El problema de verdad de cualquier organización
vienen cuando no se quieren ver los problemas, - ISP (Ill structured problem); no se ve el problema, no se quiere ver o
se enmascara, como sucede en la mayoría de los discursos institucionales de
mostrar en el peor de los casos la
botella como medio llena.
Ya sabemos que la racionalidad óptima no existe en
política, aunque solo fuera porque ni se tiene tiempo, ni toda la información
ni la capacidad intelectual para evaluar todas las alternativas posibles. Los
modelos de máxima racionalidad (normativo óptimo, sinóptico, raíz comprensiva,
Modelo I de Allison, … son de imposible implementación. Pero entre estos y el
cubo de basura (Garbage can) o el incrementalismo simple existen métodos
intermedios. Pensemos por ejemplo en uno que siguiese el análisis
incrementalista estratégico y comenzar
con algo así como “Houston tenemos un problema”. Este problema –siguiendo el
modelo analítico de Lindblom, de limitar las alternativas, aunque profundizando
en ellas, podría quedar fijado/acotado en una situación institucional de
bloqueo que pasaría por lo siguiente;
1) Las instituciones están actualmente por ser más
instrumentos de poder, que de servicio a la ciudadanía,
2) Esto no es democrático,
3) Hay intereses personales y de grupo en mantener
el estatus quo de ‘desorden establecido´, el cambio será generacional o desde
fuera,
4) La ciudadanía no cree en el sistema, se abstiene
de votar y no quiere contribuir fiscalmente (evasión fiscal, economía
sumergida, contabilidad B,…)
Las estrategias para terminar con
el problema fijado pasaría por
establecer enfoques analíticos teóricos, más confluyentes que antagónicos o alternativos,
y en todo caso, con la doble pretensión descriptiva/prescriptiva;
1) La botella medio llena.- Hay espacios
temporales,geográficos,funcionales, orgánicos donde sí se sabe lo que se hace,
aun a sabiendas de que no es lo óptimo.En ellos la Administración Pública no sólo es eficaz, sino eficiente. Es
masproactica y prospectiva, si bien es cierto que lo es donde menos luce, donde
menso puede (defensa exterior, seguridad e inteligencia nacional, transporte)
incluso en políticas sustanciales como educación y sanidad. No se hacen las
cosas como en Utopía de Moro o la ciudad de Dios de San Agustín, pero en no
pocos espacios en nuestra España estamos a la vanguardia de muchas cosas, es
más somos la envidia en algunos aspectos, e incluso no son ciertos los
espejismos de afuera. Hay motivos para esperanza, a pesar del retroceso
económicos, hay progreso social (menos violencia –75 años de paz seguidos - las
solidaridad familiar es muy alta, más empatía social, educación y sanidad
universales prácticamente, … Y en todo caso, administrativamente somos consecuencia de la cultura
mediterránea, con sus bondades y debilidades.
b) Administración
Pública como Torre de Babel.- Como
se manifestado en buena parte de este
Blog – sin agotar la problemática en ello -
en la Administración Pública se
hablan lenguajes distintos no sólo semánticos, sino antitéticos y
contratradictorios. Los conceptos
político, económico, técnico, sociológico, jurídico, no sólo son
imprecisos sino retóricos, apriorísticos y pseudocientíficos. Pretender
legitimar intereses partitocráticos,plutocráticos,hierocráticos,aristocráticos,ideológicos.
Bajos los mismos se albergan perversiones patrimoniales, económicas, clasistas
en todo el espectro, en realidad alejadas
del interés…
Algún autor reconocido ya dijera (…)La Torre de Babel comenzó a ser edificada
cuando, en el ámbito académico universal, la administración pública fue siendo reemplazada
por el management público como una supuesta disciplina alterna. Antaño la
administración vinculaba a una diversidad de culturas administrativa, y del tal
modo, la inglesa publica administration significaba administration publique en
francés, así como administración pública en el español y administraçao pública el
portugués. Esas voces significaban pubblica amministrazione en i taliano, y
hasta el alemán contaba con el vocablo administration como sinónimo de su
nativo verwaltung (...)(Cfr. GUERRERO
OROZCO,O. El management público: una torre
de babel, México, 1998.)
MONTESQUIEAU
en la edición de 1757 de El Espíritu de
las Leyes diría; “Yo he tenido ideas nuevas: ha habido
necesidad, por tanto de encontrar nuevas palabras o de dar a las antiguas
nuevas significaciones”.
Así GARCÍA DE ENTERRÍA en La lengua de los derechos (2001), afirma que fueron
418 palabras las que cambiaron el mundo, al socaire de la revolución
francesa. Revolución que también
fue lingüística al institucionalizar
nuevos conceptos para un estilo de vida en libertad. Una lengua de los
derechos, daría un nuevo sentido y alcance a las ideas y conceptos de
‘igualdad’, ‘libertad’, ‘derecho’, ‘ley’, ‘poder’ ‘asamblea’ ’constitución’,
’responsabilidad’ de tal manera que el lenguaje mismo serviría de instrumento
del cambio político y social con un nuevo Derecho Público, anclado en el
principio de legalidad como requisito del ejercicio del poder y a la vez de la
garantía de los derechos y libertades que institucionalizarían derechos
subjetivos, instrumentos presentes en la Declaración de los derechos del hombre
y del ciudadano de 1879.
No hay comentarios:
Publicar un comentario