Sigue Cousiño con la
tesis de que el Estado es una máquina cada vez más poderosa, pues Weber lo
describe en el contexto de la I guerra mundial de este, momento en el que
se observa una capacidad de organización burocrática nunca antes conocida.
Así diría en Economía
y sociedad (…)“Una máquina inerte es espíritu
coagulado, y el sólo serlo le da el poder de forzar a los individuos a
servirla, de determinar el curso cotidiano de sus vidas de trabajo de modo tan
dominante como es efectivamente el caso en la fábrica
… Pero espíritu coagulado es también esa máquina viviente que representa
la organización burocrática con su especialización técnica del trabajo
profesional, su delimitación de competencias, sus reglamentos y sus relaciones
de obediencia jerárquicamente escalonadas. En unión con la máquina muerta, se
ha puesto a la obra de tejer el armazón de ese tipo de servidumbre del futuro
en que un día quizá se verán obligados a entrar, impotentes, los hombres, como
ocurrió a los fellahs en el antiguo Estado egipcio, si el único y definitivo
criterio de valor para ellos, que ha de decidir sobre la forma de conducir sus
asuntos, es una administración buena en sentido puramente técnico, es decir,
una administración y provisión racional de las necesidades a cargo de funcionarios. Pues eso lo hace la
burocracia de manera incomparablemente mejor que cualquier otra estructura de
poder. (…)
Para Weber - no
obstante su vinculación al partido democrático de izquierda - lo
peor que le puede pasar al hombre, al ciudadano del mundo moderno, es que
logren fusionarse el Estado y la empresa, que lleguen a actuar en connivencia
para crear una inmensa estructura burocrática que pondría en jaque a la
libertad.
Diría (…) Una
vez eliminado el capitalismo privado, la burocracia estatal dominaría ella
sola; las burocracias pública y privada, que ahora trabajan una al lado de la
otra y por lo menos posiblemente una contra la otra, manteniéndose pues hasta
cierto punto mutuamente en jaque, se fundirían en una jerarquía única a la
manera, por ejemplo, del antiguo Egipto(…)
En las obras weberianas se alerta
contra las peligrosas consecuencias de la tendencia a exceder su poder, el
impacto en los valores y comportamientos sociales, la defensa de sus propios
intereses encubiertos tras el velo del interés general o su incapacidad para
entender y hacer política. En términos sociológicos nos encontramos con un conflicto
entre la racionalización de las instituciones y la racionalización de la
conducción de la vida, y a la par una contradicción entre la creciente
maquinización, disciplinarización y la especialización como efectos de la
burocracia y con la libertad y
creatividad individual. El principio de calculabilidad en el capitalismo y en
la burocracia lleva a la despersonalización e impide la acción autorresponsable (Colino-Del Pino,2000).
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