Como
ya hemos indicado previamente las ciencias de
políticas surgen con la orientación (Laswell) de pasar del
conocimiento ‘de’ al conocimiento ‘en’
las políticas, para mejorar el proceso y el impacto de la decisión a través del
conocimiento aplicado. También sabemos
que la propuesta sinóptica – denominada análisis de políticas - no fue la
mayoritaria en el debate académico por su enfoque excesivamente científico, en
contra del más político – denominado ciencias de políticas -.
Par
la Ciencia de la Administración fue el
análisis de políticas el más propio de
su enfoque, no obstante el conocimiento de los factores y
restricciones en el proceso político. No se trata aquí de ver la intención
de un maniqueísmo entre la política y la
ciencia, sino de conocerse las causas de todo lo que incide en el proceso
político, máxime cuando se trata de la otra democrática frente a la
decisionista totalitaria (vg. Carl Smith).
Instrumentalmente el análisis de políticas es una técnica
utilizada para permitir el examen y
evaluación de las opciones disponibles para implementar las metas políticas. Un
proceso de discernimiento
intelectual para determinar cuál de las
diversas políticas alcanzará un determinado conjunto de objetivos a la luz de
las relaciones entre los medios y los fines.
El análisis de sobre una política ya existente, será analítico y
descriptivo, explicando su porque es así. Pero el análisis, en un segundo
momento será prescriptivo sobre una política innovadora cuantitativa o
cualitavamente.
Así
hay que distinguir las limitaciones de todo tipo – análisis de factibilidad -
en este propósito, de la utilización
perversa de la ciencia o de la política en una razón instrumental determinada
que no respeta la razón material de su debe ser y que en el caso de nuestro contexto socio-político la normatividad exige la producción de
outputs para un mejor servicio público a la sociedad democrática
que buscara ahora mejorar el bienestar
social.
Von
Misses ya afirmaba en su Burocracia, gestión empresarial y gestión
burocrática (1944) que los gobiernos no eran omniscientes tal y como
querían hacer vernos los planificadores – como podía ser los sistemáticos o los
sinópticos posteriores. Más tarde Mintzberg en “Una estrategia emergente para la
política pública” (Gestión y Política pública
IV-I,1995) ante la imposibilidad de estrategia deliberada, intencional, una norma
de acción sumamente racional (de invernadero), apuesta por una de tipo emergente, que vaya adaptándose a nuevos
ajustes surgidos en el procesos, sin dejar de responder a un propósito deliberado. El citado autor se consideró falaz y no valido
en la praxis el sistema presupuestario
PPBS y los intentos de McNamara por los modelos analíticos en la política y que el sistema nunca fue un medio para crear
estrategias ni para formulación de políticas. Más bien un mero sistema de programación y
presupuestación pero no de planeación.
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