martes, 18 de mayo de 2021

¿El Gobierno como solución o como problema? : Gobierno o Administración del Estado ( y 7)

 Recordemos que tras la caída del telón de acero, Fukuyama  en un complejo trabajo – inspirado en el hegeliano Kojeve - afirmó  el final de la historia con el triunfo  de la democracia occidental  - por mor de la superioridad del capitalismo para mejorar el bienestar comunitario y los valores democráticos-liberales para el reconocimiento social e individual de la persona frente a sus alternativas del socialismo real, pues el fin de la historia fue una hipótesis  marxiana-hegeliana que consideraba al comunismo como la etapa ideológica final de la humanidad.

Este mismo Fukuyama  diría  dijo en 2018   (…) El neoconservadurismo ha evolucionado en algo que ya no puedo apoyar. 

…Todo depende de lo que entiendas por socialismo. La propiedad de los medios de producción, excepto en áreas donde claramente se requiere, como los servicios públicos, no creo que eso vaya a funcionar. “Si te refieres a los programas redistributivos que intentan corregir este gran desequilibrio tanto en los ingresos como en la riqueza que ha surgido, entonces sí, creo que no solo puede volver, sino que debería volver. Este período prolongado, que comenzó con Reagan y Thatcher, en el que se afianzó un cierto conjunto de ideas sobre los beneficios de los mercados no regulados, en muchos sentidos tuvo un efecto desastroso(…) 

Por supuesto que considero la superioridad moral y política del modelo europeo – no obstante su gestión  política – frente al modelo americano o al del socialismo real. Si embargo mas allá de si lo instrumental del Estado o Gobierno, lo importante  lo que hagan los gestores políticos de ellos estos por su sociedad si consideran que el Gobierno/Estado es la solución, sobre todo en  momentos de canibalismo económico, especialmente el mental. En tiempo más breve que tarde, el Estado será superado, la democracia y el capitalismo también y eso será bueno, o malo para aquellos que defendieron en su día el ‘pensamiento único’ por mor de un interpretación errática  del trabajo seminal de Fukuyama  de El final de la historia de 1988 , trabajo que es ideológico si no científico y por ende crítico , el cual termina  diciendo (…) El fin de la historia será un momento muy triste. La lucha por el reconocimiento, la voluntad de arriesgar la propia vida por una meta puramente abstracta, la lucha ideológica a escala mundial que exigía audacia, coraje, imaginación e idealismo, será reemplazada por el cálculo económico, la interminable resolución de problemas técnicos, la preocupación por el medio ambiente, y la satisfacción de las sofisticadas demandas de los consumidores. En el período poshistórico no habrá arte ni filosofía, sólo la perpetua conservación del museo de la historia humana. Lo que siento dentro de mí, y que veo en otros alrededor mío, es una fuerte nostalgia de la época en que existía la historia. Dicha nostalgia, en verdad, va a seguir alentando por algún tiempo la competencia y el conflicto, aun en el mundo poshistórico. Aunque reconozco su inevitabilidad, tengo los sentimientos más ambivalentes por la civilización que se ha creado en Europa a partir de 1945, con sus descendientes en el Atlántico Norte y en Asia. Tal vez esta misma perspectiva de siglos de aburrimiento al final de la historia servirá para que la historia nuevamente se ponga en marcha (…). 

De otra parte me sigue pareciendo aún válidas las afirmaciones de   CAIDEN en Public Administration de  1982,  acerca del pathos de la disciplina de la Administración Pública en el escenario de deconstrucción del Estado al afirmar que:      (…)Ninguna otra disciplina parece tener tantos problemas en justificarse a sí  misma ante sí y ante el mundo en general. Es asaltada desde todas partes por quienes desean que no exista en absoluto y creen que la humanidad  mejoraría sin ella y por otros que reclaman que es parte de alguna cosa diferente, de alguna otra disciplina, y que no tiene derecho a existir intelectualmente como una identidad separada e independiente. Tiene que  desarrollar todavía un fundamento teórico sólido. 

…  No se puede calcular cuánto tiempo llevará, pero al parecer el Estado Administrativo se despojará de actividades que quizá nunca debió asumir. ¿Debió el estado garantizar el pleno empleo? ¿Debió proporcionar la completa gama de servicios sociales gratis? ¿Debió embarcarse en el negocio hotelero o la promoción del turismo o el patrocinio de las actividades deportivas? 

... Dada la renuencia de la gente a ofrecer al Estado Administrativo un cheque en blanco, así como la contracción mundial de los recursos para fines públicos, cada país debe decidir por sí mismo sobre cuánto puede disponer para los bienes y servicios públicos y qué actividades desea que la administración pública continúe ejerciendo. Cada país tiene distintas necesidades, distintos recursos y distintas capacidades.  

 (…) Evidentemente, existen actividades que son exclusivas de la Administración Pública(elaboración de leyes, la justicia, las relaciones exteriores, fuerzas armadas, tributos, la tecnología nuclear,  monumentos nacionales, los archivos públicos y así sucesivamente, lo que constituye la parte substancial de cualquier economía) . Luego están las actividades que pertenecen predominantemente al Estado o al ámbito público y cuyo desempeño puede ser compartido o contratado bajo la estricta supervisión pública (centros correccionales, obras públicas,  servicios públicos, bienestar social,  desarrollo e investigación de defensa, salud pública, licencias, pasaportes,..)  Finalmente, hay actividades que el Estado Administrativo ha ejercido por toda clase de razones y que bien podrían ser realizadas por otras instituciones sociales, quizás mejor o quizás peor (transporte colectivo, la banca, seguros, deportes,  educación, empresas,… 

 … Ningún régimen administrativo (como ningún sistema social) puede ser perfecto y nadie que opere en dicho sistema puede pasar incólume por la vida. Los errores son proclives a ocurrir por muchas razones diferentes. Algunos son sistémicos y otros, personales.  

… La tarea que tiene enfrente la Administración Pública es codificar las buropatologías públicas y elaborar lineamientos prácticos para un tratamiento terapéutico. Esto es lo más cerca que la Administración Pública puede llegar para asemejarse a la ciencia médica, excepto que el tema sería lo que aqueja a las organizaciones públicas y los remedios a suministrarse (…).

 

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