Una lectura
sistemática ubicaría la propuesta de Moore
dentro de la etapa de la NPM, si bien coincidente con las propuestas de segunda generación, en las
que la eficiencia y el control presupuestario no es lo más importante o lo
único que hacer. Se trata desde luego de una estrategia gerencialista pero específica para lo público, lo que de
suyo ya tiene de valor añadido, aunque solo sea por la superación de la memez y
el papanatisno de imitar lo que no es útil, aplicar isomorfismos inacoplables, desatender
las contingencias, por quien sumido en ideologías `pret a porter’, obvia el qué ni el cómo de lo público.
De otra
parte visto el marco teórico sobre el ‘Valor Público’ este debe centrarse
en la capacidad de los Gobiernos para que sus Administraciones orienten su trabajo hacia lo que más le
importa a la gente y con sus
preferencias. El resultado de esta
situación es mejorar la calidad de vida, ser más efectivos en la provisión de
servicios públicos y sobre todo, contar con una mejor capacidad de respuesta. Se
produciría más valor público si se genera un buen nivel de vida y
oportunidades y garantías en el su acceso universal.
Un indicador de valor público (IVP) es el Índice de Desarrollo Humano –IDH- elaborado por el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo. Tres
parámetros vienen a configurarlo;
1) el nivel de ingresos por persona; 2) el nivel educativo y 3) la esperanza de
vida actual. Es posible calcular el desarrollo del valor público
en cada país - “Índice de Efectividad de Valor Público” (IEVP)- y así valorar
periódicamente la calidad de sus políticas como sostiene Hintze.
Pero a mi juicio este valor debe transcender la materialidad
de los bienes y servicios y debe relacionarse con otra aspiración en el modelo
de bienestar, cual es el mantenimiento
de la ‘confianza básica’. Es éste un
término de psicología social - deudor de Eriksson en el área de infancia y sociedad - ,
para referirse al bienestar que produce la tranquilidad de confiar en que no va
a pasar nada grave en sus vidas. Su
pérdida supone en general un estado de ansiedad
y temor colectivo de carácter anticipatorio (vg. terrorismo, catástrofes...) Supone tanto
la capacidad que tienen las personas para confiar en sí mismos y eventualmente
en los demás. La confianza básica de la colectividad en la Administración Pública depende en gran medida del respeto por los
valores y principios fundamentales tanto por la comunidad de Gobierno como por
la propia sociedad, que procura
entenderse a sí misma y respetar los derechos de sus miembros. Hay buena
gobernabilidad si la sociedad piensa que los poderes públicos minimizan los
riesgos de toda suerte en la vida ordinaria o garantizan el pronto restablecimiento del
orden o status quo en los casos
extraordinarios.
La gran prueba para un gobierno democrático es
si su ciudadanía prefiere los servicios públicos o los privados, y saber por qué. Es sabido, pro ejemplo, que la ciudadanía
finesa en su totalidad prefiere la educación pública a la privada, y no es porque
sea gratis o más barata. Que sea eficaz por su contenido y medios, inclusiva, ajena
a las intromisiones ideológicas, correlacionada con otras políticas sociales sobre
la familia, etc. parece que constituye un acervo plausible universalmente.
La gobernabilidad de hoy se plantea como reto general
mantener los índices de valor público y
los niveles de confianza básica de la ciudadanía propios del welfare state en
un contexto en el que hábitat ha mutado.
La NPM en
este sentido o no ha podido, no ha querido o no ha sabido mejorar el estatus y
menos aún hacer gala de uno de sus eslóganes, ‘ hacer más y mejor con menos’. Casi el paradigma que nos ha
legado sea el de ‘hacer menos y peor’ y
la lección la de que ‘los políticos lo hacen pero que los funcionarios’. Ya hemos
tenido ocasión de afirmar que en términos generales la NPM ha sido calificada
de fracaso, no obstante algunas buenas propuestas. Entre ellas debemos
considerar la del valor público y desarrollarla teórica y empíricamente en el paradigma
dominante Europeo de ‘Estado neoweberiano’,en
virtud de al menos dos de sus grandes
características ; Reafirmación del
rol del Estado como el principal
facilitador de soluciones a los nuevos problemas de la globalización, el cambio
tecnológico, los cambios demográficos y la amenaza al medio ambiente; … y preservación de la idea del servicio público con un estatuto particular,
sobre su cultura y condiciones.
Cfr.
Conejero Paz, E.
(2014). “Valor Público: una aproximación conceptual”, 3C
Empresa vol.3 – 1.
Frederickson,H.G
(1991). “Teoría del público para la
Administración Pública”, Administration &
Society,.22-
4.
Hintze, O. ¿Es posible
medir el valor público? Biblioteca Virtual TOP sobre Gestión Pública.
Moore, M.H. (1995). Creating
Public Value: Strategic Management in Government, Harvard University Press.
Pinazo Hernandis, J. (2007). Neoinstitucionalismo estratégico y gobernabilidad: un enfoque
sistémico y prospectivo para políticas de
gestión pública en América Latina, Univ. Alicante.