer ideológico,
legitimador o no del estatus quo gubernamental.
Cuando hoy nos planteamos hacer
una valoración del funcionamiento de nuestra administración y de su gestión
gubernamental, ciertamente también cabe
un enfoque metafórico como el de
la botella, incluso sin recurrir al posicionamiento personal; sólo con indicadores objetivos.
Medio llena se ve cuando nos alegramos por la inauguración por fin del hospital de
Liria, la remodelación del Polideportivo
de La Rambleta, el impulso del Parque central, la nueva linera de metro a
Ribarroja y ciertamente nos alegramos aunque esto suceda en tiempo
preelectoral. También nos alegramos de la bajada del desempleo – aunque sea precario – la revisión de la implantación del copago
sanitario, la devolución de la paga extra a los empleados públicos, las ayudas
a las familias numerosas o discapacitados o la bajada de la carga fiscal.
Es esta una buena senda para devolver a la sociedad lo que ha tenido que pasar,
en su mayoría, sin culpa. Es posible que estemos en un cambio de rumbo o de ciclo
donde empieza a verse como ‘brotes verdes políticos’ algunos gestos hacia la sociedad, que por parte de los gestores
actuales aportar cierto valor público.
Medio vacía está, por su contra, cuando
vemos que sigue saliendo porquería a flote, siguen existiendo instancias
político-administrativas inservibles, más allá de la canonjía y poso uso se
hace de la derivación de la responsabilidad patrimonial hacia políticos y
directivos. También lo está cuanto vemos
la cantidad de sentencias que condenan a la Administración por hacer las cosas
mal, o solo por ver la excesiva litigiosidad existente, aunque en esto la culpa
no es solo del mal gestor - . Recuérdese
en esto, y sin embargo lo dicho, aquella sentencia del Profesor NIETO GARCIA al
prologar una obra de mediados delos ’90 en que afirmaba con gran ingenio y
sátira que (…) El gran ejercito de la
Administración está formado por una colección de tullidos y enfermos, que pese
a todos sus defectos, ocupan (y en ocasiones arrasan) el territorio dela
sociedad civil. La Administración envía muy pocos al hospital y las bajas
producidas por los tribunales son cuantitativamente bajas (…).
También medio vacía o incluso sin
botella puede ser la perspectiva cuando vemos que pocos atisbos hay en el
escenario políticos para la mejora profesional de la gestión gubernamental.
Dos noticias aparecidas casi al alimón pueden confrontarse sobre este
problema. De una parte el Ministerio de Educación en reciente actualización de la
estadística anual sobre personal universitario incluye por primera vez datos oficiales sobre el
fenómeno de la endogamia, que en el caso de la red pública valenciana afectaba
el curso pasado al 84,1% de los profesores.
Ocho de cada diez trabajaban en la misma institución donde leyeron la
tesis para luego ser docente universitario. O sea que los candidatos locales
suelen imponerse en los procesos de selección. A nivel estatal el porcentaje es
del 72,8%.
De otra con el título Así se
fabrica un presidente en Francia, un medio escrito nos daba cuenta de las
bondades de un sistema que merece elogios – sin incurrir en papanatismos – y
ser acreedor de convergencia/transferencia de políticas de formación para la
gestión pública – al menos ya la política y directiva – en nuestro país
http://elpais.com/elpais/2015/02/16/eps/1424105962_240132.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario