Indignados, cabreados, afectados, enojados, recortados, impagados, y alucinados con todo lo que se está destapando. Algunos se indignan más con el comportamiento de los propios indignados, y entramos en una espiral de indignación creciente, hasta no se sabe qué clímax soportable. El problema más grave es lo indignante y desesperante que supone contemplar una cifra de parao juvenil del 50%. Lo esperanzador es que el nivel de fractura social aun es soportable y que los jóvenes alumnos siguen estudiando con mayor o menor responsabilidad. Superar este escenario es una tarea urgente y nacional para una Administración Pública que quiera seguir siendo conformadora del orden social. Tarea previa es diseñar e implementar un modelo político-administrativo superador de este pseudo-democrático que tenemos, y que a la par sea sostenible económicamente.
Entre toda esta balumba de noticias fatales leemos una en la que se da cuenta de que apenas 24 horas después de que un enorme incendio comenzase a arrasar el almacén de naranjas de la firma Fontestad en Museros (Valencia), la dirección de la empresa ha tomado medidas para garantizar el suministro y los puestos de trabajo de sus empleados. Esto es un ejemplo de gestión emprendedora más meritoria del que empieza, renacer de las cenizas a pesar de cómo está el patio. Por otra parte me consta además que el Ayuntamiento, estuvo al quite en los momentos decisivos, dedicándose a las tareas propias en estos casos y facilitando la logística para combatir el siniestro. Otros empresarios del sector han prestado solidariamente sus almacenes, y el fénix renacerá de sus cenizas. Esto es un comportamiento que va más allá del mero emprendedor, propio de un servicio de la ciudadanía y a la economía regional, que supera con creces toda esta suerte de acontecimientos que tan acostumbrados estamos a ver bajo la apariencia del bien común.
Leemos con admiración y regocijo que también ha aumentado el número de voluntarios sociales en especial los mayores de edad, que sin duda es uno de los mejores activos sociales, en momentos difíciles, para coadyuvar allí donde la Administración Pública ya no lo hace.
Desgraciadamente, aunque sin sorpresa alguna, seguimos leyendo sobre la cantidad de casos de saqueo a lo público, que afecta a la práctica totalidad de las formaciones políticas y demás organizativas que han regido nuestros destinos al uso. Como nadie se va a saquear asimismo y las organizaciones son en su tipología, sociología y estructura muy similares, todas son presa más o menos fácil. Cuando falla la tecnoestructura, todo es posible. El problema que creo más indignación objetiva crea en la ciudadanía es que pocos saqueadores imputados están pagando por sus tropelías, ya sé que la justicia tiene sus formas y tiempos pero, no pocos saqueadores siguen aún poniendo sus huevos de pájaro cuco o siguen disfrutando de prebendas políticas y económicas.
Seguro que la ciudadanía indignada con motivos reales apostaría además de la restitución por el saqueador de lo saqueado, intereses y costas, por la conveniencia de la pena accesoria de un curso lectivo en régimen de riguroso internado -con abstinencia y ayuno diario - sobre materias fundamentales de lo público. (Vg. Constitución, LRJPAC, Función publica, Contratación administrativa) verán que he obviado urbanismo con toda la intención, para relegarlo a las escuelas de negocios. Este curso sería un equivalente al del conductor que quiere recuperar puntos, y habría que reflexionar sobre la conveniencia de la inhabilitación absoluta y a divinis para nuevos cargos públicos, como les sucede a los funcionarios.
Estos cursos podrán extenderse, con la debida adaptación a otros colectivos no menos dañinos socialmente como los financieros, telefonía móvil, seguros,… (las comillas aquí son muy necesarias) Como modalidad transversal académicamente hay que pensar en cursos especializados, con Diploma, sobre como 'dejar de vivir del cuento' en sus tres modalidades dominantes; de la familia ; del sistema público; de los ingenuos de buena fe (este tiene numerosas submodalidades )
Vemos pues diferentes realidades que conviven en un mismo escenario geográfico y temporal, sobre los que puede actuar proactivamente una Administración Pública conformadora. Seguro que castigando a los saqueadores, se estimula y da esperanza a jóvenes, emprendedores y solidarios. Seguro que además otra actitud ciudadana se daría en el clima de recortes.
A Dios rogando …
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