Un oximorón es una figura literaria que se utiliza
para reflejar una contradicción en los términos, de dos conceptos opuestos
que generan un tercer supuesto de
carácter ‘absurdo’ (instante eterno, dulce amargura) y que fue usado con
frecuencia por Heráclito. Su figura literaria opuesta, es el pleonasmo en la
que se utilizan dos términos redundantes como un recurso estilístico (sube
hacia arriba, la abracé con mis brazos …)
Diríamos en este sentido que un pleonasmo sería decir
Administración organizada y un
oxímoron; Administración desorganizada,…
Dicho de otro modo, puede hablarse de una
Administración/organización mal organizada, con una deficiente
estructura funcional, inadecuada tecnoestructura, ineptitud en el ápice
estratégico, … sabido que no existe la organización perfecta, como obra humana
que es. Pero establecer un hábitat
organizativo caótico,timorato, pelele del poder económico, sin lógica ni
estrategia propia, sin rumbo, sin timonel y, escenario de la depredación o
reparto de la miseria, significaría analíticamente describir la desorganización
de la Administración Pública. Una
organización se equipara a la figura del oximorón cuando no se controla, porque no se puede, o no se
quiere. Y si una organización no controla el ámbito de actuación dónde actúa,
se vuelve una contradicción. Recordemos de nuevo la obra de A. Nieto El desgobierno de lo público, en la que advertimos ideas próximas.
Veamos que comportamientos nos parecen próximos a un oximorón administrativo;
Ø Cuando en materia de reformas administrativas, la
implementación de esta aumenta la carga de trabajo(gestión de la calidad,
evaluación del desempeño, sistemas y procesos de rápida obsolescencia,…).
Ø Cuando hay miedo a denunciar las irregularidades
del superior, pro desconfiar en la tecnoestructura (subsecretaria, inspección
de servicios, …).
Ø Cuando los rotos tienen que repararse desde fuera.
Una cosa es, que juzgar a la administración sea también administrar y otra, es
que todo tenga que judicializarse, por desconfianza en el sistema.
Ø Se siguen modas administrativas (, ciudadano como
cliente sin capacidad de elección, cartas de servicio sin
normatividad/coercibilidad, …).
Ø Se maquillan ajustes de plantillas por
necesidades presupuestarias, con un
coste de transacción alto,para luego recolocarlos con cargo al presupuesto.
Ø Cuando se crean grupos de reflexión
polisinodia/comitología y no se reúnen casi nunca, o lo hacen con instrucciones
sin deliberación.
Ø Cuando se buscan problemas para soluciones ya
predeterminadas bajo dinámicas de
anarquía organizada/ cubo de basura (Hay que contratar con X que hace ‘xx’ a
pesar de que nuestro ámbito no necesite ‘xx’. Necesitamos ‘yy’ pero el que los
hace (Y) no es de los nuestros).
Ø Cuando se invierten en actuaciones que pronto
quedarán obsoletas.
Ø Cuando el partido de la oposición critica lo mismo que hizo o hace en
contextos de gobierno (vg subvencionar al clientelismo).
Ø Cuando se siguen dinámicas de actuación de
ensayo-error
Contrario, en suma, a la idea moderna de Administración Pública es cualquier dinámica
que suponga esta ser un reducto para el ejercicio del poder, permitiendo espacios
francos a los feudalismos. Si la
Administración Pública en la praxis sigue la lógica feudal porque es la
más operativa, vuélvase sin más a ella. La política partitocrática, la
universidad, lo centros de poder ejecutivo, están en ello. Vuélvase entonces al
cameralismo o a la ciencia de la policía – aunque fuera la ilustrada- . Pero
actuar formalmente conforme a los parámetros de la Administración Pública moderna y no estar
sustancialmente en ello, conlleva un coste fiscal elevadísimo, pues si la
democracia es el modelo político más caro, su perversión la hace económicamente
inviable como han demostrado los hechos recientes. Dense prisa señores
decisores, no sea cosa que en esta carrera por salir del feudalismo nos ganen otras
organizaciones tradicionales.
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