Para la sociología es un clásico la descripción de Max Weber sobre los tipos de dominación legítima sobre un grupo social. Estos se clasifican en tres tipos, la carismática, la tradicional y la legal de tipo burocrático. Aún cuando no son excluyentes entre sí, unas prevalecen sobre otras según su ámbito de ejercicio.
Si analizamos nuestra realidad – la de la sociedad occidental avanzada – observamos que tanto la dinámica del mercado como la de lo público, vienen prefiriendo – por distintas o similares razones - el predominio de la liga burocrática de dominación. Desde diversos enfoques la burocracia no ha parado de ser examinada como puede seguirse de obras muy significadas como las de M. Crozier “El fenómeno burocrático” (1963); W. Niskanen “Burocracia y Gobierno representativo” (1971); F. Morxtein Marx, “El Estado Administrativo. Una introducción a la burocracia” de 1975; M. Lipsky “La burocracia de nivel de calle: Los dilemas del individuo en los servicios públicos” (1980); P. Dunleavy, “La democracia, la burocracia y la elección pública: las explicaciones económicas en Ciencias Políticas” (1991), o la de G. Peters “La política de la burocracia” de 1995, entre otras.
No paramos de ver como las máquinas van sustituyendo al hombre en funciones de control que no hace mucho le eran propias. Desde los semáforos, los lectores de contadores de electricidad, el control de los procedimientos administrativos, el pago de tickets de autopista, tren, metro, bus…, comida en serie, video vigilancia, GPS, IPOD, IPAD, la auto matriculación universitaria, la automedicación, o la última y polémica propuesta del presidente de Ryanair de sustituir a los copilotos, ya que nueva parte de sus tareas las realizan los ordenadores.
La necesidad de predictibilidad que señalara Weber para el Siglo XX parece incrementarse de manera galopante en este XXI. Recordemos que con el término McDonaldización Ritzer describió una evolución de la sociedad desde la modernidad weberiana hasta la culminación de una serie de procesos de racionalización que se han ido sucediendo a lo largo del S. XX. Este proceso, en contra de una fuerte corriente no nos lleva hacia una mejor ‘post-burocracia’ sino hacia una re-racionalización de la tradicional burocracia weberiana, y hacia la misma jaula de hierro de las que nos advertía Weber y que la definiría como una sociedad radicalmente racionalizada burocráticamente y que sería una amenaza creciente para la libertad de los individuos.
Es estos momentos de crisis de liderazgo carismático y sobre todo tradicional, parece que el individuo sí se deja dominar bajo una racionalidad de normas y controles, sean estos humanos o mecánicos.
Analicemos un día cualquiera de cada uno y observemos, desde que salimos de casa hasta su retorno, cual ha sido el tipo de dominación que hemos soportado dócilmente de manera predominante.
Esta dominación debe ser analizada por la sociología – crisis del liderazgo - y la antropología – Homo Administrativus vs. Homo Oeconomicus - en sus aspectos positivos y negativos, pues en puridad debe ser distinguida de la labor que desarrolla el Estado moderno como empresa de dominación tal y como la describiera el citado Weber, cuestión de la que nos ocupamos en la siguiente entrada.
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