Sin
embargo, estos"principios" serían severamente cuestionados por
Herbert SIMON, al demostrar que tales principios están bastante
lejos de servir como fundamentos científicos, pues más que enunciados fácticos,
son máximas y parábolas. Simon se opone tanto a
la administración científica como a toda la
tradición "proverbial" de la Aministración Pública, desde sus orígenes
en el cameralismo alemán. Simon afirmaría
que (…)
la administración no puede estar fundada en proverbios, sino que debe
establecer vínculos entre la teoría y la realidad: entre la "filosofía de
sofá" y la experimentación (...).
En el
apéndice de Administrative Behavior
titulado "What is an administrative science?",
advierte que la ciencia administrativa debe estar basada en la verificación
y tener significados reales y comprobables. En su propósito de construir una
administración con bases científicas, presentó su teoría de la decisión y como
otros tantos científicos sociales pretendió establecer un vocabulario y un marco
conceptual básico para, a partir de ellos, formar una ciencia. Esta obsesión de
Simon por la ciencia fue, y sigue siendo, homenajeada por todos pues se reconoce la pertinencia de su esfuerzo, aunque
poco se ha avanzado en el camino.
Simonen
sus famosos Proverbios de la Administración, señalo que (…) La mayor parte de las proposiciones que
integran el cuerpo de la actual teoría administrativa comparten, por desgracia,
este defecto de los proverbios. Casi para cada principio podemos encontrar uno
contradictorio, no menos plausible y aceptable(…)
Sigue diciendo (…) es un defecto fatal de
los principios actuales de la administración el que, como proverbios,
ocurran en pares. Para casi cada principio, uno puede encontrarunPrincipiocontradictorioigualmenteplausibleyaceptable.Aunquelos
dos principios del par llevarían a recomendaciones organizacionales exactamente opuestas,
no hay nada en la teoría que nos indique cuáles apropiado aplicar. Entre los principios más comunes que
aparecen en la bibliografía sobre la
administración encontramos éstos:
i) La eficiencia administrativa aumenta por
una especialización de la tarea entre el grupo.
(…)
Podrá objetarse que la administración no puede aspirar
a ser una "ciencia"; que por la naturaleza misma de su tema no puede
ser sino un "arte". Esta objeción, sea verdadera o falsa, no tiene
nada que ver con nuestro actual examen. Sólo la experiencia podrá responder la
cuestión de hasta qué punto pueden hacerse "exactos" los principios
de la administración. Pero no puede haber discusión sobre si deben ser lógicos
o ilógicos. Ni siquiera un "arte" puede basarse exclusivamente en proverbios.
(…)
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