martes, 16 de septiembre de 2014

¿Estamos ante un Pretorianismo ‘de facto’ como solución de interinidad?

Una acepción del pretorianismo hace referencia a la influencia política que de forma abusiva se realiza por parte del poder militar, en áreas  fundamentalmente  legislativas. La  solución pretoriana  no supone el apoderamiento temporal a un  diktator, pero sí un control sobre un poder civil no fiable.  Pero el pretorianismo también puede  entenderse como situación excepcional en la que la labor política es fiscalizada por el Pretor  con imperio jurisdiccional, en un ambiente excepcional.
La excepción puede derivar  cuando la corrupción (manos limpias en Italia) o la ineptitud está haciendo que el Juez ordinario se pronuncie constantemente sobre el curso político. Se ha recordado la necesidad de un fiscal en materia  de cuentas autonómicas.
En suma hay un traspaso de la legitimación jurídica y democrática hacia el poder judicial, por parte de la sociedad. Uno de los poderes públicos ajusta los excesos de otro.
Está claro que eso no es bueno porque significa un mal funcionamiento del sistema, en revisión constante en el taller (juzgado). Lo deseable es que el servicio de mantenimiento (tecnoestructura) funcione permanente y haga las revisiones a tiempo.
Ya vimos posible lo que ha pasado con Bélgica en el que durante cerca de un años ha habido Administración sin Gobierno político. Pues todo apunta a que en nuestra Comunitat Valenciana, y sin alteración  formal de los fundamentos democráticos, estamos ante un pretorianismo de interinidad, hasta que se depure convenientemente el aparato político, sin perjuicio del uso perverso de la judicialización de la vida política que también sucede.
El poder judicial  ha  declarado  los errores  de los despidos colectivos de la Agencia Valenciana de Movilidad, RTVV, IVVSA; la disconformidad de que los médicos se jubilen a los 65 años; el recorte a los interinos y las pagas extraordinarias; el modo de solucionarse el accidente del Metro; la nulidad de RPTs de Consellerías;  La falta de transparencia en el Consell…  Pronto, entre esto, la CV vendida a foráneos, los incendios, tendremos un solarcito por paisaje social y humano.
Tal vez todos estos fracasos sean la causa de tanta dimisión entre los altos cargos, en una suerte de tonto el último o del sálvese quien pueda. Dinámica comprensible pero en la que habrá que reconocer mérito a aquellos que se quedan tocando el violín mientras el Titanic se hunde del todo.
Súmese que también la UE o el gobierno central no están nada satisfechos de cómo se gestionan las cuentas públicas, y al final nos encontraremos con un sistema colapsado sistémicamente por la mala gestión, y ahora ya no se puede echar la culpas a los hostes reales o inventados.
He oído decir que de abordarse medidas de remedio a la situación del sistema autonómico, estas  tardarían no menos de cinco años en revitalizar la  Administración autonómica, pero  estoy convencido de que estas medidas tendrían  que empezar por un cambio en la provisión y funciones de los Subsecretarios.  Estos junto con los Interventores y la Inspección general de servicios tienen que constituir el trípode de la tecnoestructura administrativa. Y  a estos efectos, recuérdese que los Subsecretarios en España surgieron por RD de 17 de junio de 1834 con la finalidad de asistir a los ministros proporcionando una  clasificación más metódica de los negocios y facilitando una pronta expedición de ellos, requiriéndose para su provisión el haber sido Senador o Diputado a Cortes, como se recoge  por  GASCÓN I MARÍN en su Tratado  Derecho Administrativo de 1922.
Para evitar dar juego al pretorianismo en el futuro– en el caso que nos ocupa ya inevitable - ,  además de lo señalado, a  aquellos que en nombre de su opción  política totalizan la colectividad y se creen los únicos guardianes de la verdad,  les diría que menos tomar en vano  el nombre de la sociedad y de la democracia, menos aún los sentimientos espirituales y cuando gestionen lo público, hagan caso de ese principio  en el que han convergido las religiones como punto de encuentro; Haced con los demás lo mismo que quisierais que hicieran con vosotros (Declaración del Parlamento mundial de religiones de Chicago 1933).

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