miércoles, 2 de marzo de 2011

Democracia y Administración Pública (1): El epifenómeno


Hemos tenido ocasión de referirnos a la propuesta de la canadiense Jocelyne BOURGON, que en el marco de Lectura de la 5ª Conferencia Braibant de 2006 del Instituto internacional de Ciencias Administrativas (Crf. RICA, Vol. 73-1, marzo, 2007), propuso que desde un Gobierno receptivo, responsable y respetado” se podía avanzar hacia una nueva teoría de la Administración Pública”.
Diversos expertos del ramo recogieron el testigo de la propuesta y afirmaron que la Teoría Clásica de Administración aunque no ha perdido completamente su relevancia, necesita una meditada renovación, ya que la teoría de la NPM de los años ochenta, basada en la gestión privada y que no ha supuesto una alternativa real.
Dejando para más adelante la cuestión de si existe o no una teoría clásica, sí se ha dicho que la renovación de ésta debería introducir una nueva base para la acción pública, así como un reconocimiento más completo de la noción de ciudadanía y un concepto más ambicioso del mismo. Otros han dicho que lo que se plantea Bourgon no es sino una teoría pero sobre la democracia y no tanto sobre la Administración Pública.
El presidente de Cámara Valencia, defendió no hace mucho que la mayoría de los servicios que presta la administración pública a los ciudadanos deberían pasar a ser de "gestión privada" para mejorar su "eficiencia y eficacia" y garantizar así la continuidad del estado del bienestar, al tiempo que se vela por "un equilibrio real de futuro". Estas afirmaciones no dejan de sorprender y generar confusión, pues la sociedad no es algo distinto del estado, cuando este está bien gestionado, porque si no lo está, entonces sí estado en manos privadas y suplantadoras del Estado. Pocos son los servicios ya en lo que no participa la gestión privada, no solo como mecanismos de gestión indirecta sino colaborando en la prestación del servicio, como proveedor de insumos… Tampoco hemos de obviar que los empleados públicos no vienen de marte, sino que muchos son de la tierra donde se prestan los servicios públicos. ¡Qué estupendo ser autónomo y tener una esposa funcionaria¡
Incluso habrá que añadir que por mor de la NPM muchos servicios que la ley reserva a la gestión directa, han ido a parar a manos privadas aunque estos conlleven implícitamente el ejercicio de las potestades públicas (gestión recaudatoria, vigilancia de edificios públicos…,) Habrá pues que recordar que nuestra ley de contratos del Estado de 1965 ya establecía el principio de que la gestión de los servicios públicos se prestarían por la propia Administración Pública en supuestos excepcionales.
En lugar de que muchos de los servicios de la Administración Pública valenciana se presten por la empresa privada, como apunta el crítico, yo señalo que es mejor que no se presten, por no tener nada de público, es decir por no aportar ningún valor público, o porque con muchas dudas se satisface un interés general en ellos. Y sobre todo cuando la finalidad única es satisfacer los intereses del adjudicatario, ya que para muchos para eso está lo público: adquirir los bienes que el mercado rechaza.
Los Juegos Olímpicos celebrados en el Este de Asia fueron todo orquestado por los gobiernos centrales,- con fuerte sentido del valor público - a diferencia de los celebrados en Los Ángeles en 1984, que, al modo americano, fue puesto en escena y organizado por la iniciativa empresarial privada. Es importante es que se celebren unos juegos de este tipo o eventos de semejante factura, pero considerar que esto es un servicio público desde los postulados del Estado Social y la idea de la procura existencial, esto suena ya estridente. Podemos verlo en los grandes eventos, en el otorgamiento de subvenciones injustificadas e injustas, en el pago de informes y dictámenes que poco aportan, cuando no sirven más que para legitimar una decisión discutible jurídica o éticamente, o por estar ahora en el candelero, la financiación de un canal televisivo que tiene el mérito de haber inaugurado los reality show - aquel de la hija de Julio Iglesias - , por no hablar de sus contenidos y no-dos.
Sinceramente es este tipo de servicios tiene que ser desactivados de la acción pública. No estamos por ese denominado Estado neoadministrativo de la D3 (Desregulación, desactivación y devolución) sino por una redefinición del Estado Administrativo, desde una reconceptualización de la idea de procura existencial en el marco democrático actual.
Por ello antes de pasar la casi totalidad de los servicios que presta la Administración Pública, hay que pensar en la desactivación de muchos de ellos, hay que pensar en cómo se gestionan muchos de ellos, en términos de copago do u otros mecanismos tipo mercado (MTMs) en cómo se adjudican las obras y servicios públicos, en los gastos de protocolo de los altos cargos. Y sobre todo habrá que evitar que la Administración Pública sea el financiador de toda esa red clientelar de los partidos en el Gobierno.
En esta dinámica más bien hay un servicio a intereses privados - financiados con fondos públicos - Es decir un mal gobierno y una mala gestión.
Esta situación permitirá decir que la Administración Pública es un epifenómeno de la noción y espíritu democrático. Poco hemos avanzado, como la democracia es el mecanismo de obtener el poder, la Administración Pública es el instrumento vicarial y fenómeno dependiente del poder democrático, y de uso porque ahí está el botín ‘administrativo’, que legitima para hacer muchas cosas en nombre del interés público y de la legitimación democrática.

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