A vueltas con el GRECO (Grupo de estados
contra la corrupción del Consejo de Europa), un trabajo reciente (Bustos Gisbert, “Informe corrupción en España: Reflexiones
al hilo de los informes del GRECO en Cuadernos Manuel Giménez Abad nº 18,
diciembre 2019 nos revela la paradójica situación de la corrupción en
España en cuanto a que la opinión pública
considera que es uno de los problemas más graves en la actualidad, pero esta percepción
no se corresponde con las encuestas relativas a la directa experiencia con casos
de corrupción. Paradoja que se explica con los informes del GRECO al destacarse
en estos que algunos de los mayores problemas de la lucha contra la corrupción
en España están vinculados con la
garantía de la independencia de los órganos encargados de canalizar la
responsabilidad política y jurídica.
La paradoja está en
que la altísima percepción de la corrupción no se compadece
con la experiencia personal de actos concretos de corrupción: no se paga ni se
soborna por la prestación de servicios públicos; no existe experiencia de
corrupción en los ámbitos más sensibles como justicia, sanidad, educación o
seguridad; las estadísticas judiciales sobre persecución de la corrupción no
arrojan datos particularmente preocupantes, etc.
Dicho de otra manera hay
alta percepción de la corrupción, pero no hay experiencia directa de
corrupción. No existe un problema de corrupción sistémica en España y la
corrupción de los funcionarios es baja habiendo mejorado respecto a década
anteriores. Los ciudadanos no sufren directamente una, normalmente inexistente,
“pequeña” corrupción en las relaciones con los poderes públicos, pero son
testigos permanentes de la “gran” corrupción. Una gran corrupción vinculada
sobre todo a los agentes políticos con diferentes expresiones;
ü Financiación de los partidos políticos.
ü Captura del Estado por parte de lobbies
poderosos.
ü Fraudes urbanísticos en el ámbito municipal y
autonómico.
ü Clientelismo generalizado en el reparto de
puestos públicos temporales o, incluso permanentes.
ü Aprovechamiento del desempeño de cargos
públicos para obtener en años sucesivos puestos en empresas privadas,
ü Un sinfín de otros comportamientos
considerados corruptos por la opinión pública (órganos consultivos o de
asesoramiento provisto por afines y por incapaces tantas veses,...)
Una modalidad debe
añadirse por su impacto cuantitativo y cualitativo como resulta de la ineptitud
del gestor público – de conocimiento
específico y de actitud – pues se muestra como un subtipo de corrupción incluso
más dañina que otras expresiones como vivimos ocasión de analizar en 2015 cuando
afirmábamos que;
· La ineptitud puede ser peor que la corrupción
o una subespecie equivalente de ella.
· El
fenómeno no implica tanto un problema moral, sino una cuestión de idoneidad organizativa, de arquitectura
institucional, de tecnoestructura, de mecanismos neguentrópicos, que hacen que
sea más difícil de extirpar que la corrupción.
· El neofeudalismo actual, la economía
sumergida, la delincuencia la ineptitud y la corrupción y son expresiones y mecanismos para subsistir en el
sistema económico actual.
· Cuanto más inepto se es para el desempeño
público, mayor propensión a la corrupción,
y sobre todo, viceversa.
· Cuanta mayor frustración en la pretensión de
innovación política, mayor posibilidad
de caer en la perversión/desviación del desempeño público.
· La
ineptitud – por falta de actitud y aptitud - se muestra en las vertientes deontológica, ontológica y epistemológica.
· La ineptitud no existe sólo en la
Administración Pública, es apreciable en otros sectores de bienes y servicios, al menos como expresión de
una inadecuación de talento técnico frente a los retos del Cross Modern.
Ya Max Weber en La Política
como Vocación, afirmó que (…) en
los Estados Unidos, el sistema de botín, desarrollado de esta manera, ha sido
posible porque la cultura norteamericana con su juventud, podría técnicamente
permitirse una administración puramente diletante
... Una corrupción y desgaste no igualados sólo podían ser tolerados
por un país con oportunidades todavía ilimitadas (…)
En las conclusiones del
trabajo precitado ante la pregunta ¿se lucha contra la corrupción en España?
Aparecen las siguientes respuestas;
§ Las recomendaciones del GRECO se cumplen en
su mayoría pero con una enorme lentitud. Habitualmente se requieren cinco años
para que las recomendaciones en las diversas rondas sean cumplidas.
§ Respecto al sistema normativo puede apreciarse
que se cumplen las recomendaciones referidas al conjunto de normas jurídico
penales reguladoras de la corrupción.
§ Hay más dificultades cuando el marco normativo a
reformar no es el penal, sino la creación de normas de conducta éticas
reguladoras del comportamiento de sujetos relevantes en la lucha contra la
corrupción. (todavía faltan para la carrera judicial, senadores, fiscales).
§ Tampoco es satisfactoria la cuestión de la financiación
de los partidos políticos.
§ Siguen las resistencias a la garantía de la
independencia de los órganos de control.
§ Inexistencia de verdaderos órganos de control
y asesoramiento para el cumplimiento de las normas éticas.
§ Totalmente incumplida por parte de España es la
petición de modificación de la LOPJ en cuanto al nombramiento de los vocales
del CGPJ.
Del informe del GRECO se destaca que España no dispone de una estrategia general de
lucha contra la corrupción.
Cfr.
Pinazo
Hernandis,J., (2015). “¿Ineptitud subespecie de la corrupción? Enfoque
sistémico y funcional desde la Ciencia de la Administración” en La regeneración del sistema: reflexiones en
torno a la calidad democrática, el buen gobierno y la lucha contra la
corrupción, olelibros.com. (J. Marco
y B. Nicasio, Coords.), Univ.
CEU-UCH- AVAPOL.
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